LAS PROFECIAS CATOLICAS SOBRE EL FIN DE LOS TIEMPOS

*La crisis de la Iglesia
 
*Un gran Castigo universal
 
*Un Hombre providencial
 
*Los Apóstoles de los Últimos Tiempos
 
*El Reino de María
 
*Curiosas profecías sobre Reinos particulares
 
*Profecías de Nuestra Señora de la Salette
 
*Fuentes bibliográficas
 
*Datos biográficos de los Santos y videntes mencionados
 
*Apariciones
 
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I – CRISIS EN LA IGLESIA

Desde tiempos remotos, casi desde el inicio de la Edad Media, Nuestro Señor, por medio de almas de su especial predilección, advierte, amenaza, previene, anuncia sobre la decadencia de la fe, la prevaricación de sus ministros y la entrada de la abominación en el Santuario.

 

Santa Hildegarda
(1098-1180)
Brillarán por mucho tiempo, se depravarán en lo sucesivo
Refiriéndose a la crisis religiosa dice:
«Que la justicia, la honestidad de las costumbres y la dignidad de las virtudes restauradas por los profetas después del diluvio hasta la venida de Jesucristo, y después de ellos por los apóstoles y doctores de la Iglesia, que brillarán por mucho tiempo, se depravarán en lo sucesivo: pero que después de aquellos días malos recobrarán su antiguo brillo entre los hombres antes del fin de los tiempos y después de grandes tribulaciones»_
El soberano Juez castigará a los prevaricadores y, sobre todo, a los malos pastores de la Iglesia Sobre los pastores de almas:
«Tomando a su cargo la causa de la justicia, el soberano Juez castigará a los prevaricadores y, sobre todo, a los malos pastores de la Iglesia, permitiendo que se les despoje de sus bienes temporales, antes de reducirlos por medio de las tribulaciones. Purificado por fin con tantas pruebas, cada orden, eclesiástica y seglar, recobrará su fervor y dignidad primera» (J. Lascoé, págs. 16-17).
San Anselmo de Sunium
(Siglo XIII)
Desgracia a ti, ciudad de las siete colinas, cuando la letra K sea alabada en tus murallas
Refiriéndose a Roma dice: «Desgracia a ti, ciudad de las siete colinas, cuando la letra K sea alabada en tus murallas. Entonces tu caída se aproximará; tus dominadores y tiranos serán destruidos. Tú has irritado al Altísimo por tus crímenes y tus blasfemias, tú perecerás en la derrota y en la sangre» (M. Servant, pág. 281).
San Pedro Celestino
(1251-1296)
Antes que la Iglesia sea renovada, Dios permitirá que el trono de San Pedro sea vacante 
Dice lo siguiente:
«Antes que la Iglesia sea renovada, Dios permitirá que el trono de San Pedro sea vacante.
El emperador de Alemania, pleno de confianza en su fuerza y su poder, querrá instituir un Papa de su hechura
El emperador de Alemania, pleno de confianza en su fuerza y su poder, querrá instituir un Papa de su hechura, pero los miembros del Sacro Colegio muy encolerizados se opondrán. Entonces el águila negra levantará un gran ejército, no solo de alemanes, mas también de extranjeros, sus aliados. Este ejército teniendo el águila negra a la cabeza, entrará en Roma donde ella se instalará y pondrá en cautividad un gran número de prelados y de religiosos. Hará morir multitudes por tormentos crueles y diversos…
«Entonces vendrá un hombre que pondrá la paz en la Iglesia y la reerguirá. Este hombre, de solitario eremita que él era, será elegido Papa; y por él Dios renovará los tiempos de los milagros» (M. Servant, págs. 523-524).
Fray Juan de Vatiguerro
(Siglo XIII)
El Jefe Supremo de la Iglesia mudará de residencia
Sobre la persecución contra la Iglesia:
«El Jefe Supremo de la Iglesia mudará de residencia, y será una felicidad para él y para sus hermanos que estarán con él, el poder encontrar un lugar de refugio, en donde cada cual pueda comer con los suyos el pan del dolor en este valle de lágrimas.
«Porque toda la malicia humana se volverá contra la Iglesia Universal; y, en efecto, Ella no tendrá defensor durante veinticinco meses y más, porque durante todo aquel tiempo no habrá ni Papa, ni emperador en Roma, ni Regente en Francia» (J. Lascoé, pág. 90; M. Servant, pág. 307; el texto completo está en el Liber Mirabilis, edición latina de 1524).
Santa Brígida de Suecia
(1303-1373)
Nuestro Señor, en las frecuentísimas comunicaciones que tenía con ella, se queja severamente del estado de la Iglesia, llegando a amenazar de abandonar a los cristianos e irse a los paganos.
Esa es, Padre Mío, la que Yo redimí con Mi Sangre, y recibí por Esposa, pero que ahora tratan de arrebatármela violentamente
Amenazas de Nuestro Señor sobre el estado de la Iglesia:
«Delante de todo el ejército celestial el Padre Eterno dice: ‘Me quejo delante de vosotros de que desposé a Mi Hija con un hombre que la trata muy mal, y le sujeta los pies en un cepo, hasta que se le secan y quedan extenuados’. Respondió el Hijo: ‘Esa es, Padre Mío, la que Yo redimí con Mi Sangre, y recibí por Esposa, pero que ahora tratan de arrebatármela violentamente’. Enseguida, dijo la Santísima Virgen: ‘Vos Padre Eterno, Sois Mi Dios y Mi Señor, y traje en mis entrañas a Vuestro Bendito Hijo, que es verdadero Hijo Vuestro y verdadero Hijo mío. Mientras viví en el mundo hice vuestra voluntad, hacedme merced de apiadaros de Vuestra Hija’. Después decían los ángeles: ‘Vos Sois nuestro Dios y Señor, y en Vos tenemos todo nuestro bien, y no necesitamos otro que a Vos. Cuando nació Vuestra Hija la Iglesia, todos nos alegramos, y ahora con razón podíamos entristecernos porque la vemos en manos de quien tan vil y afrentosamente la trata, compadeceos de Ella por vuestra gran misericordia, pues es mucha su miseria, y no hay quien la consuele, ni la libre, sino Vos, Señor Dios Omnipotente…’» ( Celestiales revelaciones…, págs. 61-62).
Duras palabras de Dios sobre la Iglesia:
«Cerradas están las puertas del tálamo, esto es, de la Iglesia. ¨Qué significan las puertas sino la buena voluntad en el alma? Hállase esta cerrada sin producir ningún bien, mientras llevan a cabo la voluntad de tu enemigo; porque todo cuanto agrada y deleita al cuerpo, esto es lo que se ama y se honra y lo que se publica como santo y bueno, mientras que está puesto en olvido y abandonada Tu Voluntad que es que los hombres deben amarte con fervor, desearte con prudencia y dando por Ti todo con razón…» ( Celestiales revelaciones…, págs. 345-347).
Todos los señores que en el mundo tienen potestad espiritual y temporal… siguiendo cada uno el apetito de su voluntad
San Ambrosio muestra a Santa Brígida el estado de la Iglesia y la cristiandad.
«Por estos gobernadores entiendo todos los señores que en el mundo tienen potestad espiritual y temporal; porque no pocos de éstos aman tanto su propia voluntad, que engolfados en las tempestades y borrascas del mundo, en la soberbia, en la codicia y en los placeres, no atienden el provecho de las almas de sus súbditos y los sigue el miserable vulgo, creyendo ir por el camino recto y de esta suerte perecen ellos, juntamente con sus súbditos, siguiendo cada uno el apetito de su voluntad» ( Celestiales revelationes…, págs. 141-142).
En reiteradas ocasiones Nuestro Señor amenaza con irse a los paganos:
«Y, pues, los cristianos me persiguen con sus malas obras y me echan de sus corazones, me iré a los paganos , que aunque ahora Mi Nombre les es insípido y amargo, llegará a serles más dulce que la miel».
Añade que si los católicos perseveran en su maldad, «vendré a ellos como gigante terrible, fuerte y áspero, porque vendré tan terrible para los cristianos, que ni el dedo pequeño se atreverán a mover contra Mi; tan fuerte, que serán ante Mi como un mosquito; y tan áspero que sentirán un dolor que no tendrá fin» ( Celestiales revelaciones…, págs. 100-101).
Repetición de la amenaza:
«Tomé para mí el linaje de los cristianos, los cuales eran hermosos para la fe, dulces para el amor de Dios y fructíferos por el buen trato. Mas ahora han degenerado de su primitivo estado, y son hermosos por el nombre, pero feos en su trato, fructíferos para el mundo y la carne, pero estériles para Dios y su alma, dulces para sí mismos, pero amarguísimos para Mi; por consiguiente, caerán y serán destruidos».
Aquí, en el libro está truncada la revelación. Continua de la siguiente manera: «Yo escogeré otra hierba algo áspera, esto es, los paganos, los cuales de buena gana se convertirán y me servirán si tuvieran quienes les ayudaran. De esta hierba sacará tanto dulce cuanto necesite para que me llene el colmenar… y crecerá admirablemente hasta llegar a gran hermosura» ( Celestiales revelaciones…, págs. 365-366).
Los cristianos serán espiritualmente siervos de los gentiles
Los cristianos serán espiritualmente siervos de los gentiles:
«Has de saber que todavía tendrán los gentiles tan gran devoción que los cristianos serán espiritualmente siervos de ellos y se cumplirá lo que dice la Escritura, que el pueblo que no entenderá me glorificará y se poblarán los desiertos, y cantarán todos: ‘Gloria al Padre al Hijo y al Espiritu Santo’» ( Celestiales revelaciones…, pág. 412).
Nuestro Señor reitera que se irá a los paganos:
«Escogeré para Mi los pobres, esto es, los paganos menospreciados, a quienes diré: ‘Entrad a descansar en el brazo de Mi amor’; pero a vosotros que deberíais ser míos y los menospreciasteis, vivid según vuestra voluntad, y cuando llegue Mi tiempo, que es el del juicio, os diré: ‘Se os darán tantos tormentos, cuanto fue vuestro amor en querer el placer más que a Vuestro Dios’» ( Celestiales revelaciones…, págs. 530-531).
Admonestación a los que deberían defender a la Iglesia:
«Mi Justicia es firme como un monte, abrasadora como el fuego, espantosa como el trueno y pronta como una saeta.
«Me disteis la palabra de defender a mi Iglesia y de favorecer a los pobres, y tributais obsequios a mis enemigos; arrojais también mi bandera, y enarbolais la de mi adversario.
«Seguidme, pues, sino, seréis derretidos como la cera por medio el fuego. ¨Por qué rasgáis vuestra promesa? ¨Por qué menospreciáis vuestro juramento?» ( Celestiales revelaciones…, págs. 110-112).
Dicen que soy misericordioso, y casi ninguno cree que soy Juez que juzgo justamente
Nuestro Señor le explica a Santa Brígida una visión relativa a la Iglesia:
«Aquel noble ejército real que viste, es la Santa Iglesia que edifiqué con mi Sangre y con la de mis Santos. Y con mucha caridad junté y puse en ella a mis escogidos y amigos. El fundamento de esta Iglesia es creer que soy Justo Juez y misericordioso, pero este fundamento lo han derribado y aportillado el muro, porque todos dicen que soy misericordioso, y casi ninguno cree que soy Juez que juzgo justamente. Me tienen por mal Juez, como lo sería el que de misericordia soltase y diese por libres a los culpados, para que afligiesen más a los inocentes. Pero se engañan, porque aunque misericordioso soy Justo Juez, de tal manera que ni aún el más mínimo pecado dejaré sin castigo, ni el más pequeño bien sin remuneración. Por esta mina y portillo que hicieron en el muro, han entrado en la Iglesia todos aquellos que sin temor alguno me ofenden; y con esto afirman que no soy Justo Juez; y de tal manera maltratan a mis amigos, que les sujetan con cepos como si fueran malhechores. Para mis amigos no hay día bueno, ni consuelo alguno, todo es afligirlos como si fueran unos malvados. Si hablan la verdad que de Mí han aprendido, se la reprueban y les dicen que son engañadores y mentirosos; desean hablar y oír lo que es justo y recto, pero, ni hay quien se lo oiga ni quien se lo diga. Y lo peor es que siendo Yo el Señor absoluto y Criador de todas las cosas, Soy blasfemado, pues dicen los malos: ‘No sabemos si hay Dios, y aunque lo haya, nada nos importa’. Echan por los suelos mi bandera, y la pisan diciendo: ‘¨Por qué padeció Jesucristo muerte? ¨que nos aprovecha a nosotros? Haga lo que nosotros queremos, que eso basta, y no queremos su reino: téngaselo y gócelo El’». Deseo hallar entrada en el alma de estos tales, y ellos dicen: ‘Antes moriremos que dejemos de hacer nuestra voluntad’.
«Ves aquí, querida esposa, cuales son los pecadores. Yo los hice con solo una palabra, y con solo otra pudiera destruir tanto a ellos como a su soberbia. Pero por los ruegos de Mi Madre y de todos los Santos, los consiento y sufro y los quiero convidar con la paz. Si la admitiesen los perdonaré; y si no, los castigaré con rigor en presencia de los ángeles y de los hombres como a ladrones públicos, y todos dirán que es justo el castigo que se les da. Y como a los ahorcados, que después de muertos y hechos cuartos, los ponen por los caminos y vienen los cuervos y les pican y comen, así éstos serán comidos por los demonios, mas nunca serán consumidos. Y como están metidos de pies en un cepo no hallan allí descanso ni sosiego, así estarán ellos cercados de temor y congoja. Un río de fuego entrará por su boca, y aún quedará en ellos vacío para nuevos y mayores castigos cada día. Pero, mis queridos amigos serán salvos y se consolarán con las palabras que salen de mis labios, y verán mi justicia y mi misericordia. Los armaré con el arnés fuerte de un amor y caridad, y de tal manera quedarán vigorosos, que postrarán en el suelo a los blasfemos y malos, como si fueran un poco de barro, y quedarán éstos corridos y avergonzados, experimentando mi justicia, porque abusaron de mi paciencia» ( Celestiales revelaciones…, págs. 41-43).
Beata Catalina Racconigi
(1486-1547)
Una espada, de una sola empuñadura mas de tres láminas
Sobre la crisis y renovación de la Iglesia:
«En diferentes circunstancias la bienaventurada Catalina vio en el porvenir las tribulaciones que deben preceder la futura renovación de la Iglesia. Me recuerdo haberla escuchado decir que ella no vería en su vida mortal las más grandes de estas pruebas. Así en 1543, vio una bella y venerable persona vestida de blanco, que tenía en mano una espada, de una sola empuñadura mas de tres láminas, con la cual amenazaba los pueblos con sangrientas calamidades. Ella comprendió que la persona armada de la espada era la Santísima Trinidad que había resuelto reconducir la Iglesia, por numerosos flagelos, a su primitivo y floreciente estado de santidad.
El flagelo que alcanzaría al clero sería el último, pero, al mismo tiempo, el más terrible
«En esos días ella me dijo con toda simplicidad que el flagelo que alcanzaría al clero sería el último, pero, al mismo tiempo, el más terrible.
«Hacia 1517 — el año mismo en que Lutero, como otro Lucifer, levanta contra Cristo y su Iglesia el estandarte de la rebelión y de la herejía — Catalina, arrebatada en éxtasis el día de la fiesta de los Santos Apóstoles Pedro e Pablo, vio a Nuestro Señor indignado contra los Pastores de la Santa Iglesia: los dos apóstoles intercedían en favor de los culpables y ella se unió a ellos, mas sin ser atendidos. Siete días más tarde, rezando por las personas que le eran queridas, y también por toda la cristiandad, ella se vio de golpe con sus amigos en una barca que el mar en furia amenazaba con sus abismos».
Aquí está cortado el texto que prosigue: «La barca de la Iglesia era lanzada en medio de los escollos bajo el efecto de vientos contrarios, de suerte que ella parecía deber sucumbir de um momento a otro, para perderse en las profundidades del mar, sin embargo, la barca escapaba siempre a este peligro supremo, bien que muchos de los pasajeros se hacían arrancar y desaparecían perdiéndose en las aguas. San Pedro no retiraba los ojos de la barca que guiaba San Gregorio.
Los turcos vendrían. A Italia, la devastarían y ensangrentarían por grandes batallas
«Este espectáculo de las pruebas de la barca Santa le fue dado hacia el fin de su vida. Ella decía en esos días que la renovación de la Iglesia por medio de los flagelos no estaba lejos; que los turcos vendrían. A Italia, la devastarían y ensangrentarían por grandes batallas».
Generalmente los que estudian el tema sustentan que cuando en revelaciones son mencionados los «turcos», es una alusión al comunismo. Es una figura usada para comprensión, o facilidad del vidente. El Venerable Holzhauser, también menciona a los «turcos», mas se entiende que se refiere al comunismo (cfr. M. Servant, págs. 229-232).
Sor Mariana de Jesús Torres
(1563-1635)
Sobre la decadencia de la Iglesia:
Vendrán tiempos amargos en que se habrá dejado el Oficio Parvo, y se habrá debilitado el espíritu. ­Ay! de aquellos que hayan tomado parte en esto!
«El ángel de la guardia le dice: ‘Vendrán tiempos amargos en que se habrá dejado el Oficio Parvo, y se habrá debilitado el espíritu. ­Ay! de aquellos que hayan tomado parte en esto’» ( Vida admirable…, Tomo I, pág. 27).
Nuestra Señora del Buen Suceso: «Este Monasterio será muy perseguido en los siglos venideros, llegando la persecución al extremo del atentar contra la vida de mis hijas. No consiguiendo eso, trabajarán con tenacidad infernal, por su extinción, valiéndose de religiosos y de la autoridad Superior . Sin embargo, como nada pueden los hombres contra las obras de Dios tendré en este mismo solar hijas dignas de mi amor».
Vendrá un presidente verdaderamente cristiano, varón de carácter. Nuestro Señor, dará la palma del martirio en la plaza donde está este convento
María Santísima predice el futuro de la Colonia y del Monasterio:
«En el siglo XIX vendrá un presidente verdaderamente cristiano, varón de carácter, a quien Dios, Nuestro Señor, dará la palma del martirio en la plaza donde está este convento. Él consagrará la República al Divino Corazón de Mi Hijo Santísimo, y esta consagración sustentará la Religión Católica en los años posteriores, los cuales serán aciagos para la Iglesia » (Vida admirable…, Tomo I, pág. 67).
Corrupción de las costumbres por reinar Satanás en las sectas masónicas
Nuestra Señora le anuncia la total decadencia de la fe a fines del siglo XIX hasta más allá de la mitad del siglo XX:
«Al finalizar el siglo XIX y hasta un poco más de la mitad del siglo XX, en la hoy colonia, y en la entonces República del Ecuador se desbordarán las pasiones y habrá una total corrupción de las costumbres por reinar Satanás en las sectas masónicas, las que tenderán principalmente a corromper a los niños de estos tiempos, el sacramento del Bautismo lo recibirán difícilmente, la Confirmación de igual manera, el sacramento de la Penitencia solo cuando permanezcan en las escuelas católicas, las que pondrá el diablo todo empeño para destruirlas valiéndose de pésimas autoridades , el de la Comunión de igual manera.
Habrá muchos y enormes sacrilegios públicos y también ocultos, profanando la Santa Eucaristía
Mas, !ay­, cuánto siento el manifestarte que habrá muchos y enormes sacrilegios públicos y también ocultos, profanando la Santa Eucaristía . ­Cuántas veces en este tiempo robarán en las ciudades hostias consagradas los enemigos de Jesucristo instigados por el diablo para profanar las Eucarísticas Especies! Mi Hijo Santísimo se verá rodado por el suelo y pisoteado por inmundas plantas , y en este mi Monasterio tendrá almas fieles, esposas amantes y fervorosas que Lo desagraviarán con amorosa ternura sufriendo por verlo así odiado por sus ingratos hermanos los pecadores, los cuales parecerán que no tienen corazón humano, y por ello orarán y harán grandes penitencias, de todas maneras, unas llevando la pesada cruz de las enfermedades con las que su Esposo labrará sus almas y se desagraviará de tantos crímenes y sacrilegios cometidos en el mundo. Aún esto procurará impedir el astuto demonio poniendo en la imaginación de mis sufridas hijas ideas desesperantes para hacerles perder el mérito, mas en estos tiempos ya te conocerán a ti y conocerán también los favores que te he dispensado. ­Cuánto amo a las felices moradoras de este recinto sagrado! Y este conocimiento junto con el culto a mi Sagrada Imagen…
La Extremaunción: muchas personas morirán sin recibirlo, ya por descuido de los familiares
«El sacramento de la Extremaunción por este tiempo al que faltará en esta pobre patria el espíritu cristiano será poco acatado y muchas personas morirán sin recibirlo, ya por descuido de los familiares, como por un mal entendido afecto hacia los enfermos y también algunos por ir en contra del espíritu de la Iglesia Católica. Instigados por el maldito demonio, privando a las almas de innumerables gracias, consuelos y fuerza para dar el gran salto del tiempo a la eternidad, así como también algunas personas morirán sin recibirlo por justos y secretos castigos de Dios; el sacramento del Matrimonio , el que representa la unión de Cristo con la Iglesia, será atacado y profanado en toda la extensión de la palabra porque reinante el masonismo entrará, sus inicuas leyes procurando extinguirlo facilitando a todos vivir mal, y propagándose la generación de hijos mal nacidos y sin la bendición de la Iglesia, irá decayendo rápidamente el espíritu cristiano, apagándose la luz preciosa de la fe hasta llegar a una casi total y general corrupción de costumbres; esto unido con la educación laica será motivo de escasear las vocaciones sacerdotales y religiosas; el sacramento del Orden Sacerdotal será mofado, oprimido y despreciado porque en él oprimen y conculcan a la Iglesia de Dios y a Dios mismo en sus sacerdotes; luego el demonio procurará perseguir a los ministros del Señor de todas maneras y trabajará con cruel y sutil astucia para desviarlos del espíritu de su vocación, haciéndolos degenerar en vicios muchas veces, quienes escandalizando al pueblo cristiano, atraerán sobre todos los sacerdotes el odio de los malos cristianos y de los enemigos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, y con este aparente triunfo de Satanás atraerán inmensos padecimientos a los buenos pastores de la Iglesia y a la excelente mayoría de los buenos sacerdotes, y, al Pastor Supremo y Vicario de Cristo en la tierra, quien prisionero en su Vaticano derramará secretas y amargas lágrimas en la presencia de su Dios y Señor pidiéndole la santidad y perfección de todo el clero del universo cuyo Rey y Padre es.
Casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres
Además en estos aciagos tiempos habrá un desenfrenado lujo el que cautivando un sinnúmero de almas frívolas, [estas] se perderán por ser lazo de pecado para las demás; casi no se encontrará inocencia en los niños ni pudor en las mujeres, y en esta suprema necesidad de la Iglesia callará quien a tiempo debió hablar. ­Oh hija querida!, tu verás esto desde el cielo ya en donde no podrás padecer, pero padecerán tus hijas y sucesoras, esas almas queridas que tú ya conoces y que aplacarán las iras Divinas acogiéndose a Mí en la advocación del Buen Suceso, cuya imagen mía te pido y mando la hagas trabajar para consuelo y sostén de los fieles de ese tiempo (siglo XX) en el que todavía habrá gran devoción a Mi que soy Reina de la Iglesia en varias advocaciones, esta devoción será el pararrayos entre la Justicia Divina y el mundo prevaricador para impedir que se descargue sobre esta culpable tierra el formidable castigo que merece» ( Vida admirable…, Tomo II, págs. 10-11).
El 2 de febrero de 1610 Nuestra Señora reitera el mandato de la confección de la Imagen y dice a Sor Mariana: «… porque está reservado este saber al público en general en el siglo XX cuando la Iglesia se encuentre combatida por las terribles olas de la secta masónica, y la pobre patria ecuatoriana agonizando por la corrupción de las costumbres, el desenfrenado lujo, la prensa impía, la educación laica y los vicios de la impureza, blasfemia y sacrilegio reinando en aquel tiempo de depravada desolación, callando quien debe hablar …» ( Vida admirable…, Tomo II, pág. 23).
En la Fiesta de Corpus, Sor Mariana vio cómo el demonio trabajaría para destruir la fe católica: «Para derribar por tierra el sólido edificio de la piedad cristiana fundada sobre la fe de los hijos de Dios y, para conseguir su intento, se valía de los mismos hijos de la patria que iban perdiendo sus sentimientos de fe que les habían legado sus padres y mayores, y ellos mismos trabajaban para oprimir a la Iglesia en sus congresos impidiendo el culto público, por haberse hecho ya del bando de Satanás inscribiéndose en las logias, vio que esa generación de padres sin fe, deberían ser los hijos ingratos de la Iglesia Católica que la oprimirían sin piedad dando fin a piadosas procesiones, las que atraían bendiciones de Dios, y que este tiempo sería de llanto y dolor para todos los hijos fieles de la Iglesia , que en número serían pocos con sus prelados y pastores, y le mostró la viña florida y hermosa en la que entrando el jabalí pestífero y horrible de la masonería la dejaría arrasada y en completa ruina…
«Vio la mala correspondencia de los ministros del altar a su santa vocación, y la manera indigna con que algunos se acercaban al tremendo sacrificio…» ( Vida admirable…, Tomo II, págs. 83-84).
Venerable Bartolomé Holzhauser
(1613-1658)
Sobre la crisis de la Iglesia dice:
«Dios dejará libre curso a su cólera ya anunciada, incluso en otras partes. No quedarán más que pocos hombres, los reinos serán destruidos, los principados serán aniquilados, las repúblicas disueltas, las gentes distinguidas rebajadas y casi reducidas a la mendicidad. El ‘tigre’ afligirá a la Iglesia y sobre la tierra reinarán la más grandes de las miserias, una miseria que lanzará por todos lados la confusión» (M. Servant, págs. 252-253; ver también Bartholomeus Holzhauser, Geschicht, Augsburg, 1831).
 
San Luis María Grignion de Montfort
(1673-1716)
La impiedad está sobre un trono
En su famosa Oración abrasada, en la que pide los apóstoles de los últimos tiempos, refiriéndose al estado de la Iglesia, dice: «Desolatione desolata est omnis terra; la impiedad está sobre un trono; vuestro santuario es profanado, y la abominación entró hasta en el lugar santo…» (Tratado de la Verdadera Devoción…, pág. 303).
Fray Calixto
(+1751)
Nosotros hemos abusado del sacrificio, el sacrificio cesará
Esta profecía presenta la particularidad de haber sido pronunciada en alta voz el 3 de diciembre de 1751, al fin de la Misa en presencia de todos los monjes de la abadía de Cluny. Fray Calixto murió al día siguiente sin haber pronunciado otra palabra.
«La venganza de Dios se aproxima, el tiempo urge, penitencia, oh pecadores.
«La iniquidad ha inundado la tierra, que no es sino iniquidad. ¨A qué santos rezaremos nosotros?
«La venganza celeste alcanzará todas las clases.
«Nosotros hemos abusado del sacrificio, el sacrificio cesará.
«Iglesia de Dios, tu gemirás; ministros del Señor, vos lloraréis por nuevas profanaciones.
«, sangre, se beberá Sangre, sangre, se beberá…
«La tierra culpable será purificada por el hierro y devorará aquel que se ha sentado en la iniquidad» (M. Servant, pág. 253).
 
San Benito José Labre
(1748-1783)
Al Santísimo Sacramento, como cubierto de inmundicias
«Benito — cuenta el P. Marconi, su confesor — me ha hablado también de otras visiones que él tenía, mas siempre para acusarse como tentaciones. Así, él me ha expuesto que veía en fuego ya un lugar, ya otro, de aquellos donde había pasado en sus viajes por Francia… mas los hechos han bien probado que en lugar de tentaciones eran ilustraciones divinas representando en su espíritu el porvenir, bajo la forma de incendios que consumían ora un lugar, ora otro… yo debo acrecentar que más de una vez él me expone que me veía a mí y al Santísimo Sacramento, como cubierto de inmundicias, y diciéndolo, las lágrimas le corrían de los ojos. Él me repite aún estas palabras en su última confesión, y él terminaba siempre diciendo que ‘la sola penitencia’ podía desarmar la cólera de Dios… Me parece que yo no me alejaría mucho de la verdad si el ‘vous’ que usaba entonces el santo dirigiéndose a mi, se tomaba no como personal, mas como calificativo, de suerte que él hubiera querido hablar, no de mi persona en particular, mas en general de los sacerdotes que él veía cubiertos de inmundicias, para significar lo que sucedería en Francia en el orden sacerdotal, sea en lo físico, sea en lo moral».
Eleonora Mazza, abadesa de Monte Lupone, cuenta en carta al P. Marconi, después de la muerte de San Benito, que él hizo saber a las religiosas del monasterio de Santa Clara en Verona «que la Iglesia estaba amenazada de males más grandes aún que aquellos que la afligían y que él no los vería» (M. Servant, págs. 251-252).
Sor de la Nativité
(1731-1798)
Vías y senderos al “anticristo”
Sobre la crisis en la Iglesia:
«Dios me ha hecho ver la malicia de Lucifer y la intención diabólica y perversa de sus agentes contra la Santa Iglesia de Jesucristo. A las órdenes de su jefe, estos malvados, han recorrido la tierra como furiosos, con los designios de preparar las vías y los senderos al Anticristo [*]. Por el aliento corrompido de este espíritu soberbio, ellos han envenenado los hombres, que como otros apestados se han comunicado el mal los unos a los otros, y el contagio se tornó general. Que trastorno. Que escándalo.
————— [*] Por el relato se percibe que es la revolución, prefigura del verdadero Anticristo.
Materia infecta con la cual les tocaba en la frente o sobre cualquier otro lugar de la piel, como para imprimirles carácter
«He aquí, Padre, lo que yo he visto pasar bajo mis ojos. Era Satán en persona, que distribuía a sus satélites, que él hacía cómplices de sus criminales disposiciones, una cierta materia infecta con la cual él les tocaba en la frente o sobre cualquier otro lugar de la piel, como para imprimirles carácter. Estos satélites, así tocados, me parecían inmediatamente cubiertos de una lepra con la cual ellos iban infectar todas las personas que se dejaban tocar por ellos. Esta figura, Padre, tiene relación con el interior y el exterior de la Iglesia; y aunque ella deba tener su perfecto cumplimiento en la Revolución que comienza, expresa bien las disposiciones y los sucesos que la prepararon desde largo tiempo. Son los esfuerzos del infierno para destruir en las almas el Reino de Jesucristo, y perturbar los fieles en el ejercicio de su religión. Estos emisarios del demonio, estos precursores del Anticristo, así se me ha hecho conocer, son los escritores impíos que, por sus sistemas licenciosos y seductores, desde hace mucho tiempo han lanzado los fundamentos de la irreligión que domina la materia infecta, que comunica por todos lados el contagio, y que no es otra cosa que esta impura composición de la impiedad, etc. etc. [*] libertinaje que gana todas partes y que causa todo el mal, bajo el nombre engañoso de ‘filosofía’, que ella no merece jamás.
Los centinelas se han dormido; los enemigos han entrado en el corazón de la ciudad
Mas, Padre, he aquí las palabras que yo escuché muy claramente, y de las cuales yo os pido nada cambiar; ellas me han parecido venir de parte de Dios: ‘Los centinelas se han dormido; los enemigos han forzado las barreras y han entrado en el corazón de la ciudad. Ellos han llegado hasta las ciudadelas, donde han colocado su sede. La potencia de las tinieblas ha extendido su imperio; se ha hecho una sinagoga; ella se ha erguido altares donde ha colocado los ídolos para hacerse adorar, Satán acaba de entrar en su sinagoga, etc., etc. etc.’
————— [*] Estos sucesivos etc. etc. no están explicados y no se sabe si son del confesor de Sor de la Nativité; a lo largo de sus revelaciones se repiten con mucha frecuencia.
Se ha como revestido de los poderes de nuestro Santo Padre el Papa
«Yo he visto una gran potencia elevarse contra la Santa Iglesia. Ella ha arrancado, pillado, devastado la viña del Señor; la ha hecho servir como escabel a los transeúntes, y la ha expuesto a los insultos de todas las naciones. Después de haber injuriado el celibato y oprimido el estado religioso, esta soberbia audaz hoy se ha como revestido de los poderes de nuestro Santo Padre el Papa, del cual ella ha menospreciado la persona y la autoridad… He visto tambalear las columnas de la Iglesia, he visto, inclusive, caer un gran número de los cuales se tenía motivo de esperar más estabilidad… Sí, Padre, entre aquellos que debían sustentarla, se han encontrado cobardes, indignos, falsos pastores, lobos vestidos con piel de corderos , que han entrado en el rebaño para seducir las almas simples, degollar el aprisco de Jesucristo, y librar la heredad del Señor a la depredación de los ladrones, los templos y los santos altares a la profanación…»
Desgracia a los traidores y a los apóstatas. Desgracia a los usurpadores de los bienes de mi Iglesia
«He aquí lo que dice el Señor en su cólera y en la justa indignación que ha concebido: ‘Desgracia a los traidores y a los apóstatas. Desgracia a los usurpadores de los bienes de mi Iglesia, como a todos aquellos que desprecian su autoridad… Ellos incurrirán en mi indignación. Yo fulminaré esta soberbia audaz, ella desaparecerá como el humo que se evapora en los aires, en punición de sus crímenes. Yo le volveré a pedir una heredad esencialmente destinada al mantenimiento de Mis templos y de Mis ministros, así como al alivio de mis pobres. Yo endureceré su corazón. Yo encegueceré su espíritu. Ella cometerá pecado sobre pecado; haciendo el mal ella creerá hacer el bien; y la caída de aquellos que ella embriaga será tanto más profunda y tanto más funesta cuanto ellos se habrán elevado más alto por su orgullo’» (Soeur de la Nativité, págs. 260-265).
Nuestro Señor Jesús Cristo lloraba
Nuestro Señor se queja de los escándalos eclesiásticos:
«Los crímenes de los cuales parecía más tocado, y que El lloraba con más amargura, eran las infidelidades, las prevaricaciones y los escándalos de los malos sacerdotes y de todos los eclesiásticos que por sus desórdenes y su vida escandalosa, profanan los sacramentos, deshonran su sacerdocio y hacen blasfemar su Santo Nombre…» (Soeur de la Nativité, pág. 271).
Más adelante dice:
«Jesucristo lloraba entonces por la ofensa de Dios, por la desolación de la Iglesia, por la extinción de la fe y de la caridad; por la pérdida de las almas y la desgracia de los reprobados, de los cuales el infierno se llena, pese a todo lo que El ha hecho por su perseverancia».
Se há encontrado em Minha Igreja Judas que Me têm atraiçoado e vendido
Nuestro Señor le dice:
«Hija mía, ¨lo creerás tú? se han encontrado en Mi Iglesia Judas que me han traicionado y vendido: Yo he sido abandonado, Yo he sido renegado de nuevo; se ha librado a Barrabás y se me ha condenado a muerte. Yo he sido cruelmente flagelado y coronado de espinas. Se me ha cubierto de vergüenza y de oprobios; se me ha conducido al suplicio para ser crucificado por segunda vez… ¨Qué castigos merecen tantos y tan sangrientos ultrajes? Sin embargo, Yo he escuchado las preces de mi Iglesia, sus gemidos y sus suspiros, Me han hecho violencia, y Yo he resuelto abreviar el tiempo de su exilio…» (Soeur de la Nativité, págs. 272-273).
Sor de la Nativité exclama:
«­¡Cuantas veces he escuchado las quejas de Jesucristo por diferentes motivos relativos a Su Iglesia!» (Soeur de la Nativité, pág. 274).
Por la extinción de la fe en los católicos El se iría a los paganos
En otra visión Nuestro Señor le dijo a Sor de la Nativité que por la extinción de la fe en los católicos El se iría a los paganos, que pese a no ser bautizados se sentían atraído a conocerlo y adorarlo, además, de una germinativa admiración. Él le dijo así: «Mi gracia y mis luces son quitadas a aquel que abusa, para pasar a aquel que se hace más digno, y, por la misma sustitución, mi religión pasa de una nación a otra…» (Soeur de la Nativité, Tomo I, pág. 301).
Esta herejía, tendrá un aire magnífico y muy importante de bondad, de humanidad, de beneficencia, y hasta de religión
En los últimos tiempos se levantará una falsa religión contraria a la unidad de la Iglesia. Dice Sor de la Nativité:
«Esta herejía hará una devastación, al punto que yo no creo que haya habido una tan funesta… Ella será acreditada, encontrará partidarios, por todos lados, tendrá grandes sucesos, extenderá lejos sus conquistas, y parecerá envolver todos los países y todos los estados, en los que ella tendrá un aire magnífico y muy importante de bondad, de humanidad, de beneficencia, y hasta de religión, lo que será una trampa seductora, para un gran número aún.
«Sus sectarios, para tener mayores resultados, afectarán al inicio un gran respeto por el Evangelio y la catolicidad; aparecerán libros sobre espiritualidad, que serán escritos por ellos con un color de devoción, y llevarán las almas a un punto de perfección que parecerá elevarlas hasta el tercero cielo. Tampoco se dudará de la santidad de sus autores ni de sus partidarios, que se los pondrá por encima de los más grandes santos, quienes, según ellos, no habrán hecho sino desbastar [el camino de] la virtud…»
Ellos tendrán altares y templos
«Ellos tendrán altares y templos donde sus sacerdotes tratarán de imitar los ministerios, las ceremonias y el sacerdocio de la religión, en las cuales ellos mezclarán una cantidad de circunstancias extravagantes y supersticiosas, invocando, o más bien, profanando el santo nombre de Dios… Ellos remedarán los sacramentos; al principio ellos bautizarán en nombre de las Tres Personas Divinas, pero después cambiarán el orden de las personas y en seguida las quitarán para substituirlas por algunos de sus santos…
Religión fundamentada sobre los placeres de los sentidos
«Estando su religión fundamentada sobre los placeres de los sentidos, despreciarán interiormente la vida crucificada, la mortificación, el sufrimiento…
«El ridículo que ellos tratarán de lanzar sobre los cristianos que todavía habrá, hará caer y apostatar un gran número; porque esta especie de persecución es tanto más terrible cuanto que ella es fortificada por el respeto humano, el amor propio, una falsa vergüenza, y sobre todo por las pasiones que nos llevan siempre del lado que más les favorece.
Ellas eran religiosas. Ejercerá por ellas prodigios que fascinarán
«Para mejor fingir las santas instituciones de la Iglesia, ellos establecerán pretendidas religiosas, que se consagrarán de palabra a la continencia, y se mostrarán por excelencia las esposas de los Cánticos o las esposas del Espírito Santo. Ellas serán de un gran socorro para la obra del demonio; él las tornará de una belleza arrebatadora, ejercerá por ellas prodigios que fascinarán a todos los ojos y harán mirar estas vestales como divinidades. Las revelaciones, las predicciones del futuro, los éxtasis, los arrobamientos en cuerpo y alma los tendrán frecuentemente y bajo los ojos de todos. Se escuchará hablar de prodigios y de milagros de los ministros del error que, de su lado, no harán menos esfuerzos para ilusionar al pueblo con cosas sorprendentes, donde el demonio entrará muchísimo, hasta que después de su muerte, él los elevará en el aire en globos de fuego, a fin de hacerlos adorar como dioses inmortales. También se pintarán sus imágenes en los templos, y se dirá altamente que una Iglesia que produce semejantes milagros es mucho más santa que la anterior» (Soeur de la Nativité, Tomo II, págs. 10-14) [*].
————— [*] Sor de la Nativité dice que esta nueva religión aparecerá hacia el fin del mundo, y en las vísperas del anticristo, que nacerá de una «religiosa», de esta secta; presenta muchas semejanzas con la «Iglesia nueva» de los grupos «profeticos».
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Venerable Isabel Canori Mora
(1774-1825)
La dama venerable reducida a un estado tan humillado
El 15 de diciembre de 1815 tuvo una visión en que la Iglesia le fue mostrada «bajo la forma de una dama venerable, bella y cubierta de ricos ornamentos, mas llena de tristeza; ella dirigía a Dios ardientes súplicas por sus hijos desgraciados, y en particular por los sacerdotes seculares y regulares. Dios irritado rechazaba sus oraciones y le decía: ‘Toma cuidado con Mi Justicia y juzga tu misma tu causa’. Entonces ella empalideció, con sus propias manos comenzó a despojarse de todos sus ornamentos; y he aquí que tres ángeles ejecutores de los decretos divinos le quitaron sus vestimentas de gloria. La dama venerable, reducida a un estado tan humillado, siente que sus fuerzas la abandonan, ella tambalea y está a punto de caer, el Señor no lo permite. Él le vuelve a dar un nuevo vigor y levanta la cabeza de la ilustre matrona que, entristecida y abatida por causa del abandono de sus hijos, parecía estar en profundas tinieblas.
Dejando las tinieblas de sus errores, ellos correrán hacia la luz del Evangelio, confesando la fe de Cristo
De pronto, el Señor la cerca con su gloria y le comunica algo de su esplendor; entonces ella proyecta poderosos rayos de luz hacia los cuatro puntos de la tierra, realizando los más admirables prodigios. Deslumbrado por este brillante esplendor y como despertados de un profundo sueño, los habitantes de la tierra se levantarán, y dejando las tinieblas de sus errores, ellos correrán hacia la luz del Evangelio, confesando la fe de Cristo, y se apretarán en multitud alrededor de la ilustre dama que parecía más bella, más gloriosa que antiguamente. Alrededor suyo, entonces, se levanta un templo majestuoso, sostenido por seis poderosas y sólidas columnas, adonde los pueblos acudían profesando todas la fe cristiana…» (M. Servant, pág. 631).
«El 8 de diciembre de 1820, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, el Señor revela a Isabel las tramas urdidas en la propia Roma, por los impíos, para destruir la religión católica.
Orden dada a los santos apóstoles Pedro y Pablo de transferir la cátedra apostólica
El le declara que va a herir a los hombres con un castigo terrible y que, para no detener los golpes de su justicia, El estaba resuelto a no aceptar las oraciones y los sacrificios de sus almas de predilección… orden dada a los santos apóstoles Pedro y Pablo de transferir la cátedra apostólica» (M. Servant, pág. 539).
Beata Ana María Taigi
(1769-1837)
Oh Roma, Roma. Hijos criminales … Pero cuando Mi Padre Celestial dé la orden… verás como terminará Roma.
Sobre la crisis de la Iglesia:
El 31 de agosto de 1816, ella oye de Nuestro Señor:
«Oh Roma, Roma. Hijos criminales. ¨Ignoráis el bien que os hice?… Tomo nota de vuestra respuesta… Pero cuando Mi Padre Celestial dé la orden… Amada Mía: verás como terminará Roma.
«Sabe que ahora caen como la nieve las almas en el infierno… que lloren y sollocen amargamente… No se puede llamar ya a Roma la Santa… Tú los ves, lo ves claramente con tus propios ojos… Viven como bestias. Los hombres… No buscan aquí abajo más que el lujo, placeres y satisfacciones… y se dejan llevar de toda clase de deseos culpables… Y muchos se me quejan todavía de no poder llevar el peso de sus miserias. Pero si yo pudiera hablarte… quisiera abrirte Mi Corazón… Me vengaré… en ellos» (Mons. Sallotti, págs. 169-170) [*].
————— [*] Este texto da la impresión de estar muy truncado; no se explican esas continuas interrupciones con puntos suspensivos; inclusive hay frases que, de ese modo, no parecen formar nexo. —————
Según el Cardenal Sallotti, que tuvo acceso a todas las actas del proceso de beatificación, Nuestro Señor le mostró las tramas de las fuerzas secretas contra el alto clero. En una ocasión Él le dirigió palabras de fuego contra los sacerdotes que contaminaban los altares. Ella vio también el futuro castigo y al fin el triunfo de la Iglesia; Dios quiere purgar la tierra y su Iglesia, para lo cual está preparando una plantación nueva de almas desconocidas que operarán grandes y sorprendentes milagros (Mons. Sallotti, págs. 300-340).
Un testimonio inesperado
(1879)
En un exorcismo, el 14 de febrero de 1879, el demonio se vio obligado a declarar: «Desde el Pontificado de Pío IX la Iglesia entró en una nueva fase de dolorosas pruebas. La Iglesia Militante tendrá que sufrir siempre un doble mal: exterior, por la persecución de sus enemigos; interior por la perversión de sus miembros. Desde Pío IX ese doble mal creció continuamente, debido a un asalto extraordinariamente fuerte sobre la tierra por parte de los espíritus infernales.»
Después dijo: «Yo tengo más servidores que la Virgen de ustedes. Para ustedes — agregó — Ella es toda misericordia, para nosotros terrible; más terrible que su Hijo» ( Victoria de la Inmaculada — Relatos de exorcismos, Viena, 1968, págs. 22 y ss.).
 
San Juan Bosco
(1815-1888)
Los libros son armas también
Sueño sobre las luchas y los triunfos de la Iglesia:
«Parecíame que estabais conmigo sobre una roca en el mar. En la dilatada llanura de las aguas había una verdadera nube de barcos dispuestos en orden de batalla y con las proas terminadas en afilado espolón, que hiende y traspasa cuanto a su paso se encuentra. Están provistos de cañones y cargados de fusiles y armas de toda clase, de municiones y explosivos, y también de libros, porque los libros son armas también.
Dos fuertes y altísimas columnas: Auxilium Christianorum e Salus Credentium
«Todos avanzaban contra un acorazado mucho más grande que ellos, con intención de atravesarlo con el espolón, incendiarlo o causarle el mayor daño posible. A esa majestuosa nave, provista de todo, hacen escolta tres navíos, que obedecen a sus órdenes y maniobran, y evolucionan para defenderla de la flota enemiga. El viento les es contrario y el mar agitado parece favorecer al enemigo.
«En medio de aquel mar sin límites se elevan dos fuertes y altísimas columnas, poco distantes una de la otra. Una de ellas se ve coronada con la estatua de María Inmaculada y la inscripción: AUXILIUM CHRISTIANORUM. Sobre la otra, más alta y gruesa se ve una hostia de tamaño proporcionado a la columna, con otra inscripción que dice: SALUS CREDENTIUM.
«El general y jefe de la nave capitana, que es el Romano Pontífice, viendo el furor de los enemigos y la desventaja de sus fieles seguidores convoca en consejo a los capitanes de las otras naves para ver lo que debe hacerse. Todos los pilotos suben a bordo y se agrupan en torno del Papa. Celebran sesión, pero como el viento arrecia por momentos, cada uno marcha de nuevo a gobernar su nave.
«Calmado el vendaval, el Papa vuelve a reunir sus pilotos, mientras la nave sigue su rumbo. Pero de nuevo se desencadena otra terrible tempestad, y él, gobernando el timón, procura con todas sus fuerzas arrimar su nave a las columnas mencionadas, de las cuales penden numerosas anclas y fuertes garfios unidos a gruesas cadenas. Las naves enemigas se dirigen en masa al asalto, y tratan con todos los medios de abordarla y hundirla, unas con periódicos y libros, sustancias inflamables, que arrojan a bordo, otras con cañones, fusiles y espolones. El combate hácese cada vez más encarnizado. Las proas enemigas chocan violentamente contra la nave papal, pero son inútiles sus esfuerzos y embestidas. En vano tornan una y otra vez a su intento y gastan energías y municiones: la gran nave sigue avanzando segura en su camino. Sucede alguna vez que por la violencia de los golpes se abren profundas y anchas brechas; mas apenas aparece el daño, desciende un soplo desde las columnas y se cierran las brechas, haciéndolas desaparecer. Y estallan los cañones de los asaltantes y se revientan sus fusiles, lo mismo que las otras armas y los acerados espolones; se resquebrajan y muchos de ellos se hunden en el mar. Entonces los enemigos furiosos, van al abordaje y comienzan a combatir con armas cortas, se traba feroz batalla entre rezos y blasfemias, preces y maldiciones.
«Mas he aquí que el Papa, herido mortalmente, cae en el suelo. Sus acompañantes acuden a levantarlo. El Papa es herido por segunda vez, cae y muere.
«Un grito de alegría y victoria resuena en la escuadra enemiga. Pero su gozo no dura mucho tiempo, porque aquel Papa es reemplazado por otro. Reunidos los pilotos se han dado tanta prisa en elegirle, que la noticia de la muerte del Papa llega al mismo tiempo que la de la elección del Sucesor. Los adversarios empiezan a desanimarse. El Papa, sorteando y venciendo toda clase de obstáculos, guía la nave hacia las columnas; al llegar en medio de ellas, las ata, con una cadena que colgaba de la proa, a la columna que tenía encima la hostia. Y con la otra cadena la ata a la columna que tiene encima la imagen de la Virgen María.
«Sucede un gran desconcierto en el campo enemigo. Todas las naves que hasta entonces habían combatido contra la que guiaba el Papa, huyen, se dispersan, se embisten entre sí. Se van a pique, mientras procuran hundir a otras. Algunas navecillas que habían combatido valerosamente al lado del Papa son las primeras en anclar junto a las dos columnas.
«Y otras que se habían mantenido alejadas del combate, permaneciendo a la expectativa , una vez perdidos en los remolinos del mar los últimos restos de la escuadra enemiga, a toda velocidad corren en dirección a las dos columnas; y cuando llegan a ellas, se sujetan en las áncoras que penden de las mismas y permanecen seguras y tranquilas junto a la nave del Papa» ( Biografía y Escritos de San Juan Bosco, págs. 630-632).
Sobre María Auxiliadora y los tiempos que corren:
Cuando San Juan Bosco quiso construir una Iglesia en honra de Nuestra Señora (por orden de Ella), dijo: «La llamaremos María Auxiliadora… Hasta ahora hemos celebrado con solemnidad y pompa la fiesta de la Inmaculada Concepción, y lo seguiremos haciendo. Pero, además, la misma Virgen quiere que La honremos con el título o advocación de ‘Auxiliadora’; los tiempos que corren son tristes, tenemos verdadera necesidad de que la Santísima Virgen nos ayude a conservar y defender la fe cristiana como en Lepanto, como en Viena, como en Savona y Roma… (Esta invocación sus alumnos notaron que él la comenzó a difundir a partir del año 1860)» (Biografía y escritos de San Juan Bosco, pág. 189).
 
Santa Gema Galgani
(1878-1903)
Pecados y sacrilegios con que Me ultrajan los Ministros de Mi santuario
Ella decía: «Son necesarias víctimas para impedir el gran castigo que nos amenaza».
El Pentecostés de 1902, en una gran visión, el Señor le mostró la desgracia de la Iglesia y de sus servidores. Él ya le había dicho en octubre de 1901: «Hija Mía, ­qué de ingratitud y malicia hay en el mundo! Los pecadores viven impenitentes y endurecidos en sus faltas. Mi Padre no puede soportarlos más. Las almas viles y débiles no hacen ningún esfuerzo para dominar la carne, las almas afligidas se desconciertan y desesperan; las almas fervorosas se entibian cada vez más; los servidores de Mi Santuario…; la indiferencia crece día a día y nadie se corrige».
En mayo del mismo año Gema fue absorta en un éxtasis y el Señor le dijo: «Yo tengo necesidad de una gran expiación, sobre todo por los pecados y sacrilegios con los cuales me ultrajan los Ministros de Mi Santuario. No eran los ángeles que rodean Mi altar, cuantos Yo hubiera ya aniquilado».
Ella se ofreció como víctima y murió el sábado Santo de 1903 (cfr. B. Sánchez, págs. 86-87).
San Pio X
(1903-1914)
Todo el mal depende de nosotros, sacerdotes
Mientras daba una audiencia entró en una somnolencia misteriosa, cuando volvió en sí, exclamó: «Esto que veo es horroroso. ¨Seré yo? ¨Será mi sucesor? Lo que es seguro es que el Papa dejará Roma, y para salir del Vaticano, le será necesario pasar sobre los cadáveres de sus sacerdotes» (M. Servant, pág. 244; A. Marty, pág. 78).
Al Canónigo Thellier de Poncheville, San Pio X le dijo: «Todo el mal depende de nosotros, sacerdotes… Si todos estuviesen inflamados de un celo de amor, bien pronto la tierra entera sería católica» (M. Servant, pág. 80, nota 1 — apud «La Croix de Paris», 1904, número del 26 de mayo).
 
Madame Royer
(1841-1924)
Un anciano vestido de blanco
Sobre la Iglesia:
«Visión de peldaños de piedra: a cada extremidad de los peldaños, hay personas de pie, revestidas de vestimentas diferentes, entre las cuales vestimentas sacerdotales. En lo alto, en la cumbre, un anciano vestido de blanco (el Papa). En medio de los peldaños, El Cordero sobre una cruz, inmolado, aureolado de rayos. Nuestro Señor dirige algunos reproches a estas personas que no deberían ser sino uno con el Cordero, tener el mismo espíritu, las mismas virtudes. Después el Cordero desapareció y en su lugar, una canastilla llena de tallos de flores cortadas, destrozadas, una inundación cubre todos los peldaños… Los peldaños serán nuevamente ocupados» (A. Marty, págs. 89).
Sor María Angélica Millet
(1879-1944)
El sacerdocio entró en el secreto de satán. La franc_masonería sacerdotal
Respecto del estado de la Iglesia, Sor María Angélica tiene, en 1919, una revelación de Nuestro Señor: «Es horroroso lo que Él me dijo y me muestra la franc-masonería sacerdotal. Él estaba tan triste. Triste hasta dejarme ver las lágrimas en sus ojos diciéndome: ‘Yo tengo sacerdotes coaligados contra Mí. El sacerdocio entró en el secreto de Satán, él me libra a su odio y Mi corazón es de nuevo traspasado por él…’» (M. Servant, págs. 84-85).
Lipa — Mensaje de Nuestra Señora
(1948)
que ayuden a propagar la devoción para conmigo
La Santísima Virgen se apareció muchas veces a una joven religiosa del Carmelo de Lipa, en las Filipinas, como Medianera de todas las Gracias. En testimonio de la veracidad de estas apariciones, Ella hizo caer una lluvia de pétalos de rosa sobre el Carmelo y fuera de él; mucha gente los vio, millares de personas corrieron al lugar de las apariciones; el obispo, reacio a dar crédito a este hecho sobrenatural, decidió prohibir la afluencia a tal lugar y cuando estaba sentado en su escritorio para escribir la prohibición, éste fue cubierto de pétalos de rosas. El prelado desistió de su propósito y dejó que el mensaje de Nuestra Señora continuase su curso.
El mensaje de la Virgen fue dado el 12 de noviembre de 1948. Nuestra Señora con afecto, y mucha tristeza, dijo a la religiosa: «Los hombres no creen en mis palabras. Reza por los sacerdotes. Lo que aquí pido es la misma cosa que ya pedí en Fátima. Decid eso a los hombres. Ellos no creen en mi y no me dan lo que suplico. Decid a las hermanas que deseo que ellas ayuden a propagar la devoción para conmigo. Decidles que hagan penitencia por aquellos que no creen. Si los hombres vinieren a rezar y pedir gracias, deja que ellos vengan directamente a mí, y no por medio de ti. Tu debes revelar estas cosas. Esta es mi última aparición en este lugar».
Después de estas palabras, la Virgen dio su bendición a la religiosa y a toda su comunidad, desapareciendo luego (cfr. R. Ernst, págs. 129-136).

 

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II – Un gran Castigo universal

 

Las profecías referentes a la gran punición que precederá a un extraordinario triunfo de la Iglesia son innumerables. Todas convergen hacia el Mensaje de Fátima, que es su confirmación, hecha por la propia Virgen Madre de Dios.
Es posible observar algunas características de las mismas:
1) No se contradicen unas con las otras, sino que se completan y se amplían.
2) El Castigo vendrá de una manera inesperada, cuando todo parezca perdido.
3) Será terriblemente exterminador.
4) Además de guerras, epidemias, convulsiones naturales, etc., habrá una intervención directa y visible de los demonios y de las legiones angélicas.
5) El triunfo de la Causa Católica se producirá con un gran golpe de la Providencia y la Revolución caerá «desplomada» instantáneamente.
Santa Hildegarda
(1098-1180)
En manos de nuestros enemigos la vara de hierro destinada a vengar al Señor
El Señor pondrá en manos de nuestros enemigos la vara de hierro destinada a vengarlo:
_»Cuando se haya perdido enteramente el temor de Dios, guerras atroces y crueles se sucederán a porfía; una multitud de personas serán por ellas inmoladas y muchas ciudades se convertirán en montones de ruinas. Así como el hombre gana por su fuerza sobre la debilidad de la mujer y el león supera a todos los animales, del mismo modo algunos hombres, de una ferocidad sin igual, suscitados por la justicia divina, se burlarán del reposo de sus semejantes. Así ha sucedido desde el principio del mundo; el Señor volverá a poner en manos de nuestros enemigos la vara de hierro destinada a vengarlo cruelmente de nuestras iniquidades»_
(S. M. Mirakles, págs. 39-40).
 
Santa Brígida de Suecia
(1303-1373)
Que vaya con mi arado al mundo, y no perdone a cristianos ni a gentiles
Amenaza del Señor contra los malos:
«Esposa mía, ¿qué te parece el mundo? Paréceme Señor, respondió la Santa, un saco derramado al cual acuden todos y sin cuidarse de lo que puede venir, como quien va de carrera. Justo es, respondió el Señor, que vaya con mi arado al mundo, y no perdone a cristianos ni a gentiles, a mozos ni a viejos, a pobres ni a ricos, sino que cada cual será juzgado según sus obras y morirá en su pecado; pero quedarán algunas casas porque todavía no es el fin» ( Celestiales revelaciones, pág. 220).
El hombre es más pronto para pecar que el demonio para tentarlo
Dios se «arrepiente» de haber creado al hombre: «Si en Mí cupiera turbación y pesar, dijo Jesucristo, con razón podría decir ahora: Me arrepiento de haber hecho al hombre. Porque éste se ha vuelto un animal que por su gusto se pone en la red, y por más voces que se le den, sigue el apetito de su voluntad y ya no es menester que el demonio tiente con violencia, sino que el mismo hombre se adelanta a la malicia del demonio. Son ya los hombres como perros de caza, que al principio los llevan de traílla, y acostumbrados después a coger y despedazar los animales, se anticipan a los cazadores en acudir a la presa. Así el hombre que tiene su placer en estar pecando, es más pronto para pecar que el demonio para tentarlo.
«Y no es mucho que los hombres hagan esto, pues aquellos mismos que por su primacía o dignidad eran los que solían y debían aplacar a Dios, han caído mucho de su santidad y buen ejemplo …» ( Celestiales revelaciones, págs. 210-211).
Nuestro Señor amenaza a los pecadores de todo el mundo:
Quéjome de que os habéis apartado de Mí y creído al demonio, enemigo Mío
«Nuestro Señor Jesucristo, varón de incomprensible hermosura y Señor de inmenso poder, sentado en su trono, teniendo cerca de Él a Nuestra Señora radiante de gloria, amenaza a los pecadores de todo el mundo con estas palabras: ‘Oíd vosotros todos, los enemigos Míos que vivís en el mundo, pues no hablo a Mis amigos que hacen Mi Voluntad; oíd, clérigos todos, arzobispos y obispos y cuantos hay de inferior en la Iglesia. Oíd religiosos de cualquier orden que seáis. Oíd Reyes y Príncipes, y todos los jueces de la tierra y todos los vasallos. Oíd, Reinas y Princesas, señoras y esclavas, y todos de cualquier condición y categoría que seáis, grandes y pequeños que habitáis la tierra, oíd las palabras que ahora Os digo Yo mismo que Os crié.
«‘Quéjome de que os habéis apartado de Mí y creído al demonio, enemigo Mío; habéis quebrantado mis Mandamientos y seguido la voluntad del demonio, y obedecéis a sus inspiraciones, sin tener en cuenta que Yo, Dios inmutable y eterno y Criador vuestro, bajé de los cielos a las entrañas de la Virgen, tomé carne de ella y habité con vosotros. Por Mí Os abrí el camino y manifesté la doctrina por medio de la cual iríais al cielo. Me desnudaron y azotaron, fui coronado de espinas y tan cruelmente extendido, que casi se deshicieron los tendones y coyunturas de Mi cuerpo; oí todo linaje de oprobios y por vuestra salvación padecí una muerte ignominiosa y amarguísimo dolor de corazón.
«‘Nada de esto consideráis, enemigos Míos, porque estáis alucinados, y así lleváis con engañosa suavidad el yugo y carga del demonio, y vivís en la ignorancia, ni sentís ese yugo hasta que viene el dolor con una carga interminable; ni os basta nada de esto, sino que es tanta vuestra soberbia que si pudierais subir hasta Mí, lo haríais de buena gana; y es tanta la sensualidad de vuestra carne, que mejor quisierais carecer de Mí, que dejar vuestro desordenado deleite. Vuestra codicia también es insaciable como un saco horadado, porque nada hay que pueda satisfacerle.
haced, pues lo que queráis y prosperad ahora
”Por consiguiente, juro por mi Divinidad, que si morís en el estado que ahora estáis, nunca veréis Mi Rostro, sino que por vuestra soberbia os sumergiréis tan profundamente en el infierno, que todos los demonios estarán sobre vosotros, afligiéndoos incansablemente: por vuestra lujuria seréis llenos del horrible veneno del demonio, y por vuestra codicia os llenaréis de dolores y de angustias, y seréis participantes de todos los males que hay en el infierno. ­Oh, enemigos Míos, abominables, degenerados y desgraciados; sois a mis ojos como el gusano muerto en el invierno; haced, pues lo que queráis y prosperad ahora. Pero Yo me levantaré en el estío, y entonces callaréis y no os libraréis de Mi mano!’» (Celestiales revelaciones, págs. 458-459).
 
San Vicente Ferrer
(1350-1419)
Veréis una señal y no la conoceréis: mujeres vestirán como hombres y los hombres vestirán como mujeres La siguiente profecía fue dicha en un sermón en Barcelona el 13 de septiembre de 1403, sobre el tema: «Timete Deum».
«Vendrá un tiempo que ninguno lo habrá visto: llorará la Iglesia: las viudas se levantarán hiriendo sus pechos y no encontrarán consuelo; ahora esta lejos, pero llegará sin falta y muy cerca de aquel tiempo en que dos empezarán a hacerse reyes; sus días no se alargarán mucho.
«Llorad viejos y ancianos: suplicad, llorad si alguno sois testigos de estruendo tan grande, de modo que ni fue, ni será, ni se espera ver otro mayor sino el que se experimentará en el juicio. «Pero la tristeza se convertirá en gozo; el Rey de los reyes, el Señor de los señores todo purificará y renovará; la Francia, con su orgullo, será del todo abatida; su Príncipe, ay ay; que si las bandas lo vieran se aterrarían.
«Oh Migueletes. Oh catalanes. La Casa Santa, las vuestras y las de toda España prevendréis y dispondréis la justicia: los días no distarán; están ya a las puertas: veréis una señal y no la conoceréis: pero advertid que en aquel tiempo las mujeres vestirán como hombres y se portarán según su gusto y licenciosamente; los hombres vestirán vilmente como mujeres…» (J. Lascoé, págs. 76-77; B. Sánchez, págs. 45-46).
Fray Jerónimo Bottin
(+1420)
Predice con muchos detalles la Revolución Francesa, el asesinato de los reyes, etc.
Aquel que no haya doblado su rodilla delante de Baal, que huya de en medio de Babilonia
”…Pero antes que él haya establecido su imperio, aquel que no haya doblado su rodilla delante de Baal, que huya de en medio de Babilonia, dice el espíritu.
«Que cada cual piense en salvar su vida, porque he aquí el tiempo en que el Señor debe, por la grandeza de sus venganzas , manifestar la grandeza de los crímenes de que ella está manchada.
«Dios va a hacer caer sobre ella los males con que ha oprimido a los otros.
«El Señor ha presentado por la mano de esta ciudad impía, desoladora de los pueblos, asesina de sus sacerdotes, de sus reyes y de sus propios hijos, el cáliz de sus venganzas a todos los pueblos de la tierra.
«Todas las naciones han bebido del vino de su furor y han padecido todas las agitaciones de su cautiverio y de su barbarie.
«Mas en un momento Babilonia ha caído , y se ha hecho pedazos en su caída, ha dicho el Espíritu. «Todo esto sucederá para apurar a los buenos, y perder a los malos, hacer honor a la Iglesia de Dios, hacer temer y servir al Señor.
«Tales son las palabras que el Espíritu ha manifestado a su siervo Jerónimo, y que él ha escrito por orden suya, y cuya verdad en el tiempo será reconocida. Así Sea» (J. Lascoé, págs. 66, 71-72; P. Julio María, pág. 226; M. Servant, pág. 542).
Sor María des Vallées
(1590-1656)
El juicio del mundo será por el fuego Sobre el Castigo: «María des Vallées en el siglo XVII nos anuncia, ella también, el juicio del mundo por el fuego; será un diluvio de fuego, precursor del diluvio de gracias del Reino de Espíritu Santo que Nuestro Señor le anunciaba por estas palabras: ‘Spiritus Domini replevit orbem terrarum’. Lo que se entiende del tiempo el cual el Espíritu Santo pondrá el fuego del amor divino sobre toda la tierra y en que hará su diluvio. Porque hay tres diluvios, los tres son tristes, y que son enviados para destruir el pecado. El primer diluvio es el del Padre Eterno, que ha sido un diluvio de agua; el segundo es el diluvio del Hijo, que ha sido un diluvio de sangre; el tercero es el de Espíritu Santo, que será un diluvio de fuego. Mas será triste como los otros porque encontrará mucha resistencia y cantidad de madera verde que será difícil de quemar. Dos ya han pasado, pero el tercero permanece; y como los dos primeros han sido predichos largo tiempo antes de que llegaran, así el último, solo Dios conoce el tiempo» (M. Servant, pág. 353. Extraído de Emile Dermenghen, La Vie Admirable et les Révélations de Marie des Vallées, Paris, 1926, pág. 212).
Venerable Bartolomé Holzhauzer
(1613-1658)
El Venerable Bartolomé Holzhauser, después de predecir la Revolución Francesa, Napoleón y su caída, dice:
De todos lados conspirarán los pueblos en favor de la república ”En medio de esto, la paz no se habrá aún restablecido definitivamente, pues de todos lados conspirarán los pueblos en favor de la república. Y así se verán todavía terribles calamidades por todas partes: la Iglesia y sus ministros serán hechos tributarios; los príncipes serán derribados; los monarcas, muertos y sus vasallos entregados a la anarquía. El Omnipotente, entonces, intervendrá con un golpe admirable que nadie en el mundo puede imaginarse. Y aquel poderoso monarca que debe venir de la parte de Dios reducirá a nada la república, subyugará a todos sus enemigos, destruirá el imperio de los franceses, y reinará de Oriente a Occidente. Lleno de celo por la verdadera Iglesia de Cristo, unirá sus esfuerzos a los del futuro Pontífice por la conversión de los infieles y herejes. Bajo semejante Pontífice será menester que el reino de Francia y las otras Monarquías se pongan de acuerdo después de las sangrientas guerras que las habrán desolado, y que, bajo la dirección de aquel gran Papa, emprendan la conversión de los infieles. Y así todas las naciones vendrán a adorar al Señor su Dios» (S. M. Mirakles, págs. 45-46).En la interpretación del Apocalipsis, cap. II, versículos 7 al 13, dice:
(…) muertos los monarcas y conspirando todos los hombres por erigir repúblicas
«Porque si bien en la quinta edad no vemos por todas partes sino las más deplorables calamidades; devastado todo por la guerra; oprimidos los católicos por los herejes y malos cristianos; la Iglesia y sus ministros hechos tributarios; trastornados los reinos, muertos los monarcas, atormentados los vasallos y conspirando todos los hombres por erigir repúblicas; se hace un cambio admirable, por la mano de Dios Todopoderoso, tal que nadie pueda humanamente imaginárselo. Pues este monarca poderoso que vendrá como enviado de Dios, destruirá las repúblicas hasta los cimientos, someterá todo a su poder y empleará su celo en favor de la verdadera Iglesia de Cristo. Todas las herejías serán relegadas al infierno. El imperio de los turcos será destruido y aquel monarca reinará de Oriente a Occidente…» (S. M. Mirakles, pág. 48; M. Servant, pág. 277).
Todavía sobre el Castigo:
«Durante tres días, la tierra será sumergida en la obscuridad más completa; como antaño en Egipto, el Angel Exterminador abatirá todos aquellos que se han levantado con odio satánico contra la Iglesia y los sacerdotes» (M. Servant, pág. 376). [*]
————— [*] Los tres días de tinieblas son anunciados en varias profecías, con muchísima semejanza, prácticamente se repiten.
—————
Padre Nectou S.J.
(+1777)
Sobre el gran Castigo dice:
Tendrán la intención de destruir enteramente la Iglesia; el tiempo no les será dado ”Se formarán en Francia dos partidos que se harán una guerra a muerte. Uno será mucho más numeroso que el otro, pero será el más débil el que triunfará. «Habrá entonces un momento tan espantoso que se creerá que es el fin del mundo. La sangre correrá en muchas grandes ciudades: los elementos serán levantados, será como un pequeño juicio. «Perecerá en esta catástrofe una gran multitud, mas los malos no prevalecerán. Ellos tendrán la intención de destruir enteramente la Iglesia; el tiempo no les será dado.
«Se estará cerca de esta catástrofe cuando Inglaterra comenzare a estremecerse. Se sabrá con este signo, como se sabe la proximidad del verano cuando la higuera comienza a brotar.
«Inglaterra, a su vez, sufrirá una revolución más terrible que la Revolución Francesa, y ella durará bastante tiempo para que Francia tenga el tiempo de serenarse. Será Francia que ayudará a Inglaterra al restablecimiento de la paz.
«Durante este trastorno espantoso que, parece será general y no para Francia únicamente, París será enteramente destruida, no sin que aparezcan signos que darán a los buenos tiempo de huir; y su destrucción será tan completa, que veinte años después, los padres paseando con sus hijos sobre las ruinas y respondiéndoles a ellos dirán: había allí una gran ciudad más a causa de sus crímenes Dios la ha destruido» (M. Servant, págs. 309, 341 y 389). [*]
————— [*] Las profecías que mencionan o se refieren a la destrucción de Paris son muchísimas.
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Bernardo Rembort
(1689-1783)
Se burlarán de Dios porque se creerán todopoderosos
Sobre el Castigo:
«Se puede escapar a muchas pruebas rezando al padre de la Misericordia y a Jesucristo, a quien es Honor y toda Gloria. Las gentes se ríen de mi diciendo que soy un pobre ‘spielmann’ [jogral] . Pero vendrá el tiempo en que mis palabras se cumplirán. Los hombres serán ingeniosos para hacer cosas maravillosas y llegarán a olvidar a Dios; se burlarán de Él porque se creerán todopoderosos a causa de sus carruajes que recorrerán el mundo sin ser arrastrados por caballos, de suerte que se calcularán las distancias a vuelo de pájaro.
«Su orgullo los llevará a reírse de los signos del cielo y no los tomarán en consideración. Un hombre surgirá y despertará al mundo dormido, golpeando con voz fuerte a los orgullosos y destruyendo los sabios. Y porque el orgullo y la voluptuosidad y las modas lujosas son tan grandes, Dios castigará al mundo. Lloverá veneno sobre las cosechas, lo que traerá gran hambre en los países, al punto que miles y miles de personas atravesarán el océano en busca de patrias más dulces.
«Los hombres imitarán a los pájaros; querrán volar como ellos, pero Dios confundirá su suficiencia como a Babilonia. Yo veo también la muerte de los profanadores sacrílegos y la ruina de los reyes. Tendrán un castigo tan severo por haberse atrevido en su insolencia a atacar a Dios y haber creído en su pobre inteligencia que podrían romper los designios de Dios Todopoderoso. Porque llevando el nombre de Dios sobre los labios, escondían al diablo en su corazón» (S. M. Mirakles, págs. 87-89).
Venerable Isabel Canori Mora
(1774-1825)
Los siete pecados capitales serán llevados en triunfo
El 15 de octubre de 1818 tuvo una visión: «De repente yo vi el mundo en completa revolución, el orden y la justicia no reinaban más. Los siete pecados capitales eran llevados en triunfo. Por todos lados se extendía la injusticia, la mentira, el libertinaje y toda suerte de iniquidades» (B. Sánchez, pág. 51).
El día de la fiesta de San Pedro del año de 1820, tuvo otra visión:
«… todos los fieles que hubieran guardado en su corazón la fe de Jesucristo, así como los religiosos y religiosas que conservaren fielmente el espíritu de su instituto, se verán amparados bajo estos árboles y librados del horrible castigo. Pero, ­ay da los religiosos que no observen sus reglas! ­Ay, ay, de todos los sacerdotes indignos del Todopoderoso! ­Ay de los sacerdotes que se dan al libertinaje. Ay de los que se dejen elevar al máximo por la moderna filosofía, condenada por la Iglesia! Estos miserables, por su detestable conducta, negados a la fe de Jesucristo perecerán bajo el brazo exterminador de la justicia de Dios, de la cual nadie escapará…
«Repentinamente se levantó un viento violento e impetuoso, cuyo silbido se parecía al rugido de un león. El terror y el espanto se esparció entre los hombres y hasta entre los animales.
«Todos los hombres se rebelarán, se matarán y se despedazarán sin piedad. Durante este sangriento combate, la mano vengadora de Dios caerá sobre aquellos desgraciados, y por su omnipotencia castigará el orgullo y la temeridad de los mismos. Se servirá del poder de las tinieblas para exterminar a estos hombres sectarios, impíos que quisieron echar por tierra la Iglesia y destruirla hasta sus cimientos.
Pretenden hacer bajar a Dios de su Trono Supremo. Pero Él se reirá de ellos
«Estos hombres mismos en su audaz malicia, pretenden hacer bajar a Dios de su Trono Supremo. Pero Él se reirá de ellos y a una señal de su mano poderosa, castigará a estos pérfidos y a estos blasfemos, permitiendo a las potestades tenebrosas que salgan del infierno.
Legiones de demonios atacarán y dañarán a las familias, a las propiedades …
«Inmensas legiones de demonios recorrerán el mundo entero. Y por las grandes ruinas que causarán, ejecutarán las órdenes de la Divina Justicia. Todos atacarán y dañarán a las familias, a las propiedades, a las ciudades, a los pueblos, a las casas y nada será perdonado de lo que hay en la tierra, permitiendo Dios que estos sicofantes [*] sean castigados por creer tanto en estos demonios, dándoles una muerte rápida y bárbara, porque voluntariamente se sometieron al poder del infierno haciéndose con él aliado contra la Justicia Divina. A fin de que mi pobre espíritu se penetrase bien de este sentimiento de la Justicia Divina, se me mostró la prisión. Vi entonces abrir una sombría y espantosa caverna de fuego de donde salía una multitud de demonios, que habiendo tomado la forma de hombres bestias, venían a infestar el mundo, dejando por todas partes solo carnicería y ruina.
————— [*] Del griego sykophántes: mentiroso, difamador. —————
«Felices los buenos y verdaderos católicos. Ellos tendrán en su favor la poderosa protección de los Apóstoles Pedro y Pablo, que velarán sobre sus personas a fin de que no se les cause ningún daño, ni a sus bienes, ni a ellos mismos.
«Los malos espíritus devastarán los lugares donde Dios haya sido ultrajado, blasfemado y tratado de una manera sacrílega. Estos lugares serán arruinados, aniquilados, de ellos no quedarán ruinas ni vestigios» (S. M. Mirakles, págs. 72-75; M. Servant, pág. 375).
Religiosa trapista de Notre Dame des Gardes
(+1828)
Nadie puede contener mi brazo vengador
El 1 de noviembre de 1816, la religiosa tiene la siguiente visión:
«…El me dijo: ‘Veis los crímenes que se cometen? Nadie puede contener mi brazo vengador. Voy a castigar a Francia para bien de unos y desgracia de otros’. En aquel momento vi una nube tan negra que me dejó espantada; cubrió toda Francia y en aquella nube oí voces confusas que gritaban: ‘Viva la República’ y ‘Viva Napoleón’ y ‘Viva el Gran Monarca que Dios nos guarda’.
«Al mismo tiempo se dio un gran combate, pero tan violento, como jamás se ha visto semejante; la sangre corría como cuando la lluvia cae muy fuerte , sobre todo desde el Sur al Norte, porque el Oeste me pareció más tranquilo… Los malos querían exterminar a todos los ministros de la religión de Jesucristo y a todos los amigos de la legitimidad. Ya habían hecho perecer a un gran número y anunciaban victoria, cuando de repente los buenos fueron reanimados por un socorro de lo alto y los malos fueron derrotados y confundidos.
«El tiempo de todos estos trastornos no será superior a tres meses y el de la gran crisis en que los buenos triunfarán no será sino en un momento…
Cuando hayan repartido una enorme cantidad de libros perversos, los acontecimientos estarán próximos
Cuando los malos hayan repartido una enorme cantidad de libros perversos, estos acontecimientos estarán próximos… en el instante en que ellos ocurran, todo entrará en orden y todas las injusticias, de cualquier clase que sea, serán reparadas, lo que irá a ser muy fácil por cuanto la mayor parte de los malvados habrán perecido en el gran combate, y los sobrevivientes estarán tan asustados del castigo de sus compañeros que nada podrá impedirles reconocer el dedo de Dios y admirar su omnipotencia. Muchos se convertirán.
«La religión florecerá en seguida de la manera más admirable. Yo he visto cosas tan bellas a este respecto que no encuentro expresiones para describirlas».
Oscuridad del cielo acompañada de un trueno
Visión del 6 de enero de 1820:
«…Eran las cuatro de la mañana cuando perdí todas mis facultades y no sé en que terminó mi oración.
«Me encontré transportada a un sitio tan vasto que me pareció abarcar todo el Universo. Vi entonces por segunda vez aquellos árboles de que ya he hablado otra vez; pero me parecieron más grandes que la primera.
«Tenían ramas de una extensión inmensa; pero estas ramas estaban inclinadas hacia la tierra y parecían casi muertas. Sin embargo, a pesar de su poco vigor, aquellos árboles se agitaban de una manera tan rápida y tan regular que parecían temblar y querer invadirlo todo.
«Oí, entonces, numerosas voces que gritaban con uno tono horrible y en un momento me creí medio muerta. Pero mi miedo fue aún mayor, cuando oí las mismas voces que decían: ‘Somos vencedores, tenemos la victoria’.
«En aquel instante en que las voces dejaban oír aquellas palabras, vi de repente que el cielo se convertía en profunda noche; jamás he visto nada tan oscuro.
«Aquella oscuridad fue acompañada de un trueno que me pareció venir de las cuatro partes de la tierra. Me es imposible pintaros cual fue mi espanto: el cielo se convirtió enteramente en fuego y de todos los lados salían inflamadas flechas . Se sentía un ruido tan horrendo que parecía anunciar la ruina completa del mundo.
«Divisé entonces, una nube roja color de sangre de buey, que rodaba hacia todos lados, produciéndome mucha inquietud el no saber que significaba.
«Luego pude ver una multitud de hombres y mujeres que tenían rostros asustantes y se entregaban a toda clase de crímenes; vomitaban horribles blasfemias contra lo que hay de más sagrado en el cielo y en la tierra. Sentí una pena tan grande como la que experimenté otra vez al escribir esto.
Me sorprendió ver quienes estaba a la cabeza de esos desgraciados
«Lo que me sorprendió fue ver a la cabeza de esos desgraciados induciéndolos al mal a aquellos que precisamente por su estado, habrían debido inducirlos al bien.
«Entre éstos había uno a quien no nombraré, el cual sufrirá la misma pena que los otros, a causa de su reprobable filosofía; el tiempo os lo dirá, cuando estos crímenes sean conocidos y castigados.
«El trueno retumbaba aún en los aires de una manera penosa; cuando oí una voz que me dijo: Mí cólera caerá sobre aquellos que la han hecho estallar ‘ellos desaparecerán en un momento’ . Todo el universo quedará admirado al saber la destrucción de la más soberbia ciudad. Digo soberbia por sus crímenes. La abomino.
Yo le haré beber el vino de mi cólera
«Los dos árboles que tú ves, ella los ha engendrado; sus ramos representan a todas las naciones que ha envenenado con su malvada filosofía, que la impiedad reparte por todo el mundo.
«Esta maldita Babilonia se ha embriagado con la sangre de mis santos, quiere seguir derramándola y también la de un príncipe… Ella colmará estos terribles sucesos y yo le haré beber el vino de mi cólera; todos los males caerán a la vez sobre ella y en un solo instante.
«Yo no oí más la voz, pero sí, un ruido espantoso; la gruesa nube se dividió en cuatro partes que cayeron a la vez sobre la gran ciudad y en un instante quedó ardiendo.
«Las llamas que la devoraban se elevaron en los aires y en seguida no vi más que una vasta tierra negra como el carbón» (Temporum, págs. 91-97).
San Gaspar del Búfalo
(1786-1836)
Roma: masacres de sacerdotes, cuatro días de carnicería
Previó «toda suerte de desgracias a la ciudad de Roma, especialmente masacres de sacerdotes, las cuales no deberían terminar sino después de una carnicería de cuatro días, particularmente del lado de la puerta de San Juan» (M. Servant, págs. 280-281).
El proceso de beatificación nos hace saber que el pronostica la exterminación de los perseguidores impenitentes de la Iglesia al cabo de tres jornadas:
«Aquel que sobreviva a los tres días de tinieblas y de espanto creerá haber quedado solo sobre la tierra, porque ella estará cubierta de cadáveres» (B. Sánchez, págs. 60-61).
Beata Ana María Taigi
(1769-1837)
Los castigos de la tierra serán mitigados, los del cielo serán universales y espantosos
Sobre el Castigo:
«Cinco años antes de la muerte de Pio VII — refiere Mons. Natali — me describió la gran prueba en preparación: las revoluciones se abatirán sobre Roma, los desastres disminuirán por las satisfacciones de los santos. La cizaña será arrancada y luego la mano de Dios volverá a imponer orden allí donde será impotente el esfuerzo humano. Los castigos de la tierra serán mitigados, pero los del cielo serán universales y espantosos. Millones de hombres morirán por el hierro, sea en la guerra, sea en las luchas civiles; otros millones perecerán de muerte imprevista. Después, naciones enteras volverán a la unidad de la Iglesia, muchos turcos, paganos, judíos serán convertidos y su fervor llenará de confusión a los antiguos cristianos. En una palabra, me decía que el Señor quería limpiar el mundo y su Iglesia , para lo cual preparaba un renacimiento milagroso, triunfo de su misericordia.
La tierra rodeada de llamas, la cubren las tinieblas…
La misma visión se presentará muchas veces a la beata. Ve a la tierra rodeada de llamas, la cubren las tinieblas, se hunden numerosos edificios, la tierra y el cielo parecen agonizar. La prueba es seguida de un renacimiento universal. Y todo esto ocurrirá cuando parezca que la Iglesia ha perdido todos los medios humanos de hacer frente a las persecuciones» (Mons. C. Sallotti, pág. 159).
«No obstante, ve un día que el sol se abre y da paso a torrentes de sangre, mientras la Virgen intercede para detener los castigos preparados. Símbolo de las grandes crisis mediante las cuales Dios iba a purificar a la Iglesia.
Parece desencadenarse un espantoso ciclón, el cielo arde, tiembla la tierra, se vislumbran pestes, revoluciones, revueltas, matanzas, batallas, negros aeróstatos recorren el cielo, cubriendo la tierra de fuego y de tinieblas…» (Mons. C. Sallotti, pág. 172).
Roma: los cadáveres de los muertos serán numerosos…
«Los cadáveres de los muertos en los alrededores de Roma serán tan numerosos como los peces dejados en esta ciudad por un reciente desbordamiento del Tiber. Tinieblas pestilentes, pobladas de visiones horrorosas, envolverán la tierra durante tres días. El flagelo de la tierra habrá sido mitigado por las oraciones, pero no el del cielo que será espantoso y universal.
Los demonios aparecerán bajo toda suerte de formas horribles
«Todos los enemigos de la Iglesia, ocultos o aparentes, perecerán en las tinieblas, con excepción de algunos que Dios convertirá después. El aire será apestado por los demonios que aparecerán bajo toda suerte de formas horribles.
«Los cirios benditos preservarán de la muerte así como las oraciones a la Santa Virgen y a los ángeles. Después de las tinieblas San Pedro y San Pablo descenderán de los cielos, predicarán en todo el universo y designarán el Papa . Una gran luz saldrá de su persona e irá a posar sobre el Cardenal futuro Papa». [*]
————— [*] Según esta visión — confirmada por otras de varios videntes — la Sede Apostólica estará vacante durante el gran Castigo, o por lo menos, durante una parte de él. —————
«San Miguel Arcángel apareciendo, entonces, sobre la tierra bajo forma humana, tendrá al demonio encadenado hasta la época de la predicación del Anticristo. En ese tiempo la religión extenderá su imperio ‘Unus Pastor’. Los rusos serán convertidos, así como los ingleses y la China , y el pueblo estará en júbilo contemplando el triunfo brillante de la Iglesia» (M. Servant, pág. 234; B. Sánchez, pág. 49).
«Habrá una terrible persecución y una desgraciada época donde se verá desenmascarar una multitud de gente que se creía estimable. Italia atravesará muchas y dolorosas pruebas» (M. Servant, pág. 253).
Un doble castigo: uno de parte de la tierra, el otro del cielo
«Dios enviará un doble castigo: uno de parte de la tierra, a saber guerra, revoluciones y otros males; el otro del cielo, a saber una oscuridad espesa que impedirá ver a quien quiera que sea. Esta oscuridad será acompañada de una infección del aire, que hará morir, sino exclusivamente, al menos principalmente a los enemigos de la religión. Mientras dure el eclipse será imposible hacer luz. Solo los cirios benditos se dejarán encender y podrán esclarecer. Quien quiera que abra la ventana por curiosidad y mire afuera, o bien salga de la casa, caerá muerto en el acto. En estos días todos deben quedar en su casa, recitando el Rosario e implorando la misericordia Divina…» (M. Servant, pág. 374).
Fray Ludovico Rocco
(1748-1840)
La Europa entera será presa de una horrorosa guerra: la sangre correrá a torrentes
Sobre el Castigo:
«La Europa entera será presa de una horrorosa guerra donde se degollarán unos a otros, la sangre correrá a torrentes… El Señor exterminará la mitad de los hombres. Los pobres se tornarán ricos y los ricos pobres» (M. Servant, pág. 300).
Petite Marie des Terreaux
(1773-1843)
La profecía sobre el Castigo dice así:
«Tal como se vio comenzar la Revolución, tal se la verá acabar. Se verán las mismas cosas y los mismos males que al principio: la República, la mentira, la licencia, etc., etc. Pero todo irá más rápidamente y se terminará por un brillante prodigio. Pasmará al universo el gran acontecimiento en que serán castigados los malos de una manera espantosa. En los años que precederán al gran suceso habrá una gran mortandad y miseria. Los malos serán desconcertados y muchas veces verán sus proyectos desbaratados, a causa de la oración de las buenas almas. No desistirán por eso en su determinación de hacer perecer a todos los buenos, de los que, con anticipación, harán listas y señalarán las casas y puertas para que no escape ninguno. Pero cuando se hallen a punto de ejecutar esta nueva justicia, comenzará Dios a ejecutar la suya; se verán como ciegos y heridos de vértigo, la división reinará entre ellos y se degollarán los unos a los otros.
Cuando esté próximo el gran suceso aparecerán en el cielo fenómenos extraordinarios
«El año que precederá al gran acontecimiento será muy malo; al contrario, el año que tenga lugar, ofrecerá una magnífica cosecha, mas no quedará bastante tiempo para que se consuma en abundancia. Cuando esté próximo el gran suceso aparecerán en el cielo fenómenos extraordinarios: un gran personaje se convertirá en París y se hablará de formar un campo en la llanura de Saint Fond, cerca de Lyon, cuyas fortificaciones no se habrán terminado. Se verá rodeado de grandes aparatos de guerra. Hacia ese tiempo adoptarán los malos, para reconocerse, un casquete de fondo llano y rojo que caerá de un lado.
«Habrá un momento de anarquía terrible durante la cual se verán renovar todos los desórdenes de los tiempos peores. El crimen, sin represión, llegará a su colmo. Mas este tiempo de desolación será de corta duración; la Santa Iglesia será atacada con una furia inaudita, pero en esto sufrirá muy poco, mientras que sus enemigos se verán aniquilados casi en su totalidad.
París será reducida como Sodoma y Gomorra
«París será reducida como Sodoma y Gomorra y de lo que quede de sus habitantes gran parte se refugiará en Lyon. Cuando se efectúe su fuga, estará próximo el gran acontecimiento. Los ‘broteaux’ de Lyon, sus focos de abominación y de revolución serán sumergidas en las aguas, mas Lyon se salvará por la intercesión de la Santísima Virgen. Francia se verá un momento amenazada por todas partes por las potencias extranjeras, sin que se sepa en el interior; la sorpresa y el espanto que causará esta noticia, infundirá el terror en el pueblo y ocasionará la anarquía y la guerra civil. Los extranjeros penetrarán en Francia y avanzarán hasta las cercanías de Lyon. Aquel ejército parecía mucho más numeroso a [a los ojos de] nuestros soldados que lo que era en efecto.
Nuestro Señor como Hombre fue quien dio el primer golpe que fue terrible: un trueno
Lo que más fijaba mi atención era la primera línea, pareciéndome tan brillante, que podría tenerse por un ejército celestial. Nuestro Señor como Hombre fue quien dio el primer golpe, porque conoce los buenos y los malos. Vi lanzar el golpe fatal que fue terrible. En el momento en que comenzó Dios a ejercer su justicia, oí un trueno espantoso que conmovió la tierra. Esto será la señal por la que los buenos reconocerán que ha llegado la hora para el gran combate…
Oí una voz terrible que gritaba: ‘Todo está perdido’.
«En aquel instante, el luminoso niño que me conducía, me hizo observar que a la altura de las casas y por encima de ellas había una batalla.
«En efecto, eran como una especie de pájaros horribles y totalmente negros; daban unos gritos lúgubres y espantosos, batían las alas con fuerza e iban a golpear las casas.
«Al mismo tiempo se libraba un gran combate en medio de una horrible carnicería en que la sangre formaba arroyos, sobre todo en la calle Guillotiera; en la calle Barra, el combate fue tremendo y solo vino a ceder a la entrada de la plaza Bellecour. Casi todos los malos perecieron. Poco después oí una voz dulce y agradable que dice: ‘Todo está salvado’.
«He visto hombres que volvían del combate diciendo: ‘¨Como he podido escapar de esta carnicería?’ Unos se tocaban el pecho, otros el costado, encontrando con admiración, cruces, medallas, reliquias y exclamaban: ‘­Ah, mi mujer ha sido! Mi hija ha sido, ha sido mi hermana la que ha puesto en mis vestidos, y esto es lo que nos ha preservado’. Y se convirtieron.
En el momento en que sea castigada Francia de esta manera terrible, todo el universo lo será también
«En el momento en que sea castigada Francia de esta manera terrible, todo el universo lo será también. No se me ha dicho como.
«Se me ha anunciado que habrá un acontecimiento espantoso, que los que no estuviesen preparados creerán tocar su última hora y pensarán hallarse en el fin del mundo. Pero repentinamente acabará la Revolución por un milagro que causará el asombro del universo: los pocos malos que queden se convertirán. Las cosas que deben suceder serán una imagen del fin del mundo; serán tan terribles que bastarán para secarse de horror. Se me ha dicho: ‘Todos los que están a Mi favor no perecerán, no perecerán’. Mas yo he replicado: ‘Es imposible que dejen de perecer algunos buenos’. Se me respondió: ‘Sí, podrá haber entre ellos algunas víctimas, mas no serán perdidos para Mí’. Después del gran combate será reconocida la legitimidad.
un brazo de hierro surgirá milagrosamente
«En el curso de la Revolución se harán dos milagros; el primero la vuelta de los Borbones; el segundo su venida después de los Cien días. Tendrá lugar un tercer milagro que pasmará a todo el universo y pondrá fin a la Revolución; un brazo de hierro surgirá milagrosamente al mando de un gran poder para vengar los ultrajes hechos a Dios y a la realeza, cuyos miembros sobrevivientes deben aparecer después del gran acontecimiento. No habrá entonces allí, ni odio ni rencor’» (S. M. Mirakles, págs. 154-158; Temporum, págs. 159-161).
Sor Rosa Colomba Asdente
(1781-1847)
No habrá más calma hasta que el descendiente de San Luis vuelva a subir al trono de Francia
Sobre el Castigo:
«La Revolución debe extenderse a toda Europa donde no habrá más calma hasta que el descendiente de San Luis vuelva a subir al trono de Francia.
«Los ejércitos rusos y prusianos invadirán el suelo de Italia y llevarán el sacrilegio hasta alojar sus caballos en la nueva Iglesia de nuestro convento de Taggia; pero la Prusia será finalmente vencida y humillada».
Ella predijo también un eclipse total de tres días (cfr. M. Servant, págs. 300, 327 y 377; Temporum, págs. 101 y 104).
Sor María Lataste
(1822-1847)
Dios los dispersará y sus juicios serán irrevocables
Sobre el Castigo:
«Nuestro Señor le dice: Hija Mía ocúpate seriamente de la salvación de tu alma, porque el día del Señor se aproxima. Se trata ahora de prepararse para el gran día del Señor. Él está decidido a levantarse contra sus enemigos. El los abatirá con su mano poderosa, Él los dispersará y sus juicios serán irrevocables. Todavía hoy escucho los que me dirigen esta súplica: ‘Señor no me castiguéis en vuestra cólera y no nos tratéis según nuestras iniquidades’. Mas cuando mi día vendrá, Yo me erguiré contra todos aquellos que no sean de mi pueblo… Yo no conozco el pueblo de los orgullosos, de los vengativos, de los codiciosos, de los perezosos, de los ambiciosos, de los hipócritas; Yo no conozco sus dioses ni sus reyes. Yo me levantaré contra su pueblo, contra sus divinidades y sus reyes, y Yo los exterminaré por Mi eterna maldición. Ese pueblo no escucha Mi voz y no me conoce. Yo tampoco los conoceré y quedaré para siempre sordo a su apelo.
«Si se me pregunta: ¨cual es entonces vuestro pueblo? Yo responderé: Mi pueblo comprende todos aquellos que me reconocen por Su Rey y Dios, que se someten a Mis Mandamientos y a Mis Preceptos, que Me dan su espíritu y su corazón. He ahí a mi pueblo, el pueblo que Yo reconoceré públicamente en el día que he fijado, este día nadie lo sabe, porque es el Mío, que Yo haré venir bien pronto. Mas a una hora en la cual nadie piensa, pese a los signos precursores en el cielo y sobre la tierra» (M. Servant, pág. 271).
Sobre Francia:
El Primer Rey de Francia soy Yo, Yo soy el Señor de todos los pueblos, de todas las naciones
«Hoy quiero hablaros de Vuestra patria. Ya varias veces Os he hablado de Francia pero nada Os he dicho acerca de lo que es ni cómo obra. Escuchad:
«El Primer Rey de Francia soy Yo, Yo soy el Señor de todos los pueblos, de todas las naciones, de todos los reinos, de todos los imperios, de todas las dominaciones: Soy particularmente el dueño de Francia. Yo le doy prosperidad, grandeza y poderío sobre todas las otras naciones cuando ella es fiel en escuchar Mi voz. Yo levanto sus Príncipes por encima de los otros Príncipes del mundo cuando ellos son fieles al escuchar mi voz. Yo bendigo sus poblaciones más que todas las otras poblaciones de la tierra, cuando ellas son fieles al escuchar mi voz.
«Yo he escogido Francia para darla a Mi Iglesia como su hija de predilección» (M. Servant, pág. 760-761).
Sor María Lataste dirige a uno de sus directores estos avisos dados por Nuestro Señor:
«Hija mía reza por la Francia; Yo ya lo he dicho, me place repetirlo, si los golpes de la justicia de Mi Padre no han caído sobre ella, es María, la Reina del Cielo, que los ha detenido. Satán ruge de rabia en el fondo de los infiernos contra un reino que, verdaderamente, le ha dado rudos golpes; él se estremece de furor viendo el bien que se hace en este lugar; él hace todos sus esfuerzos para aumentar el mal e irritar más la cólera Divina.
Mi Madre tiene un derecho especial sobre Francia
«Mas una cadena que no puede romper lo cautiva; porque Mi Madre tiene un derecho especial sobre Francia, que le está consagrada, y por este derecho, Ella detiene el brazo encolerizado de Dios y dispensa sobre este país que le es devoto, las bendiciones del cielo para hacerlo crecer en el bien. Es porque Yo no he cesado de advertir para prevenir inmensas calamidades».
En una visión del 20 de noviembre de 1843, escuchó de Nuestro Señor estas palabras:
«Francia, cuanto tú eres ingeniosa para irritar y calmar la Justicia de Dios. Si tus crímenes hacen caer sobre ti los castigos del Cielo, tu virtud de caridad exclamará al Cielo: Misericordia y piedad, Señor. Te será dado ver los juicios de Mi Justicia irritada, en un tiempo que te será manifestado y que tú conocerás sin temor de error. Mas tú conocerás también los juicios de Mi compasión y de mi misericordia, y tú dirás: alabanza y agradecimiento, amor y reconocimiento a Dios, para siempre en los siglos y en la eternidad» (M. Servant, págs. 775-776).
Sobre París:
«Me pareció hallarme en una gran plaza de París. En medio de aquella plaza vi a un joven sobre una pequeña columna; estaba vestido con un ropaje rojo y llevaba una diadema sobre la cabeza: tenía su sable en la vaina y un arco en la mano. Sus miradas eran fulminantes y su boca pronta a lanzar amenazas. Vi inscrito encima de su cabeza, en caracteres de fuego: El ángel exterminador. A esta vista me sobrecogí de no sé que sentimiento de temor, de dolor y de compasión y exclamé muchas veces: ‘Señor conservad París. Salvad al Rey… ­Oh, París ciudad execrable! Hace mucho tiempo que mereces mi indignación y si no he dejado caer sobre ti la ola de mi cólera, es porque, por un efecto de misericordia, he detenido mi brazo vengador pronto a pesar sobre ti. He dejado libre a la multitud innumerable de pecadores por no castigar los justos. Tus habitantes te maldecirán un día porque los habrás saturado con tu aire emponzoñado. Aquellos a quienes hubieres dado asilo te darán su maldición porque habrán encontrado la muerte en tu seno’» (S. M. Mirakles, págs. 129-130; M. Servant, pág. 338).
«¨Qué espíritu de loca libertad ha reemplazado en su corazón el espíritu de la sola libertad verdadera descendida del cielo, que es la sumisión a la voluntad de Dios? ¨Qué espíritu de egoismo seco y lleno de frialdad ha reemplazado en su corazón al espíritu ardiente de la caridad descendida del cielo que es el amor de Dios y del prójimo?» (S. M. Mirakles , pág. 113).
Sor María de Saint Pierre
(1816-1848)
El mayor peligro para la cristiandad y para la Iglesia serían los comunistas
Sobre el Castigo:
Esta carmelita decía que en el porvenir el mayor peligro para la cristiandad y para la Iglesia serían los comunistas, que en 1848 eran bien poco conocidos.
«Nuestro Señor me ha dicho que estos sectarios no habían hecho sino una incursión, mas que trabajaban en secreto en sus designios. ­Ah, si vos conocieseis sus maquinaciones diabólicas, sus principios anticristianos! Ellos esperan un día favorable para invadir Francia».
También anunció la victoria: «Esta faz ultrajada aparecerá un día gloriosa y sus enemigos aniquilados para siempre. Los demonios lanzados a las tinieblas y la Santa Faz reinará sobre la tierra» (M. Servant, págs. 256 y 576-577).
Fray Bernardo María Clausi
(+1849)
Las cosas llegarán al colmo, será cuando Dios pondrá allí la mano suya
Sobre el Castigo:
«Las cosas llegarán al colmo, y cuando todo parezca perdido y la mano del hombre no pueda más nada, será cuando Dios pondrá allí la suya y arreglará todas las cosas en un abrir y cerrar de ojos, como de la mañana a la tarde…»
«Vendrá un flagelo terrible y dirigido únicamente contra los impíos. Será un flagelo enteramente nuevo y como no se ha visto otro en el mundo. El cielo y la tierra se unirán y grandes pecadores se convertirán porque entonces conocerán a Dios. Este flagelo se hará sentir en el mundo entero y será tan terrible que los sobrevivientes se imaginarán ser los únicos que se han librado. Este azote será instantáneo, pero terrible.
Tan grande será la persecución contra los justos que éstos tendrán que sufrir un verdadero martirio»
«Yo no veré estos castigos, los cuales serán seguidos de una reorganización general y de un gran triunfo para la Iglesia. Felices aquellos que vivan en esos días afortunados porque reinará una verdadera y fraternal caridad.
«Mas, antes que estas cosas lleguen, el mal habrá hecho progresos en el mundo que parecerá que los demonios han salido del infierno; tan grande será la persecución contra los justos que éstos tendrán que sufrir un verdadero martirio» (Temporum, págs. 144-145; M. Servant, pág. 372; S. M. Mirakles, págs. 153-154).
Josefina Lamarine
(1787-1850)
Sangre. Sangre. La república roja
Sobre el Castigo:
«El terror será de los réprobos porque la puerta del infierno está abierta y el demonio espera. No hagáis más desastres; la república los hace bastantes. No hay necesidad de hacer otros más. La república se ha matado.
«Veo un carruaje en que había grandes tablones, que se descargaban. La voz me dijo: ‘esto es para formar cadalsos’.
«Sangre. Sangre. La república roja. Ved, ya ha llegado la terrible revolución de sangre. La eternidad se aproxima. Con la bandera roja están los lobos en el jardín. Ya no hay más propietarios. Pobre París. Mírate ya estás destruida.
La Santísima Virgen ha enviado el ángel exterminador
«La guerra es terrible. Ellos caen de todos lados. Ved aquí el hombre. Y sin sacerdotes. Mirando a todos lados, la vidente divisó un soldado que era llevado por algunos. ­Ah, exclamó, es un sacerdote! Y la voz dice: Dos veces he sido rechazado; dos veces he vuelto a entrar. Pobre ciudad. Tú no existes ya. Todos lloraban. La Santísima Virgen ha enviado el ángel exterminador. Todo el mundo llora en París. Ha llegado la hora de las tinieblas. Las tinieblas han llegado. La religión nacerá de sus cenizas y se mostrará con toda su sublimidad por algún tiempo» (S. M. Mirakles, págs. 136-137; M. Servant, pág. 235).
Sor María Rafols
(1781-1853)
Cuando sean probados, levanten su espíritu y pongan en mi y en mi Santísima Madre, toda su confianza
Nuestro Señor le dice: «Escribe, hija mía, Yo vendré en socorro de todos aquellos que me veneran y que, en sus necesidades, vendrán a mí con confianza».
El 19 de abril de 1815: «Yo salvaré a España recurriendo a prodigiosos milagros que muchas personas verán claramente con sus propios ojos. Y mi Santísima Madre les comunicará lo que tendrán que hacer para apaciguar a mi Padre Eterno y hacerles pedir perdón» (M. Servant, págs. 721-722).
El 1 de Julio de 1838: «Mira, hija mía, tú no puedes comprender todo lo que voy a decirte, pero tampoco hace falta que lo sepas, pues, no lo digo para ti, sino para otros hijos míos que serán muy perseguidos y estarán muy dudosos y apurados con las luchas que les armará el enemigo que quiere destruir la religión y hasta mi dulce nombre de todos los ámbitos de la tierra. Cuando llegue esta época, que empezará abiertamente en el año 1931 [*] , quiero que todos mis hijos, los hombres, cuando sean probados, levanten su espíritu y pongan en mi y en mi Santísima Madre, toda su confianza» (S. M. Mirakles, págs. 84-85; M. Servant, pág. 722).
————— [*] El año 1931 cayó la monarquía en España y se proclamó la República.
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San Juan Bautista Maria Vianney
(1786-1859)
Paris será destruida y quemada definitivamente, entretanto no lo será enteramente.
Después de predecir las guerras de 1870 y 1914 dice lo siguiente:
«Antes del gran golpe, habrá unos negocios pequeños… El negocio importante no pasó aún. Paris será destruida y quemada definitivamente , entretanto no lo será enteramente.
«Mas habrá cosas más terribles que aquellas que ya visteis. Habrá un límite que la destrucción no pasará, no sé donde será pero nosotros estaremos más allá.
«Dejarán quemar París y quedarán contentos (los alemanes). Mas serán combatidos y derrotados para siempre.
«Se retirarán para su país, sin embargo el ejército francés los perseguirá y pocos serán los que entrarán en él.
«Entonces se les tomará lo que habían llevado y mucho más».
Los comunistas de París se esparcirán por toda Francia y se multiplicarán mucho
Los comunistas:
«Los comunistas de París, después de derrotados se esparcirán por toda Francia y se multiplicarán mucho, se han de apoderar de armas, oprimirán a las personas de bien; en fin estallará la guerra civil en todas partes.
«Los malos se apoderarán del norte, del oeste y del oriente, y perpetrarán muchos asesinatos, querrán hacer desaparecer todos los sacerdotes y todos los religiosos.
«Perecerá mucha gente , más que la primera vez, porque no se habrán convertido.
«Se destruirán muchas casas, destruirán… destruirán… Mucha gente buena perecerá. Estas personas, sin embargo, como serán felices…
«No demora esto por mucho tiempo. Pensarán que todo está perdido, mas el Buen Dios salvará todo…
«Será una señal del juicio final.
«Paris será mudada, como también lo serán dos o tres ciudades.
«El castigo que no habrá convertido la primera vez, será tan claro ahora, que lo han de reconocer y el pueblo se convertirá» (P. Julio María, págs. 22-24).
Sor Palma María Addolorata Matarelli D’Oria
(1825-1872)
Roma será particularmente probada y algunos dignatarios de la Iglesia serán inmolados por los malos
Sobre el Castigo:
«Roma será particularmente probada y algunos dignatarios de la Iglesia serán inmolados por los malos.
«Los sectarios, después de la caída del rey-ladrón, vendrán para apoderarse de la ciudad santa; mas ellos serán detenidos a las puertas y huirán espantados. En su fuga ellos serán triturados bajo los golpes del ángel exterminador que en el tiempo de los judíos destruyó los 185.000 hombres del ejército de Senaquerib.
«La verdadera Paz vendrá después.
«A las perturbaciones de la revolución se unirán otros castigos como la peste y el hambre.
«Signos extraordinarios aparecerán en el cielo.
«Habrá tres días de tinieblas; ni un solo demonio quedará en el infierno; todos saldrán y el aire será corrompido; será la última plaga.
«Después una gran cruz aparecerá en el cielo, y el triunfo de la Iglesia será tal que hará olvidarse bien rápido todas las desgracias.
«Francia será la primera castigada y la primera a ser reerguida» (M. Servant, págs. 309-358).
Santa Catalina Labouré
(1806-1876)
En su primera aparición, el 18 de julio de 1830, Nuestra Señora le anunciaba grandes infortunios que iban a precipitarse sobre la sociedad en el mundo entero. Después de comunicarle la caída del trono (Carlos X) le dice: «El mundo entero será ‘renversé’ por desgracias de toda suerte» (A. Marty, pág. 49).
Papa Pío IX
(1846-1878)
«No hay que hacerse ninguna ilusión: la revolución llegará aquí… se quiere enarbolar la bandera revolucionaria en el Capitolio. Vos sabéis como yo, que la roca Tarpeya no está lejos» (M. Servant, pág. 306; citado de Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, págs. 418-419).
Sor María de Jesús Crucificado
(1846-1878)
Es necesario que esta cisterna sea llenada de sangre para calmar la justicia de Dios
Sobre el Castigo:
«Ella tenía un ardiente amor por Francia y hablaba de ella en sus éxtasis en términos inflamados. En sus visiones Francia era ‘la rosa’ y la Santa Iglesia ‘el Olivo’. En todas sus profecías el tema general era: ‘la prueba, sobre todo por una guerra sangrienta, la victoria y las consecuencias del triunfo’.
«Muchas veces desde 1873, ella anunciaba una guerra que haría correr ‘ríos de sangre’. Ella preguntaba en un éxtasis: “cuando terminará esta guerra? Después de un tiempo de silencio, ella transmitió la terrible respuesta: ‘Ah, será larga porque es necesario que todo el mundo pase por ella, pequeños y grandes: nosotros estamos corrompidos’. Y este éxtasis particularmente doloroso parecía ponerle bajo los ojos los esfuerzos de dos ejércitos inmensos encarnizados uno contra el otro.
«Ella veía a veces dos cisternas, una ya llena de sangre, la otra todavía vacía, mas tan grande que la sangre de tres cuartos de los hombres no parecía poder colmarla, y la voz le decía: ‘Ved, es necesario que esta cisterna sea llenada para calmar la justicia de Dios…’
«El 13 de mayo de 1874, una voz le dice: ‘Yo os advierto, como ya os advertí dos meses antes de las guerras que arribarían a Francia (la guerra de 1870). Mas esta que Yo os anuncio será diez veces más terrible que la que ha llegado entonces a Francia’.
«El 14 de agosto de 1874, [una voz le dice]: ‘Será una masacre terrible, se marchará con la sangre hasta las rodillas. Yo pienso que, en esta guerra que va a venir, se tomará a todos los sacerdotes para combatir… Yo no sé si es de esta manera que los sacerdotes perecerán porque deben quedar muy pocos después de la prueba; me parece que se les colocará adelante en el mayor peligro» (A. Marty, págs. 64-65).
San Juan Bosco
(1815-1888)
La gran prostituta de Babilonia
Sueño sobre el Castigo:
«La vigilia de la Epifanía del presente año de 1870 desparecieron todos los objetos materiales de mi cuarto y me encontré en la contemplación de cosas sobrenaturales. Fue cosa de breves instantes pero vi mucho. Si bien de forma y de apariencia sensibles, sin embargo no se puede sino con gran dificultad comunicar a los otros con signos externos y sensibles. He aquí una idea de lo que vi. Ahí está la palabra de Dios acomodada a la palabra del hombre.
«Del sur viene la guerra. Del norte viene la paz».
Sobre Francia:
«Las leyes de Francia ya no reconocen al Creador, y el Creador se dará a conocer y la visitará tres veces con el azote de su furor.
«En la primera humillará su soberbia con las derrotas, con el saqueo, con la destrucción de sus cosechas, de sus animales, y de sus hombres.
«En la segunda, la gran prostituta de Babilonia, aquella que, suspirando, los buenos llaman ‘el prostíbulo de Europa’, será privada de su jefe y hecha presa del desorden».
Sobre París:
«París… París… En vez de armarte con el nombre del Señor, te rodeas de casas de inmoralidad. Estas serán destrozadas por ti misma, tu ídolo será reducido a cenizas para que se cumpla: ‘Mentita est iniquitas sibi’ (la iniquidad se engañó a si misma) . Tus enemigos te pondrán en aprietos, te traerán el hambre, el terror y la abominación de las naciones. Mas, ­ay de ti si no reconocieras la mano que te golpea! Quiero castigar la inmoralidad, el abandono, el desprecio de mi ley, dice el Señor.
«En la tercera caerás en manos extranjeras: tus enemigos verán desde lejos tus palacios envueltos en llamas, tus habitaciones convertidas en montón de ruinas bañadas con la sangre de tus valientes que ya no existen.
«Mas he aquí un gran guerrero del norte, lleva un estandarte y en la diestra que lo empuña está escrito: ‘Irresistible la mano del Señor’.
«En aquel instante el venerable anciano del Lacio le salió al encuentro ondeando una lámpara ardentísima. Entonces el estandarte se ensanchó y de negro que era se tornó blanco como el campo de la nieve.
«En medio del estandarte, con caracteres de oro, estaba escrito el nombre de aquel que todo lo puede.
«El guerrero con los suyos hizo una profunda reverencia al Anciano y se estrecharon la mano».
El enemigo sembrará discordia entre tus asesores, suscitará enemigos entre mis hijos
Al Papa:
«Ahora la voz del cielo se dirige al Pastor de los pastores. Tú estás en la gran conferencia con tus asesores; pero el enemigo del bien no se da un momento de reposo; estudia y pone en práctica contra ti todas las artes. Sembrará discordia entre tus asesores; suscitará enemigos entre mis hijos. Las potencias del siglo vomitarán fuego y querrían que las palabras fuesen sofocadas en la garganta de los defensores de mi Ley. Esto no se verá; se harán el mal a sí mismos. Tú apresúrate; si las dificultades no se resuelven trúncalas. Si te hallas en apuros, no te detengas; continua hasta que se haya cortado la cabeza a la hidra del error. Este golpe hará temblar la tierra y el infierno, pero el mundo estará a salvo y todos los buenos se alegrarán.
«Reúne, por tanto, contigo, aunque no sean más que dos, los asesores; pero dondequiera que fueres, continúa y termina la obra que te ha sido encomendada.
«Los días corren veloces; tus años se acercan al número determinado, pero la Gran Reina será siempre tu ayuda y como en tiempos pasados, así en el porvenir será ‘magnum et singulare in Ecclesia praesidium…’».
Tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quien se lo parta
Sobre Italia:
«Mas tú Italia, tierra de bendiciones, ¨quién te ha puesto en desolación?… No digas que los enemigos, sino tus amigos. ¨No oyes que tus hijos piden el pan de la fe y no encuentran quien se lo parta? ¨Qué haré? Golpearé a los pastores, dispersaré el rebaño, para los que se sientan en la cátedra de Moisés busquen buenos pastos y la grey escuche dócilmente y se apaciente.
«Pero sobre el rebaño y sobre los pastores pesará Mi mano; la carestía, la peste, la guerra, harán que las madres lloren la sangre de sus hijos y de sus maridos muertos en tierra enemiga».
Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia
Sobre Roma:
«¨Y de ti, oh Roma, que será? Roma ingrata, Roma afeminada, Roma soberbia. Has llegado al punto que no buscas ni admiras en tu soberano más que el lujo, olvidando que tu gloria y la suya está sobre el Gólgota. Ahora él está viejo, achacoso, inerme, despojado de todo; sin embargo, con su esclava palabra, todavía hace temblar el mundo.
«Roma… Yo vendré cuatro veces sobre ti.
«En la primera castigaré la tierra y tus habitantes.
«En la segunda llegará la ruina y el exterminio hasta tus murallas. ¨Todavía no abres los ojos?
«Vendré la tercera vez y destruiré las defensas y los defensores y al dominio del Padre sucederá el reino del Terror, del espanto y de la desolación.
«Pero mis sabios huyen, Mi ley es todavía pisoteada; por eso te haré la cuarta visita. ­Ay de ti, si Mi Ley es todavía para ti un nombre vano! Se darán prevaricaciones entre los doctos y los ignorantes. Tu sangre y la sangre de tus hijos lavará las manchas que tú infieres a la ley de tu Dios.
«La guerra, la peste, el hambre, serán los flagelos con que será castigada la soberbia y la malicia de los hombres. ¨Donde están, oh ricos, vuestra magnificencia, vuestras villas, vuestros palacios? Convertido se han en la basura de las plazas y de las calles.
«Pero vosotros sacerdotes, ¨por que no corréis a llorar entre el vestíbulo y el altar, pidiendo que cesen los castigos? ¨Por qué no tomáis el escudo de la fe y no vais por los tejados, por las casas, por las calles, por las plazas y por todo lugar, incluso el inaccesible a llevar la semilla de mi palabra? ¨Ignoráis que es la terrible espada de dos filos que abate a mis enemigos y rompe la ira de Dios y de los hombres?
«Estas cosas deberán venir inexorablemente una después de la otra.
«Pero la Augusta Reina de los cielos está presente.
«El poder de Dios está en sus manos; disipa como niebla a sus enemigos. El venerado anciano está revestido de todas sus antiguas vestiduras.
«Sobrevendrá todavía un violento huracán» ( Biografía y Escritos de San Juan Bosco, págs. 393-395).
El sueño del caballo rojo: […] obra devastadora comenzada por autoridades más o menos conscientemente cómplices
Sobre el comunismo:
El sueño del caballo rojo el santo lo tuvo el 6 de julio de 1862. Vio aparecer un caballo rojo enorme, del tamaño de una montaña. Infundía terror, dicha bestia de orejas tiesas, cara horrorosa, «tenía mucha gente encima, que le salían alas… que invadía la tierra… y exclamé: ­Pero esto es un demonio!»
Don Bosco después de este sueño pensó mucho sobre el significado del mismo y mandó estudiar en el Apocalipsis si el equus rufus era mencionado. El santo llegó a la conclusión de que ese caballo rojo significaba la «democracia sectaria que rabiando contra la Iglesia y contra el orden, avanzaba conjurando contra el orden social y subvertiéndolo todo, sin detenerse a su paso, que se impone a los gobiernos, a las escuelas, a los tribunales, a los municipios, a todo, y que corre desolada llegando a sus consecuencias extremas, pero desgraciadamente lógicas; obra devastadora comenzada por autoridades más o menos conscientemente cómplices suyos, en detrimento de la sociedad religiosa, de toda institución buena, del derecho común, de la propiedad…» (Biografia y Escritos de San Juan Bosco, págs. 600-601).
Sor María de los Dolores y Patrocinio
(1811-1891)
La lucha del león señalado con la cruz con otro león que después se convirtió en serpiente
Visión de un gran combate:
«El día de San Agustín de 1835 por la noche, el tiempo que la comunidad se iba a recoger dejando a mi venerada Madre en su cama en el suelo, tuvo un éxtasis admirable, una visión muy misteriosa, en concepto de la Rvda. Madre Pilar que la presenció, por algunas palabras sueltas que le oyeron y por lo que la misma Madre, obligándola a hablar, pudo sacarle. Parecía que veía una gran batalla; a la Reina de los Angeles sentada con Su Divino Hijo en figura de niño dormido; a los cuatro doctores de la Iglesia y a muchos otros personajes, detrás de un león que aparecía sentado y con una cruz en la frente. La lucha era con otro león que después se convirtió en serpiente. El león señalado con la cruz, estaba como quien no puede moverse, y, al principio solo meneaba la cola y alguna pata, mas siempre permanecía inmóvil a pesar de los esfuerzos en contrario. Cuando alentaba el león de la cruz hacia el Niño Dios que la Virgen Santísima tenía en sus brazos, despertaba éste, y entonces cobraba el león nuevos bríos y peleaba con más fuerza. Por fin tomó la Señora a su Dulce Niño dormido y lo puso sobre el león de la cruz; y entonces fue hecha la victoria; y los dos personajes que estaban detrás del león, el uno también con una cruz, se unieron, y todo fue gozo y alabanza a Dios. Este éxtasis o visión duró desde las diez de la noche hasta la una de la madrugada… Estuvo todo este tiempo hermosísima y como quien presenciaba una batalla. Unas veces se le encendía el rostro y se regocijaba mucho; otras, como quien escucha con atención grandísima, y luego decía alguna palabra. Cuando alentaba el león y despertaba el Niño decía: ‘­Ay! significa las oraciones de los fieles el alentar el león’» (Sor María Isabel de Jesús, págs. 86-87).
Hermano Antonio
(1820-?)
Grandes guerras tendrán lugar y la Santa Iglesia será sumergida en la aflicción
Sobre el Castigo:
«Nosotros tocamos ahora a la época de los grandes acontecimientos en Europa. Grandes guerras tendrán lugar y la Santa Iglesia será sumergida en la aflicción… Es necesario que todas estas pruebas lleguen, a fin de que Prusia sea de tal manera reducida que ella quede para siempre incapaz de afligir a la Santa Iglesia» (M. Servant, pág. 327; P. Julio María, págs. 26-31).
Sor De Bourg
(Siglo XIX)
Los ángeles exterminadores con el gladio en la mano esperaban la señal para herir la tierra».
Mensaje de Nuestro Señor al Rey Luis Felipe:
1. «Vos me habéis despreciado, vos habéis hecho apostatar mi pueblo haciéndolo trabajar el Domingo…».
2. «Para los años 1848, 1849 y 1850: Intercesión de la Santísima Virgen para detener el brazo de su Hijo. Nuestro Señor acepta con agrado las oraciones, mas acrecienta que los crímenes de los hombres iban tan lejos que si Él no los castigaba, los flagelos más tarde serían más terribles… Los ángeles exterminadores con el gladio en la mano, no esperaban sino la señal para herir la tierra».
Frenesí en la búsqueda del placer
3. «El Señor se ha quejado de una manera terrible; El se queja de ese frenesí en la búsqueda del placer; El se queja de los bailes escandalosos, de la indecencia y del lujo de los adornos femeninos, y si El prohíbe en el Santo Evangelio, aún un solo mal deseo, no hay que asombrarse que castigue terriblemente la corrupción de las costumbres que es la consecuencia necesaria de todos estos abusos, la causa de todos estos crímenes y que arrastran, con la ruina de las buenas costumbres, la salvación y ocasionan la pérdida de las almas. Los pueblos, como siempre, han imitado los malos ejemplos de los grandes: no hay más dique al torrente de las pasiones furiosas; la autoridad divina es enteramente desconocida; los hombres desprecian las leyes de Dios y los hijos las de las familias; así el orden es ficticio, se mantiene únicamente por la fuerza y la violencia.
«Solo parece que valiera la pena conseguir el confort y el placer sensual. Y como el dinero es el único que los da, el dinero no solo es procurado, sino reverenciado. Para numerosos espíritus, hoy en día, la vida no tiene otro significado que el de atesorar lo más posible a fin de gozar lo más intensamente que el hombre pueda hacerlo» (M. Servant, págs. 91-92).
En 1857 escribía: «He aquí donde estamos: los castigos del Señor van a caer sobre nosotros de diversas maneras. Flagelos, sangre derramada. Habrá en nuestra Francia un trastorno espantoso» (M. Servant, pág. 268).
«Los días serán abreviados en favor de los justos» (M. Servant, pág. 362).
«Habrá una crisis terrible, pues me ha sido dicho que después de este tiempo de prueba el Señor traerá de nuevo el príncipe ‘Dieudonné’ [dado por Dios]» (M. Servant, pág. 541).
Mariana Galtier
(Siglo XIX)
Esta profecía, relatada por el P. Charbonnel en 1869, que la había obtenido de testigos personales, ha sido pronunciada en 1880, cuando se ofició el Te Deum por la toma de Argelia:
La gran prostituta será destruida por el fuego
«Cuando viereis la guerra entre Francia y Alemania, podréis decir que es el comienzo de la tercera y última plaga. Ay (tres veces). ­Ay de Francia! (tres veces). ­Hay de Alemania! (tres veces). ­Ay de Italia! (tres veces).
«Francia será desunida entre sí, le faltará todo socorro. El ángel no meterá la espada en la vaina sino después de haber castigado a todas las naciones.
«Durante la cosecha de las uvas, habrá un gran combate entre París y Lyon.
«La gran prostituta será destruida por el fuego. El ángel del Señor advertirá a los justos de París. Nadie sabrá de donde ha venido el fuego. Todos los malos perecerán.
Un príncipe, llegará como por milagro. Será de la sangre de la antigua raza
«Las desgracias de Francia serán tan grandes que muchos morirán de espanto.
«En esta guerra, quien se crea vencedor será vencido.
«Francia se verá tan apurada de hombres y de dinero que le faltarán las cosas más necesarias. Mas esto no será largo.
«Un príncipe conocido solo de Dios y que hace penitencia en el desierto, llegará como por milagro. Será de la sangre de la antigua raza…» (S. M. Mirakles, págs. 135-136; M. Servant, págs. 322, 341, 389 y 541).
Venerable Fray Jacinto Coma
(Siglo XIX)
La Providencia hará de un solo golpe lo que habría demorado mucho tiempo
Sobre el Castigo:
«La Providencia tiene en reserva un medio imprevisto, que hará de un solo golpe lo que habría demorado mucho tiempo siguiendo el curso normal de las cosas» (M. Servant, pág. 377).
Juan Stehlmayer
(Siglo XIX)
La muerte herirá por epidemias y por una guerra de exterminio de pueblo a pueblo
Nuestra Señora le dice:
«Venid a mí, no temáis… Escuchad bien, escuchad bien lo que yo voy a enseñaros, a fin de poder anunciar a los otros. He aquí lo que les diréis: ‘Yo no puedo nada más con mis oraciones ante Dios, porque los hombres han llevado la iniquidad hasta el extremo y ellos no tienen más caridad los unos con los otros, Dios los va a golpear con un castigo terrible.
«No queda más remedio que una pronta penitencia para escapar a su cólera. Si no la muerte herirá con golpes redoblados, por epidemias y por una guerra de exterminio de pueblo a pueblo: estos flagelos precipitarán los malos en el infierno, en castigo de sus crímenes, mientras que abrirán el cielo a los justos que sucumban. ¨Me habéis comprendido bien, mi querido hijo?
«Yo soy la Madre de Dios. No dejéis de hacer conocer a los otros lo que acabo de deciros» (M. Servant, págs. 250-251. — Citado por el P. Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, pág. 524).
María Martel
(Siglos XIX y XX)
Un cisma está en vías de realizarse
Sobre el Castigo:
En enero de 1897 Nuestra Señora le dijo: «Hijos míos, rezad, porque grandes males os van a golpear. La guerra contra la Iglesia bien pronto va a declararse de todos lados. Un cisma está en vías de realizarse».
La Santa Virgen suplica:
«­Oh París, París, no ha respetado las leyes de mi Divino Hijo!… será castigada y destruida por el fuego… Poca gente restará… aquellos que quedarán no se reconocerán… París será destruida por el fuego si rehúsa convertirse… he ahí la punición que le está reservada.
«Inglaterra será castigada, yo he visto navíos hundirse sobre los cuales estaba escrito ‘Inglaterra’».
El primer golpe será sobre París
En septiembre de 1907: «El primer golpe será sobre París: los teatros van a saltar, las víctimas van a arder, la sangre va a correr».
El 7 de julio de 1901, después de la visión de una caída de bolas multicolores, el Sagrado Corazón le dice que se trataba de fuego del cielo para París y otros diferentes lugares (M. Servant, pág. 342).
El 6 de junio de 1902: «Yo he escuchado la voz de Nuestra Buena Madre que me dijo: ‘Es necesario rezar bien a causa de las desgracias y los castigos que van a llegar. En Francia dos volcanes van a estallar, dos montañas van a desplomarse. Los infortunios de la Martinica no son nada al lado de lo que va a venir…’ El buen Jesús me ha dicho: ‘En Francia, dos volcanes van a estallar las montañas van a derrumbarse… Fuera de Francia muchos temblores de tierras, también volcanes van a explotar, las montañas se desmoronan» (M. Servant, pág. 404).
El 1 de mayo de 1903: «La Santa Virgen anuncia: ‘El tiempo vendrá, hijos míos, rezad, rezad mucho… Es necesario rezar por el futuro Rey… y por el Soberano Pontífice… La República va a caer; es el reino de Satanás… Otro mundo y otro Reino van a venir…»
El 2 de mayo de 1903: «En estos días, hijos míos, vosotros vivís bajo el reino de Satanás, y este reino es un reino de crímenes y de desgracias. Francia renacerá por el Sagrado Corazón de mi Divino Hijo» (M. Servant, págs. 822-823).
Teresa Higginson
(1844-1905)
Tinieblas de la inteligencia, en las cuales el hombre se ha precipitado
Sobre el Castigo:
«Si no fuese por obediencia, yo nunca intentaría describir las cosas espantosas que me han sido mostradas.
«Yo no sé como, ni adonde he sido transportada, mas me parecía un lugar elevado desde donde mirando para abajo percibía la tierra.
«Primero, vi una nube de tinieblas envolverla: eran tinieblas reales, espesas, materiales, que comprendí ser un signo de las tinieblas de la inteligencia, en las cuales el hombre se ha precipitado. Después escuché el ruido violento del trueno, vi brillar el rayo y me parece que bolas de fuego caían sobre la tierra y se hundían hasta su centro, haciendo volar las rocas en astillas. Enseguida escuché la ola impetuosa de las aguas, y un terrible gemido de duelo sube de la tierra. Entonces, posternándome humildemente, imploraba misericordia por la Sangre de la amarga Pasión de Jesucristo…
«No puedo decir cuanto duró, porque estaba tan horrorizada cuanto humillada; enseguida escuché una voz que reconocí perfectamente bien ser la de nuestro querido Señor y Salvador Jesucristo, diciendo: ‘Decid que ni uno de aquellos que me han sido dados será perdido’.
«Entonces, las tinieblas de la tierra se detuvieron, los rayos cesaron y yo percibí sombras, figuras humanas, muriendo de hambre, con aire extraviado. Ellos se levantaron temblando; vi el signo de sus frentes y me uní a ellos y a toda la corte celestial. Alabé y bendije a este Dios de sabiduría infinita que en su misericordia, nos ha rescatado por su sangre» (M. Servant, págs. 258-259).
Josefina Reverdy
(1854-1908)
Unos perecen en medio del flagelo, otros bajo los escombros de las casas o en las llamas o en las trincheras sangrientas
Sobre el Castigo:
«Los castigos han comenzado y continuarán a llover sobre la naturaleza entera. Oh, que desolación. Desgracia, desgracia a aquellos que se encontrarán en la desgracia de Dios. Habrá tales sacudidas en la tierra que los hombres morirán de espanto. En medio de la tormenta, hombres de aspecto horroroso harán escuchar aullidos aterradores pareciendo a aquellos del infierno; sus corazones estarán inflamados de las pasiones más feroces. Un populacho alterado de sangre sumergirá las almas más sólidas en un terror mortal.
«Las casas se hundirán. Unos perecen en medio del flagelo, otros bajo los escombros de las casas o en las llamas o en las trincheras sangrientas.
«La sangre de las víctimas se extiende hasta el mar. Una parte de la tierra está toda desierta; nadie, sin el poder de Dios podrá sustentarse. Las almas más fervientes caerán en una angustia mortal. Habrá tan terribles tempestades que las montañas serán conmovidas, que las casas, los edificios se hundirán. La tercera parte de los hombres perecerá. En ese momento el sol se oscureció. Tinieblas espesas llenas de espíritus satánicos cubren la tierra.
«La luna se tornará roja como la sangre. Estad provistos de cirios benditos.
«Es necesario a todo precio una regeneración del género humano. Vosotros no seréis sacudidos más allá de vuestras fuerzas. Rezad, rezad. Después de la persecución, la Iglesia triunfará y reflorecerá» (M. Servant, pág. 236).
Sor Catalina Filljung
(1848-1915)
París: estrechaba por fuera, víctima de los furores de la revolución, y de un hambre tan terrible que las madres devoraban a sus hijos.
Sobre el Castigo:
Su biógrafo relata: «Catalina temía para París la suerte de Jerusalén. Muy común, en otros tiempos, se le había escuchado gritar en éxtasis: ‘­oh París, segunda Jerusalén por tus crímenes, segunda Jerusalén por tu castigo!’.
«Después de esto, ella veía ‘como fuego del cielo que caía’. Era la venganza divina. La gran ciudad asediada, mientras que el enemigo la estrechaba por fuera, era víctima de los furores de la revolución, y de un hambre tan terrible que las madres devoraban a sus hijos.
«Los amotinados saqueaban, incendiaban París, principalmente los barrios más bonitos. ‘Los alemanes estarán contentos de verla destruir, mas no serán ellos que la destruyan, ellos no podrán entrar’.
«Después de la guerra, París perdía su primacía, otra ciudad, una ciudad del centro se tornaba capital…» (M. Servant, págs. 348-349).
Sor Catalina anunció que habrá una «persecución sangrienta, muchas iglesias, especialmente la del ‘Sacré Coeur’, serán profanadas y destruidas».
Ella también vio: «En un palacio al borde del Sena, un cuarto subterráneo donde hombres tenían una sesión alrededor de una larga mesa cubierta de papeles; estos papeles eran las leyes que hacían contra la Iglesia.
«Las leyes antirreligiosas le eran presentadas como la obra de la franc-masonería; ella las veía elaboradas en la cámara por hombres que trabajaban bajo tierra, portando pequeños mandiles» (M. Servant, pág. 761).
 
Madame Royer
(1841-1924)
Los franceses irán hasta los bordes de la desesperación. Ellos no tendrán coraje sino contra ellos mismos
Sobre el Castigo:
«Yo he visto, en mi oración, el cielo de nuestro país lleno de combates, el suelo del norte de Francia labrado por profundos surcos. Ellos estaban llenos de sangre. Nuestras campiñas me han sido mostradas devastadas, nuestras iglesias destruidas, ni siquiera nuestras catedrales serán respetadas.
«La paz que seguirá a esta guerra, [*] será una falsa paz, plena de dificultades diplomáticas, económicas, sociales y financieras.
————— [*] Esta visión fue el 24 de mayo de 1914.
—————
«El mundo se hundirá en la impiedad, la impureza y el completo olvido de Dios y correrá así a su castigo. Los franceses irán hasta los bordes de la desesperación. Ellos no tendrán coraje sino contra ellos mismos.
«Una a una todas las soluciones para poner fin a sus males se desvanecerán.
«Cuando todo recurso humano haya desaparecido, y que todo parezca perdido, el Sagrado Corazón intervendrá. Entonces surgirá el elegido de Dios, y Francia no podrá negar que ella deberá su salvación solamente al Sagrado Corazón».
El Soberano Pontífice será desgraciado
En otra visión:
«El Soberano Pontífice será desgraciado. Toda la Iglesia será desolada a causa de él. Por él, para su liberación, será necesario recurrir al Sagrado Corazón».
En otra revelación, Madame Royer vio desaparecer al Papa en medio de la desolación de la Iglesia.
Ella también vio a Nuestro Señor llorar sobre París como antaño sobre Jerusalén, y con las mismas quejas.
«Un príncipe viene del extranjero para liberar a Francia» (A. Marty, págs. 82-91).
María Julia Jahenny
(1850-1941)
Habrá prodigios diabólicos en los aires
Sobre el Castigo:
«Habrá prodigios diabólicos en los aires; los amigos del Señor no deben ir a ver esos prodigios de Satán que son el anuncio de la cólera de Dios y de los castigos» (M. Servant, pág. 83).
San Miguel dice a la vidente:
«El infierno va a triunfar y los justos serán víctimas de un pueblo impío; el infierno ruge de espanto y de terror y Satán, en su conquista nos dice: ‘A mí la victoria. Yo he conquistado la Francia casi entera’.
«La desolación será tan grande y los castigos tan terribles que muchos se consumirán de espanto y se creerán en el fin del mundo.
«Habrá tinieblas físicas durante tres días, y de día, habrá una noche continua. Únicamente los cirios de cera benditos podrán dar luz durante esta terrible oscuridad. Un solo cirio bastará para los tres días, pero en las casas de los impíos ellos no darán ninguna luz; durante estos tres días de tinieblas los demonios aparecerán bajo las formas más horrorosas y las más espantosas. Escucharéis en el aire las blasfemias más horribles. Los rayos penetrarán en vuestras casas, mas ellos no extinguirán la luz de los cirios benditos. Ni el viento, ni la tempestad, ni los temblores de tierra podrán apagarlos.
«Nubes rojas como la sangre recorrerán el cielo, el ruido del trueno estremecerá la tierra, rayos siniestros surcarán las nubes en una estación donde ellos no se producen nunca.
Los castigos serán comunes a todo el mundo y se sucederán sin interrupción
«La tierra será removida hasta sus fundamentos. El mar levantará olas ruidosas («mugissantes») que se esparcirán sobre todo el continente. La sangre correrá con tanta abundancia que los hombres la tendrán hasta la cintura.
«La tierra se tornará como un vasto cementerio. Los cadáveres de los impíos y de los justos cubrirán el suelo. El hambre será grande; en fin todo será trastornado. Las tres cuartas partes de los hombres perecerán.
«La crisis explotará casi súbitamente. Los castigos serán comunes a todo el mundo y se sucederán sin interrupción.
«Algunos tal vez reirán de nuestra credulidad. Es que ellos no han visto ni la guerra ni la Comuna en 1870-71 con sus horrores, y ellos creen que la guerra actual (1914), desde tan largo tiempo prevista y anunciada, no es sino una conflagración resultante de conflictos entre naciones y no una advertencia del cielo. Pidamos y recemos por ellos.
«Los hombres han querido resolver sus asuntos entre ellos mismos, hoy el cielo está cerrado.
«Reabrámoslo por la oración y la penitencia y estemos prontos» (M. Servant, págs. 238-239; B. Sánchez, págs. 57-58).
Ellos llegarán a traer sobre Francia castigos de fuego
«Ellos llegarán a traer sobre Francia castigos de fuego… El cielo se abrirá por tres aberturas espantosas… será un derrumbe de fuego de diferentes colores. Y estos tres derrumbes espantosos serán percibidos de todo el pueblo… Habrá gritos horrorosos, llantos, gemidos, torturas de cuerpos… El ojo percibirá figuras deformes, rasgos, mas rasgos que no se parecerán a los hijos del cielo… En los tres hundimientos de fuego, habrá un sonido lúgubre… y es en este momento, donde el aire se tornará una peste insoportable al olfato de los elegidos… Será en este momento el gran diluvio y el juicio de la Sodoma culpable, el juicio de los crímenes realizados… El suelo no será sino una tumba hundida y yaciendo sobre sus piedras ardientes, cadáveres inanimados…
«No quedará nada de esta casa donde se forjan las malas leyes, de donde se va a acabar en la muerte de la fe en las almas, de donde se va a lanzar la última inmundicia en el alma de los niños, los cuales en su mayor parte ya están condenados a nunca jamás verme y nunca jamás amarme».
En una revelación de 1903 dice:
«El fuego del cielo caerá sobre Sodoma y principalmente sobre esta sala del infierno donde se fabrican las malas leyes. Ella será deglutida y su lugar será como una inmensa cantera de la cual hasta el fin del mundo no será posible aproximarse sin estremecerse de horror» (M. Servant, págs. 347-348).
El 17 de enero de 1922 Maria Julie ve una cruz brillante más bella que todo lo que hay de más bello en la tierra. De esta cruz encantadora brotó una nube que se extiende a una distancia inmensa.
Dios le dice: «Yo me levantaré bien pronto en todo el esplendor de mi justicia… Yo trastornaré la tierra, Yo fulminaré al alma culpable…
«Será un gran diluvio de espanto.
Poco después de los doscientos años el triunfo de mi Sagrado Corazón tendrá lugar
«En fin, cuando se lanzaren todas las cruces cabeza para abajo, cuando se impongan las leyes más satánicas, las más infames, al clero y a los fieles, allí Yo me levantaré. La tierra habrá sido destruida, todo lo que se encuentra en flores y en granos será destruído y quemado; todo lo que sea blanco y fresco será tiznado del humo de mi cólera» (M. Servant, pág. 574).
El 17 de octubre de 1877, día de la fiesta de Santa Margarita María, El Divino Maestro, mostrándole la llaga de su Corazón le dice:
«Hijos míos, es mi Sagrado Corazón que tiene el privilegio de las gracias; en Él está el triunfo. Mas antes de daros el triunfo, Yo os quiero probar. Yo os enviaré muchos males, vos veréis mi Justicia caer sobre la tierra. Vos veréis también signos precursores aparecer en el firmamento. Yo había prometido a la bienaventurada víctima de mi Sagrado Corazón (Sta. Margarita María) dar el triunfo a Francia y a la Iglesia por mi Sagrado Corazón, a condición de que todos los hijos de Francia sean sumisos; si ellos fueren ingratos, los castigos debían ser más terribles, Yo había prometido a la víctima de mi Sagrado Corazón que quizás Yo habría atendido doscientos años [antes] o más, si mi pueblo hubiera sido dócil. Yo habría dado más temprano el triunfo. Él no ha sido dócil. Mas poco después de los doscientos años el triunfo tendrá lugar. Mi víctima, guarda esto en la memoria.
«Yo he anunciado a muchas almas que antes del triunfo de Francia habría una gran lucha entre todos mis hijos, los buenos y los malos.
Que mis hijos fieles no se dejen reducir por las armas de los malos; Yo deseo que ellos les resistan
«Que mis hijos fieles no se dejen reducir por las armas de los malos; Yo deseo que ellos les resistan; por su fe y coraje ellos lo lograrán. Será el último esfuerzo de los malos, y es entonces que Yo los detendré. Ellos, entonces, intentarán lanzar la perturbación por medio de los enemigos de mi Iglesia, profanar todo lo que es respetable sobre la tierra; será en vano. Recuérdate de mi promesa: Yo salvaré la Francia por mi Sagrado Corazón, Yo la resucitaré por el amor de mi Sagrado Corazón.
«Hijos míos, una vez más, Yo os prevengo. Satán va a satisfacer su rabia que es tanto más grande (él lo sabe) cuanto los suyos serán vencidos. Yo quiero humillar mi pueblo, porque él no ha escuchado mis palabras. Mas inmediatamente Yo daré una victoria completa, es decir, la resurrección de la hija mayor de la Iglesia. He ahí el momento, hijos míos, donde la flor de lis blanca y la bandera blanca van a ser pisadas, mas no será sino por un tiempo, su triunfo vendrá enseguida» (M. Servant, págs. 766-768).
Berta Petit
(1870-1943)

 

Se constatará bien pronto la poca estabilidad de una paz establecida fuera de Mi y sin la intervención de aquel que habla en mi Nombre
Sobre el Castigo:
El 12 de diciembre de 1912, Nuestro Señor le dice: «Un doble homicidio abatirá al sucesor del viejo soberano de Austria, fiel a su fe. Este será el primero de los acontecimientos dolorosos, pero útiles a mis designios, que precederán al castigo».
El 29 de junio de 1914: «A partir de este momento comienza la marcha ascendente de los acontecimientos precursores que os conducirán a la gran manifestación de mi justicia».
El 17 de octubre de 1918: «Las pruebas renacerán, hasta el día en que, habiendo reconocido humildemente sus errores, esta nación (Francia) me devolverá mis derechos y dará plena libertad a mi Iglesia».
El 28 de Octubre de 1918 y en Julio de 1919:
«Se constatará bien pronto la poca estabilidad de una paz establecida fuera de Mi y sin la intervención de aquel que habla en mi Nombre. La nación a la que se le dice ‘vencida’, mas cuyas fuerzas no están sino pasajeramente disminuidas, queda como una amenaza para Bélgica así como para Francia. Las perturbaciones y las amenazas se van a propagar en todos los países.
«Porque esta voz no es la mía, es que las guerras recomenzarán por todas partes, guerras intestinas y guerras de razas. Lo que hubiese sido tan grande, tan verdadero, tan bello, tan durable por su cumplimento, está retardado.
«La humanidad va hacia una tormenta horrorosa, que dividirá cada vez más los pueblos; ella reducirá a la nada las combinaciones humanas; ella quebrará el orgullo de los dominadores del momento; ella mostrará que nada subsiste sin Mi y que Yo continúo siendo el Señor del destino de los pueblos».
En 1928: «Si los hombres viesen los horrorosos medios de destrucción y pensasen en todo lo que se prepara para una próxima guerra de venganza, no hay uno que no desease morir».
Último socorro que Yo doy antes del fin de los tiempos: la devoción a Mí Sagrado corazón y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María
El 10 de mayo de 1940: «Son los corazones los que deben ser cambiados. Esto será por la devoción conocida, desarrollada, predicada y aconsejada por todas partes (Sagrado Corazón de Jesús y el Doloroso e Inmaculado Corazón de María). Es el último socorro que Yo doy antes del fin de los tiempos» (R. Christoflour, págs. 209-216; A. Marty, págs. 113-118).
Nuestra Señora le anuncia: «Los acontecimientos se aproximan como una nube que crece y se extiende desmesuradamente Las naciones perecerán en el fuego y en la sangre, como si ellas fuesen alcanzadas por rayos que vienen del cielo. Terrible perspectiva. Mi Corazón de Madre se debe imponer para la salvación de las almas y la purificación de las naciones…» (B. Sánchez, pág. 62).sin que se lo perciba.
Heede — Mensajes de Nuestro Señor y Nuestra Señhora
(1937-1946)
Los hombres no creyeron en las palabras de mi Madre cuando apareció en Fátima
Heede es una aldea situada al norte de Alemania cerca de la frontera con Holanda. Nuestra Señora se apareció entre 1937 y 1940 más de cien veces a cuatro niñas de doce a catorce años: Anni Schulte, Grete y María Gasebforth, y Suli Bruns.
La Gestapo intervino, llegando a aprisionar a las niñas, a quienes prohibió acercarse al lugar de las apariciones.
La Santísima Virgen habló pocas veces, pidió oraciones a las niñas y les dio varios mensajes secretos, uno de ellos para ser contado solamente al Papa. También Nuestro Señor Jesucristo apareció varias veces a partir de octubre de 1943.
El día 21 de octubre de 1945 Nuestro Señor se apareció a Grete, pues en la aldea se iba a realizar un baile de gala. El ordenó que no se hiciese y que los padres que enviasen a sus hijas deberían dar severas cuentas a Dios y finalizó con estas palabras: «Los hombres no creyeron en las palabras de mi Madre cuando apareció en Fátima. ­Ay de ellos si, ahora, no creyeren en mis palabras! Los tiempos presentes son graves y serios. Haced penitencia. Rezad, rezad…»
El 7 de febrero de 1946 Grete oyó estas palabras de Jesús:
«Mi novia, los tiempos se tornaron cada vez más graves. Si los hombres no se convierten y continúan a ofenderme a Mi y al Inmaculado Corazón de mi Madre, sobre ellos caerá un castigo aún más terrible.
«Mi querido Salvador, ¨en qué os ofenden más?
«Mi querida novia, ellos Me ofenden diariamente por medio de pecados de impureza, de soberbia y de codicia. Los hombres deben hacer penitencia y convertirse para que Yo pueda retirar mi mano castigadora. Mas, si no hicieren eso y no se reconcilian Conmigo, el castigo vendrá» (R. Ernst, págs. 87-94).
Marienfeld — Mensaje de Nuestra Señora
(1940 y 1946)
Grabo Mi señal en la frente de mis hijos
Apariciones de Nuestra Señora en Pfaffenhofen, cerca de Ulm, Alemania, en 1946, en repetidas oportunidades, a la Srta. Barbel Ruess, a partir del día 25 de abril.
La primera visión se dio cuando el vicario de la parroquia, su hermana y ella buscaban en la floresta el lugar en que debían construir una capilla que habían prometido a Nuestra Señora. Barbel siente que alguien le llama, se introduce en la floresta y exclama: «Vengan, vengan a ver que Señora es ésta». El párroco y su hermana fueron pero no vieron nada. Cuando le preguntaron que le había dicho la Señora, ella dijo: «Son cosas incomprensibles. Allá donde hubiere mayor confianza y donde se enseñare a los hombres que yo puedo todo, propagaré la paz. Entonces, si todos los hombres creyeren en Mi poder, habrá paz. Soy la señal de Dios vivo. Grabo Mi señal en la frente de mis hijos. La estrella perseguirá la Señal; Mi Señal, sin embargo, vencerá a la estrella».
Barbel no sabía quien era la Señora, mas dijo que fue la misma que el 13 de mayo de 1940 se le apareció en la floresta y le enseñó a rezar el rosario de la Inmaculada, en el que se reza en cada cuenta: «Por vuestra Inmaculada Concepción, salva nuestra patria», «por vuestra Inmaculada Concepción, guía nuestra patria». En lugar de patria se puede poner otra intención.
El 25 de mayo de 1946 un ángel invitó a Barbel a ir a Marienfeld — así se llama el lugar donde la capilla iba a ser construida. Nuevamente la Señora apareció, Barbel la reconoció como a María, Madre de Nuestro Señor. Ella exclamó: «María», y Nuestra Señora le dijo:
Tened ilimitada confianza en mi Inmaculado Corazón
«Sí, soy la gran Medianera de las Gracias. Así como el mundo puede encontrar misericordia junto al Padre sólo por medio del sacrificio del Hijo, así también, solo por Mi intercesión podéis ser oídos por el Hijo. De ahí que Cristo es tan desconocido, porque Yo no soy conocida. El Padre Eterno derrama su copa de odio sobre los pueblos, porque ellos rechazaron a Su Hijo. El mundo fue consagrado a Mi Inmaculado Corazón, mas la consagración se transformó en una terrible responsabilidad. Yo exijo que el mundo viva la consagración. Tened ilimitada confianza en mi Inmaculado Corazón. Creed que todo lo puedo delante del Hijo. Colocad Mi Inmaculado Corazón en lugar de vuestros corazones pecaminosos. Cumplid mi pedido para que en breve Cristo reine como Rey de la Paz. El mundo debe beber hasta el fin el cáliz de odio por causa de los innumerables pecados con los cuales mi Corazón es injuriado. La estrella del abismo [*] se indignará con más furor que antes y causará terribles devastaciones, porque ella sabe que su tiempo es corto y porque ve que ya muchos pasaron en cantidad para mi Señal. Sobre esta Señal, ella no tiene poder, aunque mate los cuerpos. Pero de esos sacrificios ofrecidos a Mi, crece mi poder de conducir las multitudes a la victoria por Cristo. Unos ya mandaron grabar Mi señal y otros todavía lo harán. A vos, hijos míos, quiero decir: en los días sangrientos no os olvidéis de que justamente esta cruz es una gracia, y agradeced siempre al Padre esta gracia. Rezad y haced sacrificios por los pecadores. Ofreceos, a vosotros mismos, y a vuestras acciones, al Padre por mi intermedio. Rezad el Rosario no apenas para alcanzar los bienes exteriores. Hoy se trata de más. No esperéis señales o milagros. Operaré secretamente como Medianera de todas las Gracias. Quiero transmitir la paz a vuestros corazones si cumpliereis Mi pedido. Solamente sobre esta paz podrá ser edificada la paz entre las naciones. Entonces Cristo reinará sobre todos los pueblos como Rey de la Paz. Procurad divulgar mi voluntad. Te daré la fuerza necesaria.
————— [*] Símbolo del comunismo.
Si colocaren Mi Corazón en lugar de sus corazones pecaminosos, el demonio no tendrá poder
«Aparentemente el demonio tendrá tal poder que muchos que no estuvieren fuertemente ligados a Mi se dejarán engañar. Vendrá un tiempo en que tú te encontrarás completamente sola y serás terriblemente calumniada, pues el demonio sabe cegar los hombres de modo que hasta los mejores se engañan. Tú, sin embargo, debes tener confianza. En todas partes donde los hombres no confiaren en mi Corazón, el demonio tendrá poder. Donde, sin embargo, colocaren Mi Corazón en lugar de sus corazones pecaminosos, el demonio no tendrá poder. El, mientras tanto, perseguirá a mis hijos que serán despreciados. Mas el demonio no conseguirá vencerlos».
Cuando Nuestra Señora hablaba, mantenía su faz simple. Después de la conversación, el ángel comenzó a rezar, Barbel solo consiguió entender: «Obrad como Madre admirabilísima, tres veces gracias admirables… Vos, Madre digna de confianza… Vos, Gran Medianera de las Gracias…» A esa oración la aparición se volvió más hermosa, enteramente luminosa y diáfana, como se fuera hecha de luces y rayos. Los ojos tenían un brillo extraordinario. Al finalizar la oración del ángel Nuestra Señora dio la bendición diciendo: «Yo os transmito la Paz de Cristo en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Y cuando dio la bendición se hizo transparente como el cristal.
Vuestras oraciones y sacrificios han de destruir la imagen de la bestia
En la tercera aparición, el 25 de junio de 1946, Nuestra Señora dice: «Soy la Gran Medianera de las Gracias. El Padre quiere que el mundo reconozca esta posición de su Sierva. Los hombres deben creer que yo, como eterna Esposa del Divino Espíritu Santo, soy la fiel Mediadora de todas las gracias. Solamente mis hijos conocen mi señal que se manifiesta ocultamente, y por eso dan al Eterno la honra que le conviene. Mi poder aún no puedo revelarlo al gran mundo. Debo recogerme con mis hijos. Ocultamente quiero obrar maravillas en las almas hasta que esté completo el número de oblaciones. En vosotros está la posibilitad de abreviar los días de oscuridad. Vuestras oraciones y sacrificios han de destruir la imagen de la bestia; entonces podré revelarme al mundo entero en honra al Altísimo. Escogí mi señal para que en breve la Santísima Trinidad sea adorada y reverenciada por Mi intermedio. Orad siempre. Rezad el rosario. Suplicad todo al Padre por medio de mi Inmaculado Corazón. Si fuera para su Gloria Él os lo dará. Rezad el rosario de la Inmaculada, el Rosario lleno de gracias que os enseñé. Pedid con él, no cosas efímeras, mas sí gracias para las almas, para vuestra comunidad, para los pueblos, para que todos amen y honren el Divino Corazón. Observad el sábado consagrado a Mí, como yo lo deseo. Los apóstoles y los sacerdotes deben consagrarse especialmente a Mí, para que los grandes sacrificios que el Inescrutable exige de ellos, crezcan en santidad y valor, si fueren colocados en mis manos. Si en eso os empeñareis con ahínco, Yo cuidaré del resto. Sobre mis hijos colocaré cruces pesadas y profundas como el mar porque los amo en mi Hijo Inmolado, os pido que estéis preparados para cargar la cruz, para que en breve haya paz. Exijo que los hombres cumplan luego mi voluntad, porque esta es la Voluntad del Padre Celestial y porque es también necesaria, hoy y siempre, para su mayor honra y gloria. Dolor terrible está prometido por el Padre a aquellos que no quisieren someterse a mi voluntad.
En muchas naciones ese grupo ha de tener representantes que cuidarán que el mensaje sea propagado
«Dijo también que éste era su mensaje al mundo y respecto del cual los hombres deben ser instruidos. Entonces Barbel preguntó como se debía hacer esto. La Virgen respondió que se debía decir a los hombres que Ella poseía un nuevo mensaje para el mundo. No debía, no obstante, revelar pormenores y circunstancias exteriores. Es preciso que los hombres reconozcan que la voluntad de ellos debe ser la voluntad del Padre. Los espíritus se separarán ante este mensaje. Un gran grupo quedará escandalizado con él; mas habrá un grupo menor que los comprenderá bien y le dará valor. Este pequeño grupo reconoce su lugar en los tiempos actuales y le dará alegría. En muchas naciones ese grupo ha de tener representantes que cuidarán que el mensaje sea propagado. Muchos de este grupo ya podrán ver sus maravillas ocultas. Reconocerán que ella es su Madre Admirable y han de honrarla bajo este título. Siguió un largo diálogo entre Nuestra Señora y Barbel, ésta pidió una señal exterior como prueba de la autenticidad de aquella visión. La Virgen respondió: ‘ Ya di tantas señales y ya hablé tantas veces al mundo, mas los hombres no las tomaron en serio. Por causa de las señales exteriores vinieron grandes multitudes, a las cuales no les importaba lo esencial’». Nuestra Señora deseó que en ese lugar se erigiese la capilla tal como lo habían prometido y que la imagen que debería colocarse fuese la de Mater ter admirabilis… (cfr. R. Ernst, págs. 107-118).
Sor Helena Aiello
(+1961)
Los gobiernos y los pueblos se han levantado como demonios en carne humana
El viernes Santo 16 de abril de 1954 recibió la siguiente revelación:
«Hija mía, ved el estado en el cual me han dejado los pecados del mundo. El mundo está lleno de suciedad por una obra de corrupción. Los gobiernos y los pueblos se han levantado como demonios en carne humana; mientras que ellos hablan de paz, preparan la guerra construyendo armas devastadoras, destinadas a aniquilar pueblos y naciones.
«Ellos se han tornado ingratos a mi Corazón Sacratísimo abusando de mi gracia, han transformado el mundo en un teatro de crímenes; innumerables escándalos conducen las almas a su pérdida… sobre todo la de los jóvenes. El mundo se ha entregado sin freno a los placeres y se ha dejado llevar a horribles perversiones.
«El mal ejemplo de los padres lleva las familias a los crímenes y a las infidelidades, en lugar de animarlos a la virtud y a la oración… la familia, fuente de fe y de santidad, es mancillada y destruida.
«Abusando de su libre arbitrio, los hombres no cambian y se establecen obstinadamente en sus pecados. Son severos los castigos y los flagelos que Dios envía para hacerlos entrar en razón, pero los hombres se tornan furiosos como bestias feroces que se acaban de herir y endurecen su corazón contra la gracia de Dios.
El mundo no merece más el perdón sino el fuego, la destrucción y la muerte
«El mundo no merece más el perdón sino el fuego, la destrucción y la muerte. Los fieles deberán hacer penitencia y rezar mucho para frenar este castigo que ellos han merecido, mas que es retardado por la intervención de mi querida Madre, Madre también de todos los hombres… El flagelo está pronto para librar la tierra del mal.
«La Justicia Divina reclama satisfacción por tantas ofensas y maldades universalmente extendidas y que se han hecho intolerables. Los hombres obstinados en sus faltas se apartan de Dios, no se someten más a la Iglesia, desprecian los sacerdotes de los cuales muchos son malos y causa de escándalo…» (B. Sánchez, págs. 43-44).
Montreal — Mensaje de Nuestra Señora
(Siglo XX)
Las inmoralidades en las cuales el mundo se ha precipitado serán castigadas por enfermedades más repulsivas que la lepra
Mensaje transmitido por Nuestra Señora a Sor Grise de la Charité, de Montreal, y que ella comunicó a su padre espiritual, el Obispo Mons. Breynat, el cual, por su vez, entregó los documentos a Pío XII (cfr. M. Servant, pág. 46).
Nuestra Señora dice a la religiosa: «Las inmoralidades en las cuales el mundo se ha precipitado serán castigadas por enfermedades más repulsivas que la lepra; muchos enfermos se tornarán pasto de animales» (M. Servant, pág. 359).
El 26 de noviembre de 1949: «Esta vez, es más que una guerra que se abatirá sobre el mundo entero. Son los flagelos, el hambre, temblores de tierra, donde un buen número serán enterrados. Habrá crueldades inauditas sobre toda la tierra, muchos morirán de terror…
Apóstatas, almas impías, que os burláis de Dios, tomad cuidado!
«Yo te doy ahora algunos signos que precederán los grandes males que te he hecho conocer: en una noche muy fría de invierno, se hará escuchar un espantoso fragor de trueno; violentos temblores sacudirán la tierra entera; una masa de estrellas en fuego reducirán a cenizas todo lo que ha sido corrompido por el pecado; sí, todo, todo lo que es del pecado. Habrá vientos ardientes y el aire estará lleno de gas envenenado con azufre y humaredas sofocantes. Después todos los edificios construidos con espíritu perverso y provocador y para gloria personal, serán destruidos, y los hombres y las casas. Es entonces que el hombre comprenderá que hay una voluntad superior encima de él. Tomad cuidado, apóstatas, almas impías, que os burláis de Dios, la cólera divina aniquilará toda obra marcada de mentira, de blasfemia, de sofismas pérfidos e hipócritas…» (M. Servant, pág. 391).
«Yo vengo a las almas fieles, a las almas sacrificadas que no rehúsan nada a mi querido Hijo. Yo seré su socorro, que ellas queden siempre unidas a mi Corazón Inmaculado. Cuando el ángel exterminador ejecutará su misión con la espada de la justicia y que el diablo hará un alboroto de rabia contra vosotros, almas santas y fieles, para haceros perder coraje por espantosos terrores, no escuchéis sus mentiras, poned vuestra fe y vuestra confianza en el Corazón de Jesús. La cólera de Dios es santa y justa. Cuando el trueno resuene con tal fuerza que las montañas temblarán, ocultaos del mundo exterior, y no os dejéis ir a miradas curiosas contemplando estos terribles acontecimientos. Rezad entonces y haced penitencia; agradeced a Dios esta purificación; todavía una vez creed en Dios. Confiad en mi Corazón Inmaculado y no os dejéis espantar. Es un ‘aperçu’ del infierno que no hará ningún mal a los justos y sacrificados, a las almas que han vivido de abandono y de amor. Cuanto más seáis confiantes en el Corazón de Jesús, más Él os defenderá contra el mal. Rezad por las almas que son tan queridas a su Divino Corazón y ofreced vuestras preocupaciones, vuestras angustias, vuestras mortificaciones, vuestros temores… por los pobres pecadores, los sacerdotes perdidos, por todas las almas que se dejarán ir a la desesperación a la vista de estos terribles acontecimientos, viendo entonces la gran malicia de sus pecados.
«Yo no puedo cesar de repetiros, almas justas, que amáis solo a Dios: poned vuestra confianza en Jesús, contad con mi Corazón Inmaculado» (M. Servant, págs. 724-725

 

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III — Un Hombre providencial

Varias profecías se refieren a un hombre elegido por Dios y por la Virgen Santísima que será suscitado para poner fin a las calamidades e instaurar el Reino de María.
Se puede decir que desde la Edad Media este hombre de Dios es esperado por la Iglesia y por sus hijos fieles.
Santa Brígida de Suecia
(1303-1373)
Nuestro Señor quejándose de la decadencia dice a la Santa: _»Mas por los ruegos de Mi Madre les enviaré a estas ovejas, de las que exceptúo a los amigos míos, que solo viven con el cuerpo en el mundo, mi clara voz que predica misericordia, y si la oyeren se salvarán».
(Celestiales revelaciones, pág. 89).
Un labrador para que venga con el arado… ni temerá la fortaleza de los valientes, ni las amenazas de los príncipes
Nuestro Señor promete a Santa Brígida «un labrador» que destruirá a sus enemigos:
«…pues aquellos mismos que por su primacía o dignidad eran los que solían y debían aplacar a Dios, han caído mucho de su santidad y buen ejemplo y no consideran que Dios Señor de todas las cosas, se hizo pobre para enseñar a menospreciar todo lo del mundo y amar lo del cielo. Mas el hombre, de suyo pobre, se ha hecho rico con falsas riquezas, y todos quieren seguir este camino, siendo muy pocos los que no lo intentan.
(Celestiales revelaciones, pág. 89).
Menester es que mis amigos a quienes Yo enviaré, trabajen varonilmente y con presteza
«Así, pues, el Omnipotente enviará e incitará un labrador a para que venga con el arado, el cual no buscará tierras, ni hermosuras corporales, ni temerá la fortaleza de los valientes, ni las amenazas de los príncipes, ni hará acepción de personas, sino que sin respeto [humano] de nadie, despedazará las carnes de los hombres y dará en el suelo con sus cuerpos, entregándolos a los gusanos y las almas las pondrá en poder de aquel a quien sirvieron. Menester es que mis amigos a quienes Yo enviaré, trabajen varonilmente y con presteza, porque lo que digo no se cumplirá al fin del mundo, como antes anuncié, sino en estos tiempos; y muchos de los que hoy viven lo verán…» ( Celestiales revelaciones, págs. 210-211).
Exaltaré su cuerpo y glorificaré su alma, para que se manifieste mi misericordia
Nuestra Señora pide un alma en la que Dios manifieste su misericordia:
«Ruégote, en segundo lugar, para dar fervor a unos y para consuelo de los miserables, te dignes manifestar tu misericordia por medio de alguna persona querida tuya…»
«Y respondió el Hijo: ‘Cuando vienen a suplicar muchos amigos, es justo que sean oídos, y mucho más si viene a suplicar una Señora muy estimada del Señor: hágase Tú lo que quieres. Mi justicia se manifestará hasta tal punto, que los que la experimenten, verán que salen al público sus obras y que sus miembros estremecen. Daré también a una persona toda la misericordia de que es capaz y necesita, y exaltaré su cuerpo y glorificaré su alma, para que se manifieste mi misericordia’» ( Celestiales revelaciones, pág. 368).
Sor Mariana de Jesús Torres
(1563-1635)
Aquellos que deberían defender en justicia los derechos de la Iglesia, darán la mano a sus enemigos
”Aciagos tiempos sobrevendrán, en los cuales, cegando en la propia claridad aquellos que deberían defender en justicia los derechos de la Iglesia, sin temor servil ni respeto humano, darán la mano a los enemigos de la Iglesia para hacer lo que éstos quisieren.
«Pero ­ay! del yerro del sabio, el que gobierna la Iglesia, del Pastor del redil que mi Hijo Santísimo le confió a su cuidado. Pero cuando aparezcan triunfantes y cuando la autoridad abuse de ella cometiendo injusticias y oprimiendo a los débiles, cercana está su ruina, caerá desplomada por el suelo y alegre y triunfante cual tierna niña resurgirá la Iglesia y se dormirá blandamente mecida en manos de hábil corazón maternal del elegido hijo mío muy querido de aquellos tiempos al que si dócil presta oído a las inspiraciones de la gracia, siendo una de ellas la lectura de las grandes misericordias que mi Hijo Santísimo y yo hemos tenido contigo, lo llenaremos de gracias y dones muy particulares, lo haremos grande en la tierra y mucho más en el cielo donde le tenemos reservado un asiento muy precioso, porque sin temor a los hombres, combatió por la verdad y defendió impertérrito los derechos de su Iglesia, al que bien lo podrán llamar mártir…» (Vida admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, Tomo II, Cap X, págs. 124-125).
 
San Luis María Grignion de Montfort
(1673-1716)
”Lo esencial de esta devoción consiste en el interior, que ella debe formar, y, por este motivo, no será comprendida igualmente por todo el mundo. Algunos han de detenerse en lo que ella tiene de exterior, y no pasarán adelante, y éstos serán el mayor número; otros en número reducido entrarán en su interior, mas subirán apenas un peldaño. Quién alcanzará el segundo? Quién se elevará hasta el tercero? Quién finalmente se identificará en esta devoción? Aquel solamente a quien el Espíritu Santo de Jesucristo revele este secreto. El mismo conducirá a ese estado el alma fiel, haciéndola progresar de virtud en virtud, de gracia en gracia y de luz en luz, para que llegue a transformarse en Jesucristo, y alcance la plenitud de su edad sobre la tierra y de su gloria en el Cielo» (Tratado de la Verdadera Devoción, n° 119).
Fray Calixto
(+1759)
”Un hombre, instrumento de Dios, ha vuelto a encender la lumbre. Felices los que han sobrevivido. Gloria a Dios» (S. M. Mirakles, pág. 115).
Bernardo Rembort
(1689-1783)
”Su orgullo los llevará a reírse de los signos del cielo y no los tomarán en consideración. Un hombre surgirá y despertará el mundo dormido, golpeando con voz fuerte a los orgullosos y destruyendo los sabios. Y porque el orgullo y la voluptuosidad y las modas lujosas son tan grandes, Dios castigará el mundo…» (S. M. Mirakles, pág. 88).
Sor María Lataste
(1822-1847)
”Vendrá, pues, aflicción sobre la tierra, reinará opresión en la ciudad que yo amo y en la que dejé mi corazón. Se hallará sumida en la tristeza y desolación, se verá rodeada de enemigos como un pájaro cogido en las redes y por espacio de tres años se creerá que va a sucumbir. Pero Mi Madre bajará a ella y tomará de la mano al anciano sentado en su trono y le dirá: ‘llegó la hora, levántate. Mira a tus enemigos: los ahuyento uno tras otro y desaparecen para siempre. Me glorificaste en el cielo y en la tierra. Mira a los hombres. Veneran tu nombre, tu valor, tu poder. Vivirás y yo viviré contigo. Anciano enjuga tus lágrimas; yo te bendigo’» (J. Lascoé, págs. 147-148).
Sor María de los Dolores y Patrocinio
(1811-1891)
El hombre de Dios… una gran maravilla…
«Hablando conmigo misma en cierta ocasión, me dijo la Sierva de Dios: ‘Se obrará tan gran maravilla, que llenará de asombro el mundo entero… Los hombres están muy descuidados… y el hombre de Dios se acerca; ya no tardará: a quien les coja descuidados no les irá bien… Estoy pensando y me hace bendecir a Dios que para todo lo más grande se vale su Divina Majestad de un puñado de polvo. ¨Quien ha de pensar como ha de ser el prodigio? Una sepultura con un puñado de huesos; y a la voz de Dios todos han de ver que se convierten en lo que antes eran… Nadie lo puede imaginar; y así será grande el asombro del mundo. Nadie ni nada será capaz de adelantar el momento ni la hora…’ ‘¨Pues que, Madre, le pregunté yo, tiene día fijo, o solo es condicional?’ ‘Es voluntad expresa de Dios y tiene año, mes, día y hora fija’. Antes de ese triunfo de Dios y de su Iglesia, tienen que venir grandes castigos…» (Sor María Isabel de Jesús, págs. 513-514).
Madame Royer
(1841-1924)
El 24 de mayo de 1914:
«Cuando todo recurso humano habrá desaparecido, y que todo parecerá perdido, el Sagrado Corazón intervendrá. Entonces surgirá el elegido de Dios y la Francia no podrá negar que ella deberá solamente su salvación al Sagrado Corazón» (A. Marty, pág. 84).
En 1915:
«Los malos se destruirán ellos mismos… Francia será como desamparada… Entonces llegará aquel que debe todo restaurar. Será necesario aceptar aquel que la Providencia enviará…»
José de Walbach
(1853-?)
Sobre el hombre providencial dice:
«En medio de la tempestad surgirá un hombre de bien, que vive en el temor de Dios. Todos los corazones se volverán hacia él y lo amarán. Milagros brillantes señalarán su venida y los más incrédulos serán obligados a reconocer la intervención divina» (J. Gonthier, 117).
Berta Petit
(1870-1943)
”Mi apóstol surgirá a la hora querida, cuando el espantoso cataclismo que viene habrá trastornado las combinaciones actuales de los hombres y su deplorable política. No es a la hora actual que Mi voluntad a respecto de la gloria de Mi Madre se debe cumplir. La espera es aún útil a la grandeza de la obra» (R. Christoflour, pág. 215).
PADRE PALAU – ERMITÃNO N. 113
Do ano 1869 – ao final de 69
Nosotros confrontando las profecías con los acontecimientos actuales creemos seguirá la sociedad humana actual esta orden.
De un momento a otro aparecerá un Moisés, un hombre a quien obedecerá los infiernos, los cielos, los elementos, la naturaleza entera. Los prodigios, con que acreditará la divinidad de su misión serán tan estupendos, que los que opero Moisés ante el Rey de Egipto no son sino una sombra y figura. A sus órdenes los mares saldrán de madre y hundirán ciudades enteras: la tierra se cubrirá de tinieblas tan densas que ni siquiera se verán en sombra los objetos más inmediatos. À su voz bajará fuego, azufro del cielo, y abriendo-se la tierra, tragará el infierno vivos a los modernos sacrílegos Datan, Coré, Abiron, y cuantos disputen su misión. Bajo la dirección de este hombre el orbe entero batallará contra los insensatos.
Seguirán a este restaurador los elegidos, solo los elegidos, aquellos que tienen escritos sus nombres en el libro de la vida, y los demás católicos apostataran dividiéndose unos de otros. Lo que está escrito del Hijo del hombre, se cumplirá en la persona de este restaurador “ut comtemnatur et multa palcatur” será desconocido, perseguido, despreciado de los católicos cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida (…)
Satanás será encerrado al abismo por el nuevo Moisés y por sus apóstoles, y será con él sepultada al infierno la maldad de la tierra(…)
Cuando venderá ese restaurador?
Nosotros, a dicho el Papa Pio IX, veremos con nuestros propios ojos esta restauración. No se conoce otro restaurador que Elías Tesbites. ”Elías venturus est et eum venerit, restituet omnia”, si viene la restauración verdadera que consiste en la conversión a Dios de todas las naciones y de sus reyes, el restaurador no puede ser un rey, sino un apóstol; la guerra no convierte, sino que arruina, y este apóstol será Elías, el Elías prometido, sea cual fuere el nombre que al aparecer se le dé. Llámese Juan, Moisés, Pedro, el nombre importa poco: la misión de Elías restaurará la sociedad humana, porque así Dios lo tiene en su Providencia ordenado.

 

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IV – Los Apóstoles de los Últimos Tiempos

Fueron profetizados extraordinariamente por San Luis María Grignion de Montfort, mas también a ellos se refieren varios santos y videntes.
Santa Brígida de Suecia
(1303-1373)
Dios Padre hablando con Dios Hijo, quejándose de la Cristiandad dice:
_»…enviaré a mis amigos para que tomen para Ti una nueva esposa, hermosa de semblante, honesta en costumbres y de agradable carácter, y la introduzcan en tu morada. Estos amigos serán rápidos como las aves que vuelan, porque los guiará mi Espíritu. Serán también fuertes, como aquellos entre cuyas manos se deshace una muralla. Serán igualmente magnánimos, como los que no temen la muerte, y están dispuestos a dar la vida. Estos te llevarán la nueva esposa, estos es, las almas de mis escogidos, que ganarán para Ti con honra y dignidad, con gran devoción y amor, con varonil trabajo y constante perseverancia. Yo, el que ahora hablo, Soy el que en el Jordán y en el monte [Tabor] dije en alta voz: ‘Este es mi Hijo querido’. Muy pronto se realizarán mis palabras» ( Celestiales revelaciones, págs. 345-347).
Santa Teresa de Jesús
(1515-1582)
En su Autobiografía, en el capítulo XL, se lee la siguiente profecía:
«Estando una vez en oración con mucho recogimiento, suavidad y quietud, parecíame estar rodeada de ángeles y muy cerca de Dios. Comencé a suplicar a Su Majestad por la Iglesia. Dióseme a entender el gran provecho que había de hacer una Orden en los tiempos postreros, y con la fortaleza que los de ella han de sustentar la fe. Estando una vez rezando cerca del Santísimo Sacramento, aparecióme un santo cuya orden ha estado algo decaída: tenía en las manos un libro grande, abrióle y díjome que leyese unas letras que eran muy grandes y muy legibles que decían así: En los tiempos advenideros florecerá esta Orden y habrá muchos mártires.
«Otra vez estando en maitines en el coro, se me representaron y pusieron delante seis o siete, me parece serían de esta misma orden, con espadas en las manos. Pienso que se da en esto a entender que han de defender la fe; porque otra vez estando en oración arrebató mi espíritu y estos de esta Orden peleaban con gran fervor. Tenían los rostros muy encendidos y echaban muchos en el suelo vencidos, otros mataban: parecíame que esta batalla era contra herejes. A este glorioso santo, he visto algunas veces y me ha dicho algunas cosas, y agradeciéndome la oración que hago por su Orden» (J. Lascoé, págs. 110-111).
San Luis María Grignion de Montfort
(1673-1716)
«…el Altísimo y su Santa Madre deben suscitar grandes santos de una santidad tal que sobrepujarán la mayor parte de los santos como los cedros del Líbano se aventajan de los pequeños árboles de su alrededor, según revelación hecha a una alma santa.
«Estas grandes almas, llenas de gracia y de celo, serán escogidas en contraposición a los enemigos de Dios que agitan por todos lados, y ellas serán especialmente devotas de la Santísima Virgen, esclarecidas por su luz, alimentadas de su leche, conducidas por su espíritu, sustentadas por su brazo y guardadas bajo su protección, de tal modo que combatirán con una de sus manos y edificarán con la otra (cfr. 2 Esd. 4, 17) . Con la derecha combatirán, derribarán, aplastarán a los herejes con sus herejías, los cismáticos con sus cismas, los idólatras con sus idolatrías, y los impíos con sus impiedades; y con la izquierda edificarán el templo del verdadero Salomón y la ciudad mística de Dios, esto es, la Santísima Virgen que los Santos Padres llaman el ‘templo de Salomón’ y la ‘ciudad de Dios’. Por sus palabras y por su ejemplo, arrastrarán todo el mundo a la verdadera devoción y esto les ha de atraer enemigos sin cuenta, mas también victorias innumerables y gloria para el único Dios…» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n°s 47-48).
«Mas el poder de María sobre todos los demonios ha de quedar más patente con más intensidad, en los últimos tiempos, cuando Satanás comience a armar insidias a su talón, esto es, a sus humildes siervos, a sus pobres hijos, los cuales Ella suscitará para combatir el príncipe de las tinieblas. Ellos serán pequeños como el talón y pobres a los ojos del mundo, y rebajados delante de todos como el talón, pisados y perseguidos como el talón en comparación con los otros miembros del cuerpo. Mas, en cambio, ellos serán ricos en gracias de Dios, gracias que María les distribuirá abundantemente. Serán grandes y notables en santidad delante de Dios, superiores a toda criatura, por su celo activo, y tan fuertemente amparados por el poder divino, que, con la humildad de su talón y en unión con María, aplastarán la cabeza del demonio y promoverán el triunfo de Jesucristo» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n° 54).
«Mas, ¨quienes serán esos servidores, esos esclavos e hijos de María?
«Serán ministros del Señor ardiendo en llamas abrasadas, que lanzarán por todas partes el fuego del divino amor.
«Serán ‘sicut sagittae in manu potentis’ (Sl. 126, 4) flechas agudas en las manos de María todopoderosa, pronta a traspasar sus enemigos.
«Serán hijos de Leví, bien purificados en el fuego de las grandes tribulaciones, y bien unidos a Dios, que llevarán el oro del amor en el corazón, el incienso de la oración en el espíritu y la mirra de la mortificación en el cuerpo y que serán en todas partes para los pobres y pequeños el buen olor de Jesucristo, y para los grandes, los ricos y los orgullosos del mundo, un olor repugnante de muerte.
«Serán nubes tronantes volando por el aire al menor de los soplos del Espíritu Santo, que, sin apegarse a cosa alguna ni admirarse de nada, ni preocuparse, derramarán la lluvia de la palabra de Dios y de la vida eterna. Retumbarán contra el pecado, lanzarán gritos contra el mundo, fustigarán al demonio y a sus secuaces, y, para la vida o para la muerte, con la espada de dos filos de la palabra de Dios (cfr. Ef. 6, 17) , todos aquellos a quienes fueren enviados de parte del Altísimo.
«Serán verdaderos apóstoles de los últimos tiempos, y el Señor de las virtudes les dará la palabra y la fuerza para hacer maravillas y alcanzar victorias gloriosas sobre sus enemigos; dormirán sin oro ni plata, y lo que es mejor, sin preocupaciones, en el medio de los otros Padres y eclesiásticos, ‘inter medios cleros’ (Sl. 67, 14) y, sin embargo poseerán las alas plateadas de la paloma, para volar, con la pura intención de la gloria de Dios y de la salvación de las almas, adonde los llamare el Espíritu Santo, dejando tras de sí, en los lugares en que predicaren, el oro de la caridad que es el cumplimiento de la Ley (Rom. 3, 10).
«Sabemos en fin, que serán verdaderos discípulos de Jesucristo, andando en las pisadas de su pobreza y humildad, del desprecio del mundo y caridad, enseñando el camino estrecho de Dios en la pura verdad, conforme el Santo Evangelio, y no por las máximas del mundo, sin preocuparse ni hacer acepción de persona alguna, sin evitar, escuchar o temer ningún mortal, por poderoso que sea. Tendrán en la boca la espada de dos filos de la palabra de Dios; en sus hombros ostentarán el estandarte ensangrentado de la cruz, en la derecha, el crucifijo, en la izquierda el Rosario, en el corazón los nombres sagrados de Jesús y María, y, en toda su conducta, la modestia y la mortificación de Jesucristo.
«Son los grandes hombres que han de venir, suscitados por María, en obediencia a las órdenes del Altísimo, para que su imperio se extienda sobre el imperio de los impíos, de los idólatras y de los mahometanos» (Tratado de la Verdadera Devoción, n°s 56-59).
 
Venerable Isabel Canori Mora
(1774-1825)
«Apareció entonces sobre la tierra una hermosa claridad que anunciaba la reconciliación de Dios con los hombres. Los ángeles condujeron ante el trono del Príncipe de los Apóstoles, el pequeño rebaño fiel a Jesucristo. Aquellos buenos cristianos le presentaron sus homenajes y bendiciendo a Dios, dieron gracias al Apóstol de los Apóstoles por haberles conservado y sostenido la Iglesia de Jesús, no permitiendo que fuera arrastrada por las falsas máximas del mundo» (S. M. Mirakles, pág. 76).
Madame Royer
(1841-1924)
En 1915 Nuestro Señor le dice que se aproxima el Castigo y hace esta mención:
«Inclusive con un pequeño número, Yo arrastraré los débiles y los indecisos y Yo obtendré la victoria… Porque he aquí la hora donde Yo reinaré pese a Satán. El mundo entero verá que Yo no Soy solamente el Esposo Místico de las almas puras y fervorosas, Su consolador, Su confidente, mas Yo soy también Rey de la Iglesia y del mundo y que la victoria no está en la fuerza de las armas, ni en el número, sino en Mi voluntad» (A. Marty, pág. 91). [*]
————— [*] En la parte referente al Castigo hay muchas menciones a los buenos, a los que luchan por la Iglesia, mas de una manera más genérica. Aquí se deseó resaltar los textos de profecías que indican más claramente a los Apóstoles de los Últimos Tiempos.
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V – El Reino de María

 

El gran triunfo de la causa católica es el triunfo de María, como dice San Luis María Grignion de Montfort. Prácticamente todos los santos y personas virtuosas que tuvieron luces proféticas anuncian este triunfo esplendoroso.
Santa Hildegarda
(1098-1180)
«Mas cuando la sociedad haya sido purificada completamente por esta tribulación, fatigados los hombres por tantos horrores, volverán plenamente a la práctica de la justicia y se someterán finalmente a las leyes de la Iglesia, que nos hacen tan agradables a Dios con su Santo Temor. El consuelo sucederá a la desolación así como la ley nueva ha sucedido a la antigua ley; del mismo modo los días de salud harán olvidar por su prosperidad las angustias de la ruina; no siendo así, y debiéndose prolongar impunemente la inconstancia y los escándalos del mundo, se vería de tal manera oscurecida la verdad que llegarían a quebrantarse las torres de la catedral de Jerusalén, y serían pisoteadas las instituciones de la Iglesia, como si ya no existiera Dios para los hombres. En aquel momento de renovación será restablecida la justicia y la paz por decretos tan nuevos y tan poco esperados, que los pueblos, llenos de admiración, confesarán altamente que nada semejante se había visto hasta entonces.
«Esta paz del mundo de los últimos tiempos, figurada por la que precedió al primer advenimiento del Hijo de Dios, será, no obstante, contenida; la aproximación del último día impedirá a los hombres entregarse plenamente a la alegrías, pero se apresurarán a pedir al Dios Omnipotente que los llene de toda justicia en la fe católica. Los judíos se unirán a los cristianos, reconociendo con alegría la venida de Aquel que negaban hasta allí haber aparecido en este mundo.
«Esta paz llegará al colmo y hará que se perfeccione la paz figurativa que reinó en el primer advenimiento del Hijo de Dios. Entonces aparecerán santos dotados admirablemente del don de profecía. Como fue anunciado en nombre del Altísimo por el profeta Isaías (cap. 4, 2) : ‘En aquel día será el pimpollo, el brote lleno de magnificencia, gloria y regocijo para aquellos de Israel que fueron salvados’. En aquellos días la bendición, del seno de una suavísima atmósfera se derramarán sobre la tierra los más dulces rocíos que la cubrirán de verdor y de frutos, porque los hombres se entregarán a todas las obras de justicia, mientras en los días precedentes, días tan desolados por la voz dura de los elementos desencadenados por los pecados de los hombres, habrán estado reducidos a la impotencia de producir nada de bueno. Los príncipes rivalizarán en celo con los pueblos en hacer reinar la Ley de Dios por todas partes; el hierro no se empleará más que para cultivar la tierra y proveer a las necesidades de la vida, etc.
«Los herejes y los judíos no pondrán límites a sus transportes. En fin, exclamarán, ha llegado la hora de nuestra propia justificación, las ligaduras del error han caído a nuestros pies; hemos arrojado lejos la carga tan pesada y tan larga de la prevaricación. La muchedumbre de fieles se aumentará notablemente por el gran número de paganos atraídos por tanto esplendor y abundancia. Después de su bautismo se unirán éstos a los creyentes para anunciar a Cristo como en tiempo de los apóstoles. Dirigiéndose a los judíos y herejes todavía endurecidos les dirán: Lo que vosotros llamáis gloria vendrá a ser vuestra muerte eterna y aquel a quien honráis como vuestro jefe, perecerá delante de vosotros en medio del más espantoso horror y el más peligroso para vosotros. En aquel día os rendiréis a nuestro llamamiento, bajo los rayos de María, Estrella del Mar» (S. M. Mirakles, págs. 40-43, extraído de la Patrología de Migne y del abbé Curicque, Voix Prophetiques).
Santa Catalina de Siena
(1347-1380)
Sobre el triunfo de la Iglesia:
«Cuando estas tribulaciones hayan pasado, Dios purificará la Santa Iglesia por un medio que escapa a toda previsión humana, habrá después de estas cosas, una reforma tan perfecta de la Santa Iglesia de Dios, una tan feliz renovación de los santos pastores, que pensando en ello mi espíritu se estremece en el Señor.
«Las naciones extranjeras se convertirán a la Iglesia del verdadero Pastor» (J. Gonthier, pág. 23).
Santa Teresa de Ávila
(1515-1582)
Anuncia la protección de su Orden y la pacificación universal:
«Ella vio un mar muy agitado de persecuciones; Dios le hizo conocer por ello que, así como los egipcios habían sido sumergidos en el mar persiguiendo a los israelitas para inmolarlos y que el pueblo de Dios había tenido pasaje libre, así su orden pasaría libremente y aquellos que la persiguiesen serían sumergidos y vencidos.
«…Y si, Dios no lo permita, los ejércitos de faraón debían aún recomenzar la persecución, que los fieles las abriguen (a las órdenes) de su caridad como bajo una nube protectora, esperando que Dios abra finalmente a la Iglesia la tierra prometida de la pacificación universal» (M. Servant, pág. 719; extraído de Curicque, Tomo II, págs. 108-109).
Sor María de Vallées
(1590-1653)
Nuestra Señora dice: «Yo aplanaré las montañas, las tornaré fecundas, en los valles correrá la leche y la miel y la tierra será inundada de cinco ríos que brotarán de mis llagas» (M. Servant, pág. 623).
Venerable Bartolomé Holzhauser
(1613-1658)
En la vida de este Venerable sacerdote, impresa en 1734, en una de sus Cartas Latinas a B. Amadeo, pág. 258, se lee:
«Al tiempo de este triunfo de la fe católica y ortodoxa, florecerá gran número de santos y de doctores; los pueblos amarán la justicia y la equidad, y la paz reinará por espacio de largos años, hasta la venida del hijo de perdición. Es necesario, ­oh, servidor de Dios!, que se cumpla lo que os digo; no porque yo lo digo, sino porque Dios así lo ha decretado, resuelto y absolutamente ordenado» (S. M. Mirakles, pág. 46). [*] —————
[*] Este trecho, así como uno de Santa Catalina Labouré que será citado más adelante, son los únicos que se refieren explícitamente a la duración del Reino de María. —————
En su interpretación del Apocalipsis, en el capítulo III, vers. 7 al 13, escribe lo siguiente:
«La otra edad de la Iglesia comenzará con el Monarca poderoso y el Pontífice Santo de que ya se ha tratado y durará hasta la aparición del Anticristo. Esta edad será una edad de consolación, en la cual consolará Dios a su Iglesia de la aflicción de las grandes tribulaciones de la edad precedente. Todas las naciones se rendirán a la unidad de la fe católica. El sacerdocio florecerá más que nunca, y los hombres buscarán el Reino de Dios con toda solicitud. El Señor dará a su Iglesia buenos pastores. Los hombres vivirán en paz cada uno en su viña y en su campo. Esta paz les será acordada porque se habrán reconciliado con Dios. Vivirán a la sombra del Monarca Poderoso y de sus sucesores…
«Porque si bien en la quinta edad no vemos por todas partes sino calamidades las más deplorables; devastado todo por la guerra; oprimidos los católicos por los herejes y malos cristianos; la Iglesia y sus ministros hechos tributarios; trastornados los reinos, muertos lo monarcas, atormentados sus vasallos y conspirando todos los hombres para erigir repúblicas; se hace un cambio admirable por la mano de Dios Todopoderoso, tal que nadie puede humanamente imaginárselo. Pues, este monarca poderoso que vendrá como enviado de Dios, destruirá las repúblicas hasta los cimientos, someterá a su poder y empleará su celo en favor de la verdadera Iglesia de Cristo. Todas las herejías serán relegadas al infierno. El imperio de los turcos será destruido y aquel Monarca reinará en Oriente y Occidente. Todas las naciones vendrán y adorarán al Señor, su Dios , en la verdadera fe católica romana. Muchos santos y doctores florecerán en la tierra. Los hombres amarán el juicio y la justicia. La paz reinará en todo el universo porque el poder divino ligará a Satanás por algunos años, hasta que venga el hijo de la perdición que le desatará de nuevo» (S. M. Mirakles, págs. 47-49).
San Luis María Grignion de Montfort
(1673-1716)
«…Ella producirá, por consiguiente, las cosas más admirables que han de existir en los últimos tiempos. La formación y educación de los grandes santos que aparecerán en el fin del mundo le está reservada, pues solo esta Virgen singular y milagrosa puede producir, en unión con el Espíritu Santo, las obras singulares y extraordinarias» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n° 35).
«En estos últimos tiempos, María debe brillar como jamás brilló, en misericordia, en fuerza y en gracia. En misericordia para reconducir y recibir amorosamente a los pobres pecadores y desviados que se convertirán y volverán al seno de la Iglesia católica; en fuerza contra los enemigos de Dios, los idólatras, cismáticos, mahometanos, judíos e impíos empedernidos, que se rebelarán terriblemente para seducir y hacer caer, con promesas y amenazas, todos los que le fueren contrarios. Debe, en fin, resplandecer en gracia, para animar y sustentar los valientes soldados y fieles de Jesucristo que pugnarán por sus intereses» ( Tratado de la Verdadera Devoción, n° 50, 6°).
En un pasaje de la Oración abrasada, en la que pide los Apóstoles de los Últimos Tiempos, dice: «¨Cuando vendrá ese diluvio de fuego de puro amor, que debéis encender en toda la tierra de un modo tan suave y tan vehemente que todas las naciones, los turcos, los idólatras, y los propios judíos han de arder en él y convertirse?» ( Oración abrasada, n° 17).
Padre Nectou S.J.
(+1777)
«En seguida de estos horribles sucesos, todo volverá a entrar en orden; la justicia se hará a todo el mundo. La Contra Revolución habrá terminado. Será, entonces, tan grande el triunfo de la Iglesia que jamás lo habrá sido tanto. Los felices cristianos que hayan sobrevivido a la primera revolución francesa darán gracias a Dios de haberlos reservado para contemplar el triunfo de la Iglesia» (S. M. Mirakles, págs. 118-119; M. Servant, pág. 635).
Sor de la Nativité
(1731-1798)
Hablando del triunfo de la Iglesia: «Mas yo veo en Su Voluntad que El se reserva a Sí mismo el conocimiento preciso de este número de años [duración del Reino de María] , y yo no fui tentada a preguntarle más sobre este asunto, contenta de saber que la paz de la Iglesia y el restablecimiento de la disciplina deben durar un tiempo bastante considerable (assez considérable)» ( Vie et Révélations de la Soeur de la Nativité, Tomo IV, pág. 313).
Venerable Isabel Canori Mora
(1774-1825)
«Tuvo una visión el 29 de junio de 1820, día de la fiesta de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, y dice: ‘…Después de este terrible castigo, yo vi el cielo despejarse repentinamente. San Pedro descendió de nuevo vestido pontificalmente, acompañado por los ángeles que cantaban himnos en su gloria, reconociéndolo también como Príncipe de la tierra. Yo vi en seguida descender del cielo al Apóstol San Pablo quien, por orden de Dios, recorrió el Universo, encadenando los demonios, y habiéndolos conducido delante de San Pedro, aquel les ordenó volver a sus cavernas tenebrosas de donde habían salido.
«Entonces apareció en la tierra una bella claridad que anunciaba la reconciliación de Dios con los hombres. Los ángeles condujeron delante del trono del Príncipe de los Apóstoles el pequeño rebaño que permaneció fiel a Jesús Cristo. Estos buenos y fervorosos cristianos le presentaron sus homenajes respetuosos, y, bendiciendo a Dios, agradecieron al Apóstol haberlos preservado de la ruina general y de haber conservado y sostenido la Iglesia de Jesús Cristo, no permitiendo que ella fuese arrastrada por las falsas máximas del mundo. El Santo escogió entonces el nuevo Pontífice. La Iglesia fue en seguida reconstituida, las Ordenes religiosas restablecidas, y las casas de los cristianos parecían casas religiosas, tan grandes eran el fervor y el celo por la gloria de Dios.
«Fue de esta manera que se cumplió el brillante triunfo de la Iglesia Católica. Ella era alabada y venerada de todos. Todos se daban a ella reconociendo al Soberano Pontífice como Vicario de Jesús Cristo».
En otra visión, el 8 de diciembre de 1820, la vidente nos transmite las palabras de nuestro Señor: «Yo reformaré mi pueblo y mi Iglesia. Enviaré sacerdotes muy celosos; enviaré igualmente Mi Espíritu a renovar la tierra; Yo reformaré las Órdenes religiosas por medio de reformadores sabios y santos… Yo daré a Mi Iglesia un nuevo Pastor, santo y pleno de Mi Espíritu: por su gran celo, él reformará mi rebaño» (M. Servant, págs. 630-631).
En otra visión: «Yo vi el cielo abrirse, y descender con majestad el Príncipe de los Apóstoles, acompañado de una multitud de espíritus celestes, cantando himnos de alabanza. El glorioso Apóstol estaba revestido de hábitos pontificales, y tenía en una mano un báculo con el cual trazó sobre la tierra una gran cruz. Mientras trazaba esta cruz, estaba rodeado de ángeles que cantaban en su honor las palabras del salmo XLIV, 17: ‘Constitues eos principes super omne terram — Vos los establecereis príncipes sobre toda la tierra’. El apoyó después su báculo en las cuatro extremidades de la cruz, y al mismo instante surgieron cuatro árboles misteriosos, que también tenían forma de cruz y estaban rodeados de una viva luz. El Bienaventurado Apóstol va inmediatamente a abrir todas las puertas de los conventos. Estos árboles debían de servir de lugar de refugio al pequeño rebaño de Jesús Cristo, y preservar los buenos cristianos del terrible castigo que trastorna el mundo entero.
«Todos los fieles que hayan guardado en su corazón la fe de Jesús Cristo, así como los religiosos y las religiosas que hayan conservado fielmente el espíritu de su instituto, serán abrigados bajo esos árboles y librados del espantoso castigo…
«Todos los buenos cristianos que se habían refugiado bajo los árboles misteriosos, yo los vi bajo la forma de bonitos rebaños confiados a la custodia de San Pedro, su Pastor, y profesando hacia él la más humilde sumisión y la más respetuosa obediencia. Luego que el Santo Apóstol puso en lugar seguro el rebaño de Jesús Cristo, volvió a subir al cielo acompañado de los ángeles» (M. Servant, págs. 718-719).
Religiosa Trapista de Notre Dame des Gardes
(+1828)
«La religión florecerá después (del castigo) de la manera más admirable. Yo he visto cosas tan bellas a este respecto que no hay expresión para describirlas…
«Después de todo aquello, el cielo se esclareció y, después de una noche horrorosa, yo vi el más bello día que hubiese jamás visto. Una dulce primavera se hacía sentir, y todo parecía en el orden más perfecto. Ví personas de todas las categorías, que estaban en tan gran número, que era como un hormiguero; no he visto nunca figuras tan contentas; ellas tenían yo no sé que, que inspiraba alegría; ellas se mantenían en un profundo respeto, y un silencio general reinaba, cuando percibí una gran plaza alrededor de la cual todas estas personas me parecieron reunidas. En medio de esta plaza, yo vi un tronco parecido a una bella pirámide, de la cual la cima parecía elevarse hasta el cielo. Había otros troncos alrededor de aquel; de distancia en distancia y como por escalones, ellas estaban ornadas de hojas de un verde aterciopelado y de un brillante admirable. Entre esas hojas, había flores, unas de un rojo esplendoroso, las otras de una blancura no igualada; todo aquello daba un golpe de vista encantador; sobre la cima del tronco principal un grueso globo, que me pareció de oro muy puro, y una paloma, blanca como la nieve que revoloteaba por encima. Yo admiraba todo aquello, cuando escuché un canto melodioso que parecía venir del cielo y fui arrebatada; en el mismo instante, percibí una numerosa procesión de todas las órdenes religiosas y eclesiásticas, es decir, sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales, en fin todas las órdenes. De este número sobre todo dos llamaron mi atención; ellos tenían el semblante lleno de amor de Dios. Había uno, del cual yo no conozco el hábito; el otro al lado de él en una postura respetuosa, es decir, de rodillas. En este momento, vi la paloma que estaba en la cima del tronco, posarse en la cabeza de aquel cuyo hábito me era desconocido, el cual puso la mano sobre la cabeza de aquel que estaba de rodillas, y entonces la paloma vino también a reposar sobre aquel, después retorna al otro; todo el clero, según su rango, rodeaba la persona sagrada del Pontífice; los principales se aproximaban más cerca.
«El tronco en forma de pirámide, presentaba cuatro puertas principales en sus cuatro fachadas. El canto continuaba, se mezclaba con gritos de alegría, pero sin confusión; ellos decían: ‘Gloria a Dios en los cielos y paz en la tierra. Viva la Religión en los corazones. Viva el Papa. Viva el gran Monarca, sostén de la religión’.
«En seguida, la procesión avanzó hacia las puertas del sur y del poniente, y salió por las del levante y las del norte, continuando a hacer escuchar los cantos más melodiosos. En esta multitud sin número había personas de muchos reinos, mas ellas no tenían sino un solo corazón, un mismo espíritu y una misma voluntad.
«Plena de admiración de este espectáculo maravilloso, exclamé: Dios, ¨cuando vendrán esos felices días? Escuché una voz que me dijo en un tono pleno de bondad: ‘Consuélate, ellos llegarán cuando mis voluntades sean cumplidas’» (M. Servant, pág. 632-633; Curicque, Voix Prophetiques, Tomo II, págs. 333, 336 y 338).
«El lunes, entre la Ascensión y Pentecostés de 1815, yo hacía mi acción de gracias y ‘une amende honorable’ por todos los crímenes que se cometían. Me sentí llevada a pedir a Dios que Él hiciese reflorecer esta religión santa…, y me fue dicho: ‘Ella reflorecerá, esta religión santa… muchas naciones volverán al seno de mi Iglesia…’ Vi en seguida una nube espesa que se separa en dos, y en el medio, una claridad tan viva y tan brillante que me encontré fuera de mi misma. Quise retirarme, no creyéndome digna de ver esta luz admirable, mas me sentí retenida por una mano y escuché una voz que me decía: ‘No temas nada, esta luz es la figura de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, de la cual no se debe separar jamás. Tú has visto que la nube se ha separado en dos, que una parte ha desaparecido a derecha y la otra a la izquierda: la parte del lado derecho marca a los cismáticos que no volverán más; la parte izquierda, a los herejes que la Iglesia rechaza de su seno. Tú ves abajo de la nube un gran jirón que separa de la luz y que cae en tierra: son los sacerdotes corrompidos, indignos del santo ministerio. Ellos son rechazados de la santa luz que la perversidad de su corazón ha extinguido’. Entonces yo no vi más que la luz que me pareció extenderse en todo el Universo» (M. Servant, págs. 691-692; Curicque, Tomo II, págs. 326 ss.).
Beata Ana María Taigi
(1769-1837)
«Después de las tinieblas, San Pedro y San Pablo descenderán de los cielos y designarán el Papa. Una gran luz brotando de sus personas irá a depositarse sobre el cardenal futuro Papa» (M. Servant, pág. 496).
«El Papa designará para ocupar el trono de Francia, al verdadero descendiente de San Luis» (M. Servant, pág. 543).
«En ese tiempo, la religión extenderá su imperio por todas partes. Los rusos serán convertidos y también Inglaterra y China, y el pueblo estará jubiloso contemplando este triunfo brillante de la Iglesia» (M. Servant, pág. 497).
Ella vio también «a Nuestra Señora extendiendo su manto de Reina sobre la Santa Iglesia y sobre la tierra, para ponerla al abrigo de la cólera de Dios» (M. Servant, pág. 583).
El R. P. Bessières, escribe: «Los judíos, de los cuales ella veía el papel considerable en los asuntos de este mundo para el bien o para el mal, le interesan particularmente. Ella anuncia, entre ellos, un gran movimiento de conversiones, el papel importante que ellos jugarán en la vuelta de las sociedades al Evangelio» (Mons. C. Sallotti, pág. 129).
Sor Rosa Colomba Asdente
(1781-1847)
«Inglaterra y Rusia volverán a entrar en la órbita de la Iglesia. Inclusive en Turquía el catolicismo reflorecerá.
«Rusia se someterá a la Iglesia después de una gran tribulación» (M. Servant, pág. 603).
«El furor popular por un tiempo parecerá triunfar; después la Iglesia purificada por la persecución brillará más bella que nunca. Los fieles, es verdad, habrán sido diezmados por los acontecimientos, mas aquellos que habrán sobrevivido, serán animados de un gran fervor» (M. Servant, págs. 633-634).
Sor María Lataste
(1822-1847)
«La paz volverá al mundo porque María soplará sobre las tempestades y las apaciguará; su nombre será alabado, bendecido, exaltado para siempre. Los cautivos reconocerán que le deben la libertad, los exilados la patria, y los desgraciados la tranquilidad y la felicidad. Habrá entre ella y todos sus protegidos, un intercambio mutuo de oraciones y de gracias, de amor y de afección; y del Oriente al Mediodía, del Norte al Poniente, todo proclamará a María, María Concebida sin Pecado, María Reina de la Tierra y de los Cielos.
«Satán se levanta de debajo de los pies de la Iglesia, él arma contra ella a sus propios hijos para dilacerarle el seno, y los hijos desnaturalizados de mi Esposa escuchan la voz de Satán. Ella levanta la voz y vuelve hacia Mi sus ojos mojados en lágrimas. No, Yo no permitiré que sus enemigos triunfen. No será más que una polvareda imperceptible lanzada sobre su semblante; ella le lavará con el agua de sus lágrimas, y su belleza se tornará más brillante. Provocará admiración a sus propios enemigos.
«Yo veo días más felices levantarse para las generaciones que vendrán, yo las felicito por su felicidad, y porque la mano del Señor, tan largo tiempo pesada, se levanta poco a poco…
«El Señor ha bajado los ojos sobre la oración de las almas humildes, no ha despreciado sus pedidos. Sion será restablecida, y el restablecimiento de Sion se escribirá en los anales de la Historia, para hacer llegar el recuerdo hasta la última edad, a fin que las generaciones venideras alaben el Señor, porque Él ha mirado de lo alto de su santuario y contemplado la tierra de lo alto de los cielos para escuchar los gemidos de los cautivos y para quebrar los lazos de los hijos de aquellos que han sido muertos.
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo» (M. Servant, pág. 569; extraído de Curicque, Tomo II, págs. 343-357).
Fray Bernardo María Clausi
(+1849)
«…Entonces Dios intervendrá, Él mismo, y, en un instante, como quien diría de la mañana a la noche, Él recolocará todo en orden. Los impíos deberán confesar que todo lo hecho es de mano divina» (M. Servant, pág. 573).
Sor Alfonso María
(1814-1867)
Sobre el triunfo de la Iglesia:
«Los malos depurarán la Iglesia por sacudidas terribles, más hasta ahí se limitarán sus sucesos. El orden renacerá, se verá reanimar la fe, la religión reflorecer» (M. Servant, pág. 634).
«…En los lugares donde aún hay fe, religión, y donde se honra a María, Dios hará «eclater» (resplandecer) su protección de una manera especial» (M. Servant, pág. 722).
Sor María Adalfuna
(1814-1867)
En abril de 1849 ella anunció «el triunfo y la glorificación de María», y los socorros que Ella aportará a la Iglesia: «Dios nos asistirá cuando las cosas hayan llegado al paroxismo de la atrocidad. No temáis… nuestra sola esperanza está en la intercesión de María… el orden no podrá ser restablecido sino por la Madre de Dios y no por los hombres. Resultará en un triunfo magnífico para la Iglesia… Por la intercesión de la Santa Virgen, Dios recolocará todas las cosas en su estado normal» (M. Servant, pág. 572).
Santa Catalina Labouré
(1806-1876)
En la tercera aparición, la santa exclama, acerca del Reino de María:
«Oh como será bello escuchar decir: María es la reina del Universo… Ese será un tiempo de paz, de alegría y de felicidad, que será largo» (A. Marty, pág. 59). [*]
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[*] Esta es la predicción más explícita sobre la duración del Reino de María, en todas las fuentes pesquisadas. —————
Sor María de Jesús Crucificado
(1846-1878)
Sobre Francia:
«Si, Yo haré mis delicias en el seno de Francia; ella será aún la reina de todos los reinos. Mas antes es necesario que Francia sea hecha nada, para que Yo esté a la cabeza de sus ejércitos, a fin que todas las naciones digan entre ellas de generación en generación: verdaderamente es el Altísimo que está a la cabeza de Francia. Todas las naciones lo exclamarán de una misma boca, de una misma voz, en el mismo tono, aún los impíos» (A. Marty, pág. 64).
Sor María Deluil Martiny
(1841-1884)
Escuchó una voz saliendo del sagrario que le decía: «Yo haré una maravilla. Antes del fin de los tiempos, Yo quiero ser resarcido de todos los ultrajes que se me han hecho. Todas las gracias rechazadas, Yo las quiero conceder de nuevo. Yo soy como un río del cual las aguas suben y no hay nada que las pueda impedir de desbordar» (M. Servant, pág. 634).
San Juan Bosco
(1815-1888)
Sobre el triunfo de la Iglesia:
«La iniquidad está consumada, el pecado tendrá fin, y antes que transcurran dos plenilunios del mes de las flores, el iris de la paz aparecerá sobre la tierra.
«El gran ministro verá a la esposa del Rey vestida de fiesta.
«En todo el mundo aparecerá un sol tan luminoso cual nunca se ha visto desde las llamas del cenáculo hasta el día de hoy, ni se volverá a ver hasta el último día» ( Biografía y Escritos de San Juan Bosco, pág. 395).
Sor de Bourg
(Siglo XIX)
Sobre el triunfo: «…Sin embargo, aquellos días serán abreviados en favor de los justos (tiempo del castigo). Dios elevará sobre el trono un Rey modelo, cristiano e hijo de San Luis, que amará la religión, la bondad y la justicia. El Señor le dará la luz de la prudencia y el poderío. El mismo le ha preparado por largo tiempo y lo ha hecho pasar por el crisol de la prueba y del tormento; pero va a llamarle del destierro. El mismo Señor lo tomará de la mano y en el día fijado le repondrá en el trono. Su destino es el de reparar y regenerar a Francia. Entonces reflorecerá la religión y todos los pueblos bendecirán el reinado del Príncipe ‘Teodato’ (Dado por Dios). Pero, con el tiempo, volverá a reinar el mal, más o menos hasta el fin de los tiempos» (S. M. Mirakles, págs. 132-133).
Teresa Higginson
(1844-1905)
Dice sobre el triunfo de la Iglesia: «…La Iglesia gozará de una gran paz y de una calma profunda. Entonces Dios será adorado, amado y servido realmente y en verdad» (M. Servant, pág. 588).
 
Papa San Pío X
(1903-1914)
Intuiciones proféticas sobre Francia:
Durante la audiencia del 7 de enero de 1906 — día posterior a la publicación de las leyes antirreligiosas en el boletín oficial — el Soberano Pontífice dijo a Camile Bellaigue: «¨No sentís vosotros que se aproxima el momento en que Nuestro Señor Jesucristo, El mismo, va a poner las manos en las cosas de Francia, sí, esas manos divinas, la cual una abate y aplana, cuando es necesario, y la otra levanta, resucita y purifica…?»
El 29 de noviembre de 1911, San Pío X imponía el birrete a Cardenales de Inglaterra, Holanda, Estados Unidos y Francia. Su alocución consistorial, escribe René Bazin, «fue y quedará, para nosotros y para los otros, una dulzura y como una fuente de esperanza:
«¨Qué os diré yo, ahora a vosotros, hijos de Francia, que gemís bajo el peso de la persecución? El pueblo que ha hecho alianza con Dios en las fuentes bautismales de Reims, se arrepentirá y retornará a su primera vocación. Los méritos de tantos hijos que predican la verdad del Evangelio en casi el mundo entero, y de los cuales muchos la han sellado con su sangre; las oraciones de tantos santos que desean ardientemente tener por compañeros, en la gloria celestial, los hermanos bien amados de su patria; la piedad generosa de tantos de sus hijos que, sin detenerse ante ningún sacrificio, proveen a la dignidad del clero y al esplendor del culto católico… atraerán ciertamente sobre esta nación las misericordias divinas. Las faltas no quedarán impunes, mas ella no perecerá. La hija de tantos méritos, de tantos suspiros y de tantas lágrimas.
«Un día vendrá, y Nos esperamos que él no esté lejano, en que la Francia, como Saulo en el camino de Damasco, será envuelta por una luz celestial, y escuchará una voz que le repetirá: ‘Hija Mía, ¨por que me persigues?’ Y su respuesta: ‘¨Quien eres Señor?’ La voz replicará: ‘Yo soy Jesús a quien tú persigues. Es duro resistir al aguijón, porque en tu obstinación, te arruinas a ti misma’. Y ella, temblando asombrada dirá: ‘Señor, ¨que quieres que haga?’ Y Él: ‘Levántate, lávate de las manchas que te han desfigurado, despierta en tu seno los sentimientos adormecidos y el pacto de nuestra alianza, y vé, ‘Fille ainée de L’Eglise’, nación predestinada, vaso de elección, lleva, como en el pasado, mi nombre delante de todos los pueblos y de todos los reyes de la tierra» (A. Marty, págs. 79-80).
Sor Catalina Filljung
(1848-1915)
Ella vio que aparecería Santa Juana de Arco durante el castigo en Francia. La santa heroína le había sido mostrada en visión, de pie sobre un bello arco iris, la espada en la mano, cabeza descubierta, los cabellos cayendo sobre los hombros, como los de la Virgen en la aparición en Sarreguemines (1873). Ella estaba coronada de dos aureolas desiguales de tamaño y de brillo. En una figuraba su misión pasada, la de Orleans, Reims y Rouen; la otra, mucho más grande y más brillante, anunciaba su segunda misión, aquella que le estaba prometida para la liberación, la restauración y la exaltación de Francia (M. Servant, pág. 495).
Beato Maximiliano Kolbe
(1894-1941)
Dijo a propósito del triunfo de María Santísima:
«Vos veréis un día la estatua de la Inmaculada en el centro de Moscú, en lo más alto del Kremlin. Antes que eso llegue, nosotros debemos pasar por una prueba de sangre» (A. Marty, pág. 133).
Berta Petit
(1870-1943)
El 17 de Junio de 1911, Nuestra Señora le muestra «una multitud de gentes de color y de enfermos. Todos pedían, con los brazos levantados al cielo, unos se curaban, los otros convertidos repentinamente, caían de rodillas. Era como una regeneración del mundo…».
El 8 de septiembre de 1911, Nuestro Señor le dice: «El Corazón de Mi Madre tiene derecho al título de ‘Doloroso’ y Yo lo quiero colocado delante del de ‘Inmaculado’, porque Ella lo ha adquirido, la Iglesia ha reconocido en Mi Madre lo que Yo hice: su Concepción Inmaculada. Es necesario ahora, y Yo quiero, que sea comprendido y reconocido el derecho que tiene Mi Madre a un título de justicia: título que le ha valido su identificación con todos Mis dolores, sus sufrimientos, sus sacrificios, su inmolación en el Calvario, aceptados en una plena correspondencia a Mi gracia y soportados por la salvación de la humanidad.
«Es sobre todo en esta Co-redención que Mi Madre fue grande y es por esto que Yo pido que la invocación, tal que Yo la he dictado, sea aprobada y difundida en toda la Iglesia, al igual que la dirigida a Mi Corazón y que ella sea recitada por cada uno de Mis sacerdotes después del sacrificio de la Misa. Ella ya ha obtenido gracias; obtendrá más aún, esperando que por la Consagración al Corazón Doloroso e Inmaculado de Mi Madre, la Iglesia sea re-erguida y el mundo renovado».
El 25 de abril de 1942 Nuestro Señor le dice: «…La devoción a Su Corazón unido al Mío, dará la Paz, la verdadera paz. Tan pedida y tan poco merecida… Yo manifestaré Mi poder por una intervención milagrosa que se impondrá a todos» (A. Marty, págs. 117-118).

 

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APÉNDICE I
Curiosas profecías sobre Reinos particulares
Sobre Portugal:
Profecía de San Egidio, conocido como San Gil, se conserva en el Real Convento de Santa Cruz de Coimbra:
_»Portugal huérfano de sangre real, gemirá por largo tiempo. Pero Dios te será propicio. La salvación vendrá de lejos y serás redimido inesperadamente por un no esperado»_
(E. López Galuá, pág. 90; J. Lascoé, pág. 64).
Sobre España:
Profecía del Venerable Fray Jacinto Coma:
«…Y nuestra pobre España, que palmo a palmo ha sido conquistada por la Cruz, se ha convertido en un pueblo de ilotas, que corre al precipicio y lucha por romper con sus tradiciones, su historia y su propia manera de ser. La negación del principio de autoridad ha producido necesariamente la negación del mismo en la religión.
«Así, pues, no os asombréis si veis un joven e inexperto monarca derribado de su trono por maquinaciones tenebrosas, buscando asilo en la Ciudad Eterna; no os asombréis si veis la vana e ignorante impudicia de una mujer derribada por los mismos que de ella han participado, buscando un triste asilo en un foco de corrupción; y no os asombréis si veis el orgullo y la hipocresía que debían su elevación a la espada, recurrir más tarde, aunque inútilmente, a la misma espada para sostenerse; no os asombréis si veis la flaqueza, ya precozmente maliciosa, derribada por los mismos que derribaron la vana e ignorante impudicia de una mujer; no os asombréis en fin, si veis a un ladrón coronado caer ignominiosamente en el momento mismo en que, si bien forzado, va a consumar un nuevo robo sacrílego.
«…La Providencia se reserva un medio imprevisto que hará de un solo golpe lo que según el curso natural de las cosas, pediría mucho tiempo. Entonces será cuando los hombres abrirán los ojos a la realidad y todos se levantarán contra los.
Esta predicción la profirió en un sermón que el Venerable Coma predicó en 1849 a las religiosas de la Inmaculada Concepción de Manresa (cfr. E. López Galuá, págs. 244-245).
Sobre un Príncipe de familia austríaca:
Profecía de la Venerable Sor Magdalena de la Cruz (Siglo XVII):
Serán resultados de esta definición la conversión de todo el imperio de la China, la ruina del imperio otomano y la recuperación del templo del Señor en Jerusalén, que lo recuperará un héroe de la familia austríaca , otro Alejandro en la velocidad, y armado con sus soldados con espada y escudo…».
Estas profecías están en el libro escrito por ella (cfr. J. Lascoé, págs. 116-117).
Sobre el Reino de Chipre y la Iglesia cismática griega
De las revelaciones de Santa Brígida de Suecia (1303-1373):
Se queja, el Señor, de todos los habitantes de este Reino como si fuesen un solo hombre, pero abstrae a sus amigos que cumplen su Voluntad. Recuerda todos los beneficios concedidos a ese pueblo, entre los cuales el haber sido puesto cerca de los mahometanos, para, por medio de la lucha corporal, alcanzar una corona más preciosa en el cielo; dice que llevó a Chipre por mucho tiempo en su Corazón y guardó como a la pupila del ojo mientras fue fiel y obediente a la Santa Iglesia. Mas como se apartó de Él y lo rechazó será expulsado de entre sus amigos y colocado perpetuamente en el infierno. Si no se corrige, El destruirá en todo el reino, su raza y descendencia, nadie será perdonado. Después será Su voluntad poner nuevas plantas, que cumplan sus preceptos y lo amen de todo corazón. Estas quejas son dirigidas a los católicos.
Amenaza a los griegos por su soberbia y pertinacia en no querer someterse a la Iglesia de Roma, sabiendo ellos que debe haber una sola fe católica. Son por ello indignos de alcanzar, después de la muerte, perdón y misericordia y les advierte que su imperio, reinos y dominios nunca estarán en paz y que vivirán sometidos a sus enemigos, de quienes recibirán daños y violencias, hasta que humildemente se sometan a la Iglesia de Roma, a sus constituiciones y ritos (cfr. Celestiales revelaciones, págs. 444-448).
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APÉNDICE II
Profecías de Nuestra Señora de la Salette
En 1846 la Santísima Virgen se apareció a los pastores Melania y Maximino, para advertir una vez más la humanidad por haber olvidado y despreciado el suave yugo de Nuestro Señor Jesucristo. Nuestra Señora transmitió a cada uno de los pastorcitos sendos mensajes para el Papa Pio IX. El obispo de Grenoble, Mons. Bruillard, los entregó al Sumo Pontífice.
El de Maximino quedó secreto y nunca fue revelado.
El mensaje de Melania há sido publicado con el título de Recit de l’Apparition de la Très Sainte Vierge sur la Sainte Montagne de la Salette, le samedi 19 septembre 1846, con el Imprimatur de Mons. Salvatore Zola, obispo de Lecce, Italia, el 15 de noviembre de 1879. En Roma, el 6 de junio 1922, el R.P. Lepidi O.P., Camarero de los Sagrados Palacios Apostólicos y Asistente Perpetuo de la Sección del Index, ha dado asimismo el Imprimatur. El Santo Oficio ha colocado esta publicación en el Index (decreto del 9 de maio de 1923). El texto integral del mensaje ha sido publicado todavía en Documents pour servir à l’histoire de la Salette, Nouvelles Editions Latines, Paris, 1968 (cfr. M. Servant, págs. 100-101; ver también L’apparition de la Très Sainte Vierge sur la Sainte Montagne de la Salette, le samedi 19 septembre 1846, Société Saint Agustin, Paris, Rome, Bruges, 1922).
Referencias a la crisis de la Iglesia:
«Cuando María Santísima comenzó a hablar las lágrimas brotaron de sus ojos: ‘Los sacerdotes, ministros de Mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad en celebrar los santos ministerios, por su amor al dinero, el amor a las honras y a los placeres, los sacerdotes se han tornado cloacas de impureza. Sí, los sacerdotes piden venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas. Desgracia a los sacerdotes y a las personas consagradas a Dios, las cuales, por sus infidelidades y su mala vida, crucifican de nuevo a Mi Hijo. Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo y piden venganza y la venganza está a sus puertas, porque no se encuentra a nadie para implorar misericordia y perdón por el pueblo; no hay más almas generosas, no hay nadie digno de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo.
«Los jefes, los conductores del pueblo de Dios han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha obscurecido su inteligencia; ellos se han convertido en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer…
«En el año 1864, Lucifer, con un gran número de demonios, serán desencadenados del infierno: ellos abolirán la fe poco a poco inclusive en las personas consagradas a Dios: ellos los enceguecerán de tal manera que, a menos que reciban una gracia particular, estas personas tomarán el espíritu de estos malos ángeles: muchas casas religiosas perderán enteramente la fe y perderán muchas almas.
«Los malos libros abundarán sobre la tierra, y los espíritus de las tinieblas expandirán por todos lados un relajamiento universal para todo aquello que respecta al servicio de Dios; ellos tendrán un gran poder sobre la naturaleza; habrá Iglesias para servir a estos espíritus. Las personas serán transportadas de un lugar a otro por estos malos espíritus, inclusive sacerdotes, porque ellos no serán conducidos por el buen espíritu del Evangelio. Se hará resucitar muertos y justos (es decir, que estos muertos tomarán la figura de las almas justas que han vivido sobre la tierra, a fin de mejor seducir a los hombres; estos dichos muertos resucitados, que no serán otra cosa que el demonio bajo estas figuras, predicarán otro evangelio contrario al del verdadero Cristo Jesús, negando la existencia del cielo, y también de las almas de los condenados. Todas estas almas aparecerán como unidas a su cuerpo), habrá en todos los lugares prodigios extraordinarios, porque la verdadera fe se ha extinguido y la falsa luz ilumina el mundo. Desgracia a los príncipes de la Iglesia, que estarán ocupados en acumular riquezas sobre riquezas, en salvaguardar su autoridad y en dominar con orgullo.
«Será el tiempo de las tinieblas; la Iglesia tendrá una crisis horrorosa.
«Estando la santa fe de Dios siendo olvidada, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes. Se abolirá a los poderes civiles y eclesiásticos, todo orden y toda justicia serán pisoteados…
«El santo Padre sufrirá mucho (Pio IX). Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio.
«Los malos atentarán muchas veces contra su vida sin poder perjudicar sus días; mas ni él, ni su Sucesor… verán el triunfo de la Iglesia de Dios.
«En el año 1865, se verá la abominación en los lugares santos, en los conventos, las flores de la Iglesia serán purificadas y el demonio se volverá el rey de los corazones. Que aquellos que están a la cabeza de las comunidades religiosas estén en guardia con relación a las personas que ellos deben recibir, porque el demonio usará de toda su malicia para introducir en las órdenes religiosas personas entregadas al pecado, porque los desórdenes y el amor a los placeres carnales estarán difundidos por toda la tierra» (M. Servant, pág. 79-80; L’Apparition de la Très Sainte Vierge sur La Sainte Montagne de La Salette, págs. 9-11).
Sobre el Castigo:
«Dios va a golpear de una manera sin igual.
«Desgracia a los habitantes de la tierra. Dios va a agotar su cólera, y nadie se podrá sustraer a tantos males reunidos…
«Dios permitirá a la vieja serpiente poner divisiones entre los reinantes, en todas las sociedades y en todas las familias; se sufrirán penas físicas y morales; Dios abandonará a los hombres a ellos mismos, y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.
«La sociedad está a la víspera de los flagelos más terribles, de los más grandes acontecimientos; se debe esperar ser gobernado por una vara de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios…
«Italia será punida por su ambición de haber querido sacudir el yugo del Señor de los Señores; ella también será entregada a la guerra; la sangre correrá por todos lados: las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos, serán expulsados; se los hará morir, y morir de una muerte cruel. Muchos abandonarán la fe, y el número de sacerdotes y religiosos que se separarán de la religión será grande; entre estas personas se encontrarán inclusive obispos…
«…No se verán más que homicidios, odio, envidia, mentira, discordia, sin amor por la patria ni por la familia…
«Francia, Italia, España e Inglaterra estarán en guerra; la sangre correrá en las calles; el francés se batirá con el francés, el italiano con el italiano; en seguida habrá una guerra general que será espantosa. Por un tiempo, Dios no se acordará más de Francia ni de Italia, porque el Evangelio de Jesucristo no es más conocido. Los malos desplegarán toda su malicia; se matarán; se masacrarán mutuamente hasta en las casas.
«Al primer golpe de su espada fulminante, las montañas, la naturaleza entera temblarán de espanto, porque los desórdenes y los crímenes de los hombres rasgarán la bóveda celeste. París será quemada y Marsella deglutida; muchas grandes ciudades serán conmovidas y deglutidas por temblores de tierra: se creerá que todo está perdido; no se verá más que homicidios, no se escuchará más que ruidos de armas y de blasfemias. Los justos sufrirán mucho; sus preces, sus penitencias y sus lágrimas subirán hasta el cielo, y todo el pueblo de Dios pedirá perdón y misericordia, y pedirá mi ayuda y mi intercesión. Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su gran misericordia para los justos, ordenará a sus ángeles que todos sus enemigos sean muertos. De un solo golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres entregados al pecado perecerán y la tierra se volverá como un desierto…» ( L’Apparition de la Très Sainte Vierge sur la Sainte Montagne de La Salette, págs. 10-11).
Después de anunciar los grandes castigos (partes I y II) dice: «Entonces Jesucristo, por un acto de su justicia y de su gran misericordia para los justos, ordenará a sus ángeles que todos sus enemigos sean muertos. De golpe los perseguidores de la Iglesia de Jesucristo y todos los hombres dados al pecado perecerán, y la tierra se tornará como un desierto. Entonces se hará la paz, la reconciliación de Dios con los hombres; Jesucristo será servido, adorado y glorificado; la caridad florecerá por todas partes. Los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Santa Iglesia, que será fuerte, humilde, piadosa, pobre, llena de celo e imitadora de las virtudes de Jesucristo. El Evangelio será predicado por todos lados y los hombres harán grandes progresos en la fe, porque habrá unidad entre los obreros de Jesucristo, y los hombres vivirán en el temor de Dios.
«Esta paz entre los hombres no será larga: veinticinco años de abundantes cosechas les harán olvidar que los pecados de los hombres son causa de todas las penas que sobrevienen en la tierra…» ( L’Apparition de la Très Sainte Vierge sur la Sainte Montagne de la Salette, pág. 11). [*]
————— [*] Es en este texto que la mayoría de los intérpretes se basa para sustentar que el Reino de María durará veinticinco años y después vendrá el Anticristo. No parece ser así:
1. Nuestra Señora dice: «no será larga», ahora a los ojos de quien está en la eternidad, ¨que es un tiempo largo o corto?
2. «Veinticinco años de cosechas harán olvidar…», esta frase no quiere decir que el Reino de María durará apenas veinticinco años, esos veinticinco años pueden ser después de una secuencia de varios siglos. Sobre todo hay que tener en cuenta que en muchas apariciones Nuestra Señora, los santos, etc. hablan, en muchos casos, en lenguaje figurado, en parábolas, etc., a tal punto, que, a veces, los propios videntes no entienden claramente.
3. En la lógica del Mensaje de la Salette, es imposible un triunfo tan esplendoroso, en que nuevos reyes serán el brazo derecho de la Iglesia, el Evangelio predicado en todo el mundo, toda esta obra inmensa en apenas veinticinco años? Parece imposible y, más aún, después de un castigo tan terrible.
4. No parece concordar con la infinita Magnanimidad y Sabiduría de Dios, que después de varios siglos de opresión de la Iglesia, ésta goce de un triunfo de apenas veinticinco años. Esta interpretación pecaría, así, de mezquindad…
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Fuentes bibliográficas
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, Desclée de Brouwer, Buenos Aires, 1942.
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LASCOÉ, J., Historia del Porvenir sobre el Imperio del Gran Monarca y Triunfos de la Iglesia Católica hasta el Fin del Mundo según las Profecías más célebres Antiguas y Modernas, Lérida, 1869.
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SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT, Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, Vozes, Petrópolis.
SÁNCHEZ, Benjamín, Les Derniers Temps, Prophéties Publiques et Privées, Diffusion de la Pensée Française, Chiré en Montreuil, 1976.
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SERVANT, Michel, Veillez et Priez car l’heure est proche, Saint Germain en Laye, 1972.
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SOR MARÍA ISABEL DE JESÚS, Vida Admirable y ejemplarísima — Virtudes de la ínclita Sierva de Dios Rvda. Madre Sor María de los Dolores y Patrocinio, Guadalajara, 1925.
SOR MARIANA DE JESÚS TORRES, Vida Admirable de la Rvda. Madre Mariana de Jesús Torres, Española y una de las Fundadoras del Monasterio Real de la Limpia Concepción de la Ciudad de Quito, Tomos I y II.
TEMPORUM, Nostradamus y otros grandes predictores, Zamorano y Caperán, Santiago de Chile, 1940.
Resúmenes de la Comisión de Lectores
Ihr Konnt die Welt retten (Res. n° 307).
Vitoria da Imaculada (Res. n° 317).
The Third world war (Res. n° 1414).
The Vision (Res. n° 1498).
Coletânea de textos proféticos.
As revelações particulares na vida da Igreja.
Il Carisma della Profezia in San Paolo e nelle riunioni del «Rinovamento nello Spirito» (Res. n° 1112).
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Datos biográficos de los Santos y videntes mencionados en este artículo
Beata Ana María Taigi (1769-1837).– Terciaria de la Orden de la Santísima Trinidad, italiana, de condición social muy humilde, casada, con siete hijos; mística de alto vuelo, colmada de carismas de Dios; el más sobresaliente fue la continua presencia delante de sus ojos de un sol misterioso, donde veía todos los acontecimientos humanos pasados, presentes y futuros. Tuvo importantes visiones y revelaciones sobre el gran Castigo y sobre el triunfo de la Iglesia.
Sobre ella ver: Mons. Carlo Sallotti, La Beata Anna Maria Taigi, secondo la Storia e la Critica; Albert Bessières S.J., La Beata Ana María Taigi, Madre de Familia.
Beata Catalina Racconigi (1486-1547).– Nació en el Piamonte, virgen de la orden tercera de Santo Domingo, recibió los estigmas invisibles y sufrió todos los dolores de la Pasión. Habiéndose ofrecido en holocauso por todos los muertos de la batalla de Marignan (1515), su vida fue desde entonces un atroz calvario. Dios la colmó de los más grandes favores. El R. P. Morelli O.P., que fue su confesor, narra sus visiones. Fue beatificada en 1808 (cfr. M. Servant, pág. 229).
Ver sobre esta bienaventurada: M. C. Garray, Les Bienheureuses dominicaines, Paris, 1913.
Beato Maximiliano Kolbe (1894-1941).– Sacerdote polaco, gran devoto de Nuestra Señora, de manifiesta santidad, murió en un campo de concentración alemán. Tuvo varias profecías respecto del triunfo de María Santísima en Rusia.
Bernardo Rembort (1689-1783).– Llamado Spielmann [jogral], durante mucho tiempo sirviente de la abadía benedictina de Siegburgo, en Renania.
Berta Petit (1870-1943).– Nacida en Enghien, hija de un notario que se radicó más tarde en Bruselas. De salud delicada, tuvo muchas enfermedades; con el pasar de los años y la quiebra económica de sus padres debió trabajar para sustentarlos. Sus sufrimientos fueron de todo tipo; mas desde niña recibió grandes dones de Dios, visiones, etc. En 1899, por ocasión de una convalescencia, viajó a Italia, y estando en Venecia, un día se detuvo delante de la Basílica de San Marcos, donde se encontró con el Cardenal Sarto — futuro San Pío X — ella le pidió la bendición y él haciéndole una señal de la cruz en la frente pronunció estas palabras proféticas: «Escuchad bien la voz de Dios, hija mía, Él tiene designios sobre ti».
Ella recibió innumerables visiones sobre las devociones al Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
Los cardenales Granito de Belmonte, Mercier y Bourne, el P. Garrigou Lagrange y el P. Charmot, le testimoniaron estima y atestiguaron la ortodoxia de sus escritos (cfr. R. Christoflour, págs. 209-216; A. Marty, págs. 113-118).
Fray Bernardo María Clausi (+1849).– Religioso italiano de la Orden de los Mínimos, muerto en olor de Santidad en Paola (Italia). Su proceso de canonización está en curso. La pureza de sus costumbres, su piedad y su notorio don de profecía le atrajeron la veneración de sus contemporáneos (cfr. M. Servant, pág. 372; Temporum, pág. 143).
Fray Calixto (+1759).– Religioso de la abadía de Cluny. El texto de su profecía ha sido transcrito de una carta dirigida al Padre Prior de la abadía de Moutiers Saint Jean, en Bourgogne.
Fray Jerónimo Bottin (+1420).– Religioso de Saint Germain des Prés, murió en 1420. El texto de esta profecía fue conocido en 1790 y publicado por primera vez en 1830 por M. Bricon.
Fray Juan de Vatiguerro (Siglo XIII).– Monje de la abadía cisterciense de Heisterbach (1227), cerca de Bonn. Gran viajero, compilador de textos proféticos (cfr. M. Servant, pág. 307).
Fray Ludovico Rocco (1748-1840).– Monje franciscano del Monte Sinaí, murió a los noventa y dos años. Anunció particularmente acontecimientos de Rusia y Alemania.
Hermano Antonio (1820-?).– Nacido en 1820, muerto en fecha ignorada. Eremita de la Orden Tercera de San Francisco, en la región de Colonia. Sus profecías relativas a los años 1870 se realizaron integramente.
José de Walbach (1853-?).– Nació en 1853, en Walbach, cerca de Colmar. Habría tenido por misión anunciar a todas las naciones cristianas y, en particular, a Francia y Alemania, las grandes desgracias, si no retornaban prontamente a los sentimientos cristianos. El permaneció desconocido y entró más tarde en una Congregación.
Entre 1872 y 1880, hizo una serie de escritos místicos. En ellos se refiere al gran Castigo y a la futura conversión de Inglaterra, Alemania y Rusia.
Josefina Lamarine (1787-1850).– De Dame, en Lorena. Sus profecías comienzan en 1828 y fueron anotadas por su hermana que hacía oficio de enfermera. Todas sus previsiones concerniendo a su familia y a su parroquia se han realizado (cfr. M. Servant, pág. 235).
Josefina Reverdy (1854-1908).– Vivió en Boulleret, Francia. Víctima voluntaria, alcanzada por una enfermedad incurable, su vida fue un tejido de sufrimientos (cfr. M. Servant, pág. 236).
Ver sobre ella: Adrien Péladan, Apparitions de Boulleret. Prophéties et Faits surnaturels, Nimes, 1933.
Juan Stehlmayer (Siglo XIX).– Joven pastor a quien Nuestra Señora se apareció el 12 de mayo de 1848.
Madame Royer (1841-1924).– Nació en Aisy, Francia, desde su infancia deseó ser religiosa, mas se casó, en 1860, por obedecer a sus padres. Pese a su matrimonio, llevó una vida de mucha oración, sacrificios y penitencia, pero se comportó como perfecta esposa y madre de familia. Cuando quedó viuda entró como novicia en las Bernardinas del Santísimo Sacramento. Fundó, por indicación de Nuestro Señor, la Archicofradía de la oración y la penitencia. Fue muy favorecida con visiones, éxtasis y profecías, principalmente del Sagrado Corazón de Jesús (cfr. R. Christoflour, págs. 193-204; A. Marty, págs. 82-91).
María Julia Jahenny (1850-1941).– De la Fraudais, en Blain, Loire Atlantique, Francia. Humilde paisana, honrada de frecuentes apariciones de Nuestro Señor, la Santa Virgen y San Miguel. Recibió los santos estigmas en 1873. El Dr. Imbert Gounbeyre, profesor en la escuela de medicina de Clermont-Ferrand, autor del libro La Stigmatisation (1895), habla de ella largamente, habiéndola seguido y examinado durante más de veinte años, lo que garantiza la autenticidad de todos los fenómenos.
María Martel (Siglos XIX y XX).– Fue una vidente de Tilly, recibió especiales revelaciones sobre la crisis en la Iglesia, el castigo y el Reino de María.
Mariana Galtier (Siglo XIX).– Pastora de Saint Affrique (diócesis de Rodez).
Padre Nectou S.J. (+1777).– Sacerdote jesuita, sus hermanos de religión lo veneraban como un santo y un profeta. Fue Provincial de Aquitania y después Rector en Poitiers. Previó la disolución de la Compañía de Jesús, todo el proceso revolucionario que desembocaría en la Revolución Francesa y acontecimentos posteriores. Murió en olor de santidad.
Mons. Lyonnet en su Histoire de Mons. D’Avian, Archevêque de Bordeaux, consigna el trato que los jesuitas daban a P. Nectou.
Mons. Gilles (+1834) relata las profecías en una carta a Mons. Soyer, antiguo vicario general de Poitiers (cfr. M. Servant, pág. 309).
Papa Pío IX (1846-1878).– Electo Papa en 1846, este ilustre glorificador de María fue perseguido por la perversidad de los hombres. Fue favorecido por las gracias más insignes de Dios. Hay numerosos discursos proféticos suyos (cfr. M. Servant, pág. 245).
Papa San Pío X (1903-1914).–
Petite Marie des Terreaux (1773-1843).– Llamada también Marie des Brotteaux (nombre del barrio donde ella habitó por un largo tiempo). De condición servil, llevó una vida de virtud y santidad, fue favorecida desde 1811 a 1832 por numerosas visiones proféticas (cfr. M. Servant, pág. 235).
Sobre ella ver: Adrien Péladan, Nouveau Liber Mirabilis, Palmé Éd., París, 1871).
Religiosa trapista de Notre Dame des Gardes (+1828).– El abbé Curicque, en su famoso libro Voix Prophetiques, relata que el sacerdote M. Theard le transmitió las visiones de una antigua religiosa muerta en 1828, en olor de santidad, en el convento trapista Notre Dame des Gardes, cerca de Chemillé, en la diócesis de Angers. El P. Curicque, en su obra, cita largamente las profecías de esta religiosa, que el P. Theard conoció personalmente durante dieciocho años (cfr. M. Servant, págs. 256-257).
San Anselmo de Sunium (Siglo XIII).– Obispo de Sunium, Grecia, en el siglo XIII. Profecía extraída del libro Vaticinia seu Proedictiones Illustrium Virorum, Bertoni, Venecia, 1605.
San Benito José Labre (1748-1783).– Asceta francés que llevó una vida de peregrino y de extraordinaria penitencia. El P. Marconi, su confesor, dice que vió muchas cosas referentes a la Iglesia y dejó un buen número de cartas para ser entregadas al Sumo Pontífice y ser abiertas en determinadas épocas
Sobre su vida ver: Vie de Saint Benoit Joseph Labre, le Saint Pauvre de Jesus Christ, Marie Mediatrice, Genval, Bélgica.
San Egidio.–
San Gaspar del Búfalo (1786-1836).– Sacerdote italiano fundador de la Orden de los sacerdotes de la Preciosísima Sangre. Canonizado por Pío XII en 1954.
San Juan Bautista María Vianney (1786-1859).– El gran santo que ilustró al clero secular, patrono de todos los párrocos, entre otros dones de Dios gozó de la profecía.
San Juan Bosco (1815-1888).– Fundador de los salesianos y de las Hijas de María Auxiliadora, célebre educador de la juventud, colmado de dones y carismas para el cumplimiento de su misión. Tuvo relacionamiento muy íntimo con Pio IX, a quien aconsejó en muchas oportunidades, actuó en el Concilio Vaticano I, entre los obispos, para que votasen a favor de la infalibilidad pontificia, realizó tareas diplomáticas entre la Santa Sede y la Casa de Saboya y sus Ministros. Se caracterizó por su devoción a María Auxiliadora. Tuvo muchos sueños proféticos sobre el porvenir de la Iglesia y de su Instituto, sobre un gran Castigo y el triunfo de María Santísima. También previó un futuro de gloria para el continente americano, donde envió sus primeros misioneros.
San Luis María Grignion de Montfort (1673-1716).– Uno de los mayores apóstoles marianos, autor del celebre Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, en el cual enseña la esclavitud de amor a Nuestra Señora. Fue un verdadero Profeta del Reino de María.
San Pedro Celestino (1251-1296).– Eremita fundador de una orden religiosa llamada los «celestinos». Reinó como Papa bajo el nombre de Celestino V, del 5 de julio al 13 de diciembre de 1294, fecha en la cual abdicó. Es el único caso de abdicación en la Historia de la Iglesia.
San Vicente Ferrer (1350-1419).– Religioso dominico español, predicó en varios países de Europa, fue el prodigio de su siglo.
Santa Brígida de Suecia (1303-1373).– Princesa de Sangre Real, descendiente de «muy santos reyes». Por designios de Dios contrajo matrimonio con un Príncipe, virgen como ella, a los dieciocho años; de mutuo acuerdo vivieron casi dos años en ese estado. Después de un tiempo de vida conyugal volvieron a mantener la continencia. Tuvo ocho hijos, cuatro varones y cuatro mujeres, todos buenos católicos; una de sus hijas, Santa Catalina de Suecia, discípula de su madre, presentó sus escritos a la jerarquía eclesiástica.
Por mandato de Dios hizo varias peregrinaciones: Jerusalén, Compostela, Roma, etc. Muerto su esposo se dedicó por entero a la vida religiosa.
Sus obras han sido admiradas y elogiadas por grandes Santos y Doctores, entre los cuales San Alfonso María de Ligorio y Cornelio a Lápide. Sus obras fueron aprobadas por varios Sumos Pontífices, dos Concilios — Basilea y Constanza — e innumerables prelados (cfr. Celestiales revelaciones de Santa Brígida).
Santa Catalina de Siena (1347-1380).– Nacida de una familia de ricos artesanos, ella entra en 1367 a la Orden tercera de Santo Domingo. Sus virtudes, sus éxtasis, sus revelaciones y su elocuencia la tornaron célebre y obró numerosas conversiones. Fue canonizada por Pío II en 1461.
Santa Catalina Labouré (1806-1876).– Nació en Fain les Moutiers en Bourgogne, murió en París, se tornó célebre por las apariciones de Nuestra Señora de la Medallla Milagrosa en la Rue du Bac. Tuvo tres revelaciones de la Santísima Virgen.
Santa Gema Galgani (1878-1903).– Fue la última estigmatizada canonizada por la Iglesia, treinta años después de su muerte.
Santa Hildegarda (1098-1180).– De ilustre familia, nació en la ciudad de Spanheim. A los dieciocho años entró en el Monasterio de Monte San Desibodo. Fue educada por la Beata Jutta, su parienta. Recebió innumerables visiones y revelaciones. San Bernardo, cuando fue a predicar la cruzada en Alemania, examinó las comunicaciones que recibía y reconoció que estaba dotada del don de profecía.
Después de muerta Jutta, fue electa abadesa.
Sus revelaciones fueron examinadas en 1148 por un Concilio convocado por el Papa Eugenio III para este fin, en Tréveris, al cual él mismo asistió y leyó en presencia de los padres conciliares los escritos de la santa, hallándolos dignos de elogio, de lo que dieron todos gracias a Dios. El Papa escribió a Hildegarda para comunicarle esta decisión y exortarla a que conservase con humildad la gracia del Señor.
La Santa dejó muchos escritos: varias cartas dirigidas a distinguidos personajes, La vida de San Desibodo, La vida de San Ruperto, conde de Binghen, discursos y tres libros de revelaciones, junto con la explicación de la regla de San Benito (cfr. J. Lascoé, págs. 16-17; S. M. Mirakles, pág. 38).
Santa Teresa de Jesús (1515-1582).– Gran santa y mística española, reformadora de la Orden del Carmen, fundadora de muchos conventos. Recibió innumerables favores de Dios.
Sor Alfonso María (1814-1867).– Conocida con el nombre de «extática de Niederbronn» (Alsacia), fundadora de la congregación de Soeurs du Très Saint Sauveur. La mayor parte de sus profecías ya se han cumplido.
Ver sobre ella: Mgr. L. Cristiani, L’Extatique de Niederbronn, Elisabeth Eppinger ou Mére Alphonse Marie, Fayard, París, 1958, con Imprimatur.
Sor Catalina Filljung (1848-1915).– Virgen lorena, extatica, estigmatizada, ofrecida a la Justicia Divina como víctima de expiación. Sus profecías, que se escalonan desde 1873 hasta su muerte, son notables por su precisión. Algunas ya se han realizado (guerra de 1914 — leyes antirreligiosas), otras están en curso de realización (casamiento de sacerdotes…). Ella previó que Santa Juana de Arco vendrá en socorro de Francia.
Sobre ella pueden leerse: Eugéne Ebel, Soeur Catherine, Ed. Tequi, París, 1928; Mére Marie Rose de Jesus, Notes Biographiques Sur la Mystique Lorraine Catherine Filljung, Religieuse Dominicaine, Fondatrice de L’Orphelinat de Biding.
Sor de Bourg (Siglo XIX).– Nativa de Toulouse, vivió en la primera mitad del siglo XIX. Fue hija de un mártir de la Revolución Francesa. Fundó en Limoges la congregación de «Soeurs du Sauveur». Colmada por Dios de gracias extraordinarias, recibió revelaciones preciosas sobre el porvenir de Francia, que ella escribió bajo el nombre Vues Interieures (cfr. M. Servant, pág. 91).
Sor de la Nativité (1731-1798).– Jeanne La Royer, en religión Sor de la Nativité, del convento de las clarisas de Fougéres (en 1752). Favorecida desde su infancia por visiones y revelaciones. Su confesor, el P. Genet, escribió un relato de estas visiones. Para este trabajo fue utilizada una copia xerox del original, Ed. Beaucé Lib., Paris, 1819, 2ª ed. En el tomo III, de las págs. 300 à 313, se encuentran numerosas aprobaciones de autoridades eclesiásticas, francesas e inglesas (cfr. M. Servant, pág. 206).
Sor Helena Aiello (+1961).– Religiosa italiana, estigmatizada. Falleció en 1961.
Sor María Adalfuna (1814-1867).– Enfermera, entró en una orden de agustinas y se ofreció a Dios como víctima por los pecadores.
Sor María Angélica Millet (1879-1944).– Charlotte Millet, en religión Sor María Angélica, nació enferma, vivió durante sus cuarenta y tres años de claustro — en la Visitación de Santa María, de Caen — una perpetua agonía de sufrimientos. Ofreció su vida por el Reino de Paz de Nuestro Señor. Sus escritos están parcialmente contenidos en el libro Dis… Ecris, imp. Loiez, Saint Omer, 1949, con Imprimatur de 1948. Reeditado por Resiac en 1972. Su biografía ha sido publicada en 1945 con el Imprimatur del obispo de Bayeux, con el título de Dans le rayonnement du mystère de Gethsémani (cfr. M. Servant, págs. 644-645).
Sor María de Jesus Crucificado (1846-1878).– Nació en Palestina, murió en el Carmelo de Belén en olor de santidad, carmelita conversa, estigmatizada. Su vida estuvo llena de sufrimientos excepcionales y maravillas brillantes. Es invocada como protectora de los Santos Lugares. Su causa de beatificación fue introducida en Roma (cfr. M. Servant, pág. 63).
Esta religiosa tuvo el don de profecía, envió varias veces importantes comunicaciones a la Santa Sede concernientes a los intereses de la Iglesia. Como testimonio de benevolencia, el Cardenal Antonelli le envió una bella medalla de Pío IX (cfr. A. Marty, pág. 63).
Ver sobre ella: P. Denir Buzy S.C.J., Vie de Soeur Marie de Jesus Crucifié, Éd. Saint Paul, París, 1926.
Sor María de los Dolores y Patrocinio (1811-1891).– Concepcionista española, abadesa, fundadora y reformadora de los conventos de su orden; estigmatizada, favorecida con toda clase de gracias y dones sobrenaturales. Tuvo el don de profecía y prácticamente todo lo que previó se realizó. Perseguida y calumniada de la manera más vil por las sectas masónicas y los liberales. Desterrada varias veces. La misma Reina Isabel II de España dijo que fue víctima por los pecados de la Familia Real. Ejerció gran influencia sobre la Soberana. Entre los favores especialísimos se debe destacar la milagrosa imagen de Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias, que le fue entregada por la misma Santísima Virgen y el Arcángel San Miguel, en una aparición.
Sor María de Saint Pierre (1816-1848).– Religiosa carmelita francesa, muerta en olor de santidad en el convento de Tours. Tuvo revelaciones de Nuestro Señor Jesucristo. La primera fue el 26 de agosto de 1843.
Esta es la religiosa que tuvo la revelación del Pequeño Evangelio del Santo Nombre de Jesus, tan ampliamente difundido en los medios católicos antes del Concilio Vaticano II.
Sobre ella ver: Louis Van Den Bossche, Le Message de Soeur Marie de Saint Pierre, Carmel de Tours, 1954; P. Ecee, Soeur Marie de Saint Pierre, Messager du Coeur de Jesus, 1935.
Sor María Deluil Martiny (1841-1884).– Fundadora de las Filles du Sacre Coeur de Jésus, en Marsella.
Sor María des Vallées (1590-1653).– Sometida desde su infancia a los más terribles malos tratos familiares, ella sufrió de los 19 a 24 años todas las penas de los condenados; después ella cargó, de los 27 a los 39 años, el desbordamiento de la Justicia de Dios, y conoció los atroces dolores del abandono de Jesús sobre la Cruz. Sus visiones del Sagrado Corazón de Jesús llevaron a San Juan Eudes (1601-1680), su director espiritual, a instaurar y propagar el culto del Sagrado Corazón de Jesús. San Pío X, el 11 de abril de 1909, proclamó a San Juan Eudes como Doctor y Apóstol de la devoción a los Sagrados Corazones (cfr. M. Servant, pág. 621).
Sor María Lataste (1822-1847).– Religiosa francesa en la Congregación del Sagrado Corazón. Favorecida por numerosas comunicaciones de Nuestro Señor, además del don de profecía. El eclesiástico encargado por el obispo de Aire, de examinar sus obras, dijo: «Hay en sus escritos, un soplo de inspiración, una paz, una sencillez tan dulce y una unción tan profunda que a la simple lectura se debe descubrir allí, a Dios y a su Espíritu».
Sus escritos completos están en La Vie et les Oeuvres de Marie Lataste, Ed. Bray, Paris, 1862 (cfr. Temporum, pág. 133; M. Servant, pág. 271; J. Lascoé, pág. 146).
Sor María Rafols (1781-1853).– Fundadora en Zaragoza de las Hermanas Hospitalarias de Santa Ana. Tuvo frecuentes visiones y recibió del Sagrado Corazón numerosas revelaciones. Una parte importante de sus escritos proféticos y místicos ha sido encontrada solamente en 1930 (cfr. M. Servant, pág. 721).
Sor Mariana de Jesús Torres (1563-1635).– Religiosa concepcionista española, fue una de las fundadoras del convento de su Orden en Quito, del cual llegó a ser abadesa. Recibió innumerables visiones y revelaciones de Nuestro Señor y de Nuestra Señora, bajo la invocación del Buen Suceso. Dotada del don de profecía. La característica más saliente es que sus predicciones están dirigidas al siglo XX, en el cual la Imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso — que la misma Santísima Virgen le ordenó hacer — bien como la devoción a esta invocación, tendrían una especial importancia.
El cuerpo de Sor Mariana en 1885 estaba incorrupto, flexible y de él se desprendía un perfume de azucenas; por orden de la jerarquía eclesiástica fue depositado junto con el de las otras fundadoras — consta que también están incorruptos — en un recinto murado al cual no se tiene acceso.
La mayor parte de sus profecías y de las enseñanzas de Nuestra Señora se encuentra en un «cuadernón», que está extraviado. Solo hay un resumen, en que es de notar la insistencia de Nuestra Señora en hablar sobre la decadencia de la Iglesia cuyo auge será en el siglo XX, y en la futura restauración de la fe por medio de un hombre providencial, «muy querido de aquellos tiempos».
En muchas revelaciones Nuestra Señora se refiere al convento de las concepcionistas de Quito, diciendo que pasará por todo tipo de pruebas y tormentas, mas que en él siempre habrá almas fieles y santas que conservarán la verdadera fe. Se puede ver en sus tribulaciones una figura de las borrascas por las cuales pasará la Iglesia de Dios.
Sor Palma María Addolorata Matarelli D’Oria (1825-1872).– Estigmatizada, vivió como religiosa en un convento cerca de Tarento [Italia].
Sor Rosa Colomba Asdente (1781-1847).– De noble familia del Piamonte, a los trece años tomó el velo de las dominicanas en la ciudad de Taggia, diócesis de Ventimiglia. Pasó casi toda su vida en el convento de las Dominicanas de Santa Catalina de Siena. Las visiones proféticas le eran como que habituales. El proceso verbal de las mismas está depositado en el obispado de Ventimiglia. Predijo la caída y exilio de Luis Felipe y muchos acontecimientos de la Revolución en Italia (cfr. M. Servant, pág. 300; Temporum, pág. 101).
Teresa Higginson (1844-1905).– Institutriz inglesa, se caracterizó por una fidelidad heroica a su deber de estado. Rezó mucho por la conversión de Inglaterra, recibió los sagrados estigmas.
Ver sobre ella: Cecil Kerr, Teresa Higginson, Servante de Dieu, épouse du Crucifié; o La Vida Maravillosa de una Institutriz libre Inglesa, Sierra Printing and Lithe, Fresno, California, 1926, con Imprimatur del Arzobispo de Westminster. Publicada en la traducción francesa del abbé Billé, Desclée de Brouwer, Paris, 1935. Reeditada em 1972 en las Ediciones Saint Michel à Saint Céneré.
Venerable Bartolomé Holzhauzer (1613-1658).– Sacerdote alemán muerto en olor de santidad. Dotado de ciencia profunda y favorecido por el don de profecía; escribió muchas obras, la más célebre es una interpretación del Apocalipsis. Se dedicó también a la reforma del clero secular, reorganizando la vida en común entre ellos.
Venerable Fray Jacinto Coma (Siglo XIX).– Franciscano español, predicador eminente, muerto después de 1849 con una gran reputación de santidad. Su proceso fue introducido y goza del título de Venerable.
Venerable Isabel Canori Mora (1774-1825).– Terciaria trinitaria, falleció el 5 de febrero de 1825 en olor de santidad, en Roma, donde había nacido el 21 de noviembre de 1774. Tubo una vida tan santa, que era la edificación de todos. Las personas que la conocían se encomendaban a ella y se consolaban mucho visitándola, al considerar que estaban ante una santa cuando se hallaban en su presencia.
Demostró su espíritu profético con numerosos vaticinios que el tiempo confirmó plenamente.
Estubo casada con Cristóbal Mora, hombre de costumbres muy desarregladas y de muy mal carácter, por lo cual tuvo que sufrir mucho de él. Cuando estaba para morir, sus amigas le recomendaron que en el cielo se acordase de su marido. Ella les contestó: «Veis como es; incrédulo e irascible? pues con el tiempo llegará a ser sacerdote y religioso».
A los cinco años de la muerte de Isabel, ingresó Cristobal Mora en la Orden de los Franciscanos Conventuales, fué ordenado sacerdote, dedicándose con gran celo al ministerio de la confesión y a las prácticas de piedad.
Isabel fue favorecida con muchas visiones sobre el estado presente y futuro de la Iglesia (cfr. E. López Galuá, págs. 45-46).
Venerable Sor Magdalena de la Cruz (Siglo XVII).– Fundadora de los Monasterios Macacense y Macinense en China. Escribió en 1640 el libro Nova Floresta Franciscana. Hizo varias profecías a respecto de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, que tendrá muchas consecuencias. Entre ellas la caída de los ídolos de Japón y de China.
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Apariciones
Heede (Alemania) — Mensajes de Nuestro Señor y Nuestra Señora (1937-1946).– Videntes: cuatro niñas de doce a catorce años, Anni Schulte, Grete y Maria Gasebforth, y Suli Bruns.
Lipa (Filipinas) — Mensaje de Nuestra Señora (1948).– Vidente: una joven religiosa del Carmelo de Lipa.
Marienfeld (Alemania) — Mensaje de Nuestra Señora (1940 y 1946).– Vidente: Barbel Ruess.
Montreal (Canadá) — Mensaje de Nuestra Señora (Siglo XX).– Vidente: Sor Grise de la Charité.

TOMADO DE: SANTA IGLESIA MILITANTE.

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